– ?Es la policia! -oyo gritar a Maximo-. ?Ya es nuestro!

Corrian codo con codo, a la par. Maximo se desvio un poco, para sortear un automovil. Eloy no. De un salto se subio a su capo, y de el paso a otro vehiculo, como si acabase de encontrar un atajo aereo.

– ?Mosca, maldita sea! -volvio a oirse la voz de uno de los policias.

Eloy salto a un tercer coche.

El camello ya no estaba a mas de diez metros.

Aunque iba a salir de entre los vehiculos aparcados, para volver a correr en linea recta.

Hizo un ultimo esfuerzo. Ahora el iba en cabeza. Un ultimo esfuerzo por Luciana, por su vida.

El amor, tanto como el odio, pusieron las definitivas alas a sus pies.

Su perseguido giro la cabeza, como si percibiera su aliento.

Y entonces…

El camello resbalo, piso algo, o fue su propia velocidad. Fuere como fuere sus piernas salieron disparadas hacia arriba, mientras el resto de su cuerpo se le quedaba atras. Manoteo en el aire, sorprendido, un breve instante.

Despues cayo al suelo, de nuca.

El grito de victoria de Eloy se confundio con el sordo ruido del craneo humano astillandose, lo mismo que una cascara de huevo vacia. Fue audible desde la distancia.

El camello reboto junto a una acera.

Llevaba algo en la mano.

Un paquete pequeno que a duras penas, y mas por instinto, consiguio echar por el agujero de la alcantarilla que quedaba alli, a su alcance, antes de quedarse definitivamente quieto.

– ?No! -aullo Eloy comprendiendo de que se trataba.

91

(Negras: Rey e5)

Fue el primero en llegar, pero no se ocupo del caido, ni de la mancha de sangre que iba formandose bajo su cabeza. Se abalanzo sobre el agujero de la alcantarilla, como si quisiera meterse por el.

El ruido del agua corriendo por abajo le golpeo los sentidos como si fuera un punetazo en la conciencia.

– No… -volvio a decir envolviendo su expresion en un gemido de desaliento.

Maximo se arrodillo al lado del camello.

Santi llegaba ya, lo mismo que los dos hombres por el otro lado. Cinta aun estaba lejos.

– Esta… muerto -dijo Maximo.

Eloy se incorporo, pero solo para quedar sentado en el bordillo.

Desde alli miro el cadaver con su odio final. No tenia que registrarle para saber que ya no llevaba ninguna pastilla encima.

92

(Blancas: Rey e3)

Mis peones acosan. El fin esta cerca. Jaque.

Una jugada mas y…

Jaque mate.

Quiero vivir.

93

(Negras: Rey d6)

Vicente Espinos y Lorenzo Roca llegaron junto al cuerpo de Poli Garcia jadeando, mas el primero que el segundo. Fue este ultimo el que se inclino sobre el cadaver para ponerle los dedos indice y medio de su mano derecha en el cuello.

– Muerto -dijo rotundo.

El inspector miro directamente a los tres muchachos. Cinta se acercaba ya mas despacio, muy lentamente, con los ojos muy abiertos ante la escena.

Tambien Maximo miro al policia.

– Nosotros… -intento decir.

– Ya no importa -le detuvo Espinos-. Tranquilos.

Lorenzo Roca registraba al camello. De uno de los bolsillos de la chaqueta saco un monton de dinero. Del otro un simple papel, el ticket de una consumicion cualquiera en un bar cualquiera.

– No lleva pastillas, jefe -dijo Roca-. Esta limpio.

– Las arrojo a la alcantarilla -dijo Eloy en un hilo de voz-. Fue lo ultimo que hizo antes de morir.

La sangre, buscando cauces en el suelo por los que fluir, tambien se dirigia ya con espesa paciencia hacia la misma alcantarilla.

Cinta llego al lado de Santi. Se le colgo del brazo tan agotada como asustada.

Vicente Espinos cogio el dinero que llevaba encima el Mosca. Lorenzo Roca se quedo con el pequeno ticket blanco en la mano.

– Bar Restaurante La Perla -leyo en voz alta.

Su superior le miro inquisitivamente.

– ?De cuando es ese ticket? -pregunto.

– Lleva fecha de hoy.

Espinos arqueo las cejas.

– Hace tiempo que sabemos que es la tapadera de Alex Castro y su gente, pero nunca le hemos pillado nada -comento-. Hasta hoy.

– ?Cree que habra suerte? -pregunto Roca.

El inspector de policia asintio con la cabeza un par de veces, pensativo. Empezo a sonreir.

– Si, creo que si -dijo.

Las «lunas» eran nuevas, tenian que estar en alguna parte. Tal vez…

Se arremolinaba gente en torno a ellos. Incluso se escucho una sirena policial.

– Llama al departamento, Roca -se puso en marcha Vicente Espinos-. Vamos a por Castro.

– Si, jefe.

– Y vosotros iros a casa, ?de acuerdo? -les ordeno a ellos.

Eloy, Maximo, Cinta y Santi le obedecieron.

– Senor… -trato de hablar Eloy.

– Se lo que buscabais y por que, chicos. No os preocupeis. Ahora marchaos.

94

(Blancas: Rey e4, Jaque Mate)
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