directamente implicada en una muerte.
Se pregunto como seria una carcel egipcia y si los «amigos» americanos la sacarian del lio, aunque fuese inocente y solo hubiese querido ayudar evitando que Shasha saltara.
– No pone cosas faciles, senorita Georgina Mir.
– Oiga, yo intentaba salvarla. Fue su policia la que metio la pata.
– Testigos dicen que usted mucha fuerza.
– Hago ejercicio.
– La vieron alzarse del suelo…
– ?Que? -intento evitar la palidez.
– Levitar -puntualizo Kafir Sharif-. ?Se dice asi? No se habia dado cuenta. No lo noto. Estaba concentrada en retener a la mujer.
– No diga estupideces.
– Yo no. Testigos.
– Anochecia. Eso induce a la confusion. ?Por quien me toma?
– No se. Diga usted.
– Mire, si usted hubiera hecho su trabajo, esto no habria sucedido.
– ?Mi trabajo?
– Si hubiera ido a interrogar a los amigos del profesor Nieto, como he hecho yo, sabria que el arqueologo mantenia una relacion con esa mujer. He ido a verla, nada mas. Ha sido mi unica participacion en este embrollo. Pero al verme ha echado a correr.
– ?Por que usted no avisa a mi?
– No se me ocurrio que ella estuviese implicada -mintio.
– Yo pensaba interrogar a los amigos del profesor manana. Todo a su tiempo -suspiro el inspector.
– Pues ya no hay tiempo de interrogar a esa mujer -plego los labios-. Ella ha muerto y se acabo. Se ha llevado su secreto. ?Por que no fue antes a ver a sus companeros de excavacion?
– Todos tienen coartada. Policia de Luxor confirmo estaban alli noche de asesinato.
– ?Evidentemente que no le mato ninguno de ellos! ?No se trata de eso! -Joa se desesperaba.
Kafir Sharif no se inmuto.
– ?Que contaron amigos de profesor?
– Solo uno conocia esa relacion.
– Nombre.
– Haruk Marawak.
– ?Que conto el senor Haruk Marawak?
– Que Gonzalo Nieto se habia enamorado de una mujer egipcia y que era feliz. Vivia en su casa cuando venia a El Cairo.
– ?Historia de amor?
– Una trampa.
– ?Que clase de trampa?
– Inspeccione el cadaver, ?quiere? Esa mujer lleva un tatuaje en el brazo. Un escarabajo. ?Le dice algo?
– Simbolo egipcio.
– Como el gato y el ojo, ?maldita sea! ?Simbolos tambien de los Defensores de los Dioses! ?Un signo, un vigilante; dos signos, un soldado; tres signos, un lider, un heredero directo de los sacerdotes de la Antiguedad! ?Yo tambien hago mis deberes, inspector Kafir Sharif!
Dijo «inspector Kafir Sharif» con el mismo acento que el empleaba cuando decia «senorita Georgina Mir», calcando su tono.
Se estaba pasando. Pero es que estaba harta. Y combativa.
– ?Por que enfada?
– Porque usted sabe mas de lo que dice.
– Si se, no puedo compartir con usted. Usted si deberia compartir conmigo.
– Es lo que estoy haciendo, ?no? Kafir Sharif lo considero.
– ?Sabe mas?
– Alguien ha intentado matarme en Karnak. 0 por lo menos asustarme.
Eso le hizo abrir los ojos.
– ?Quien?
– Un individuo que me siguio aqui, en El Cairo. Chilaba blanca, barba y un tatuaje de un gato en el brazo. Otro guardian.
– Olvide fantasias, por favor.
– ?Otro guardian!
– ?Como escapa? -hizo un gesto de resignacion.
– Un grupo de turistas me auxilio -mintio-. Entonces el tipo huyo.
– Usted si es como gato. Siete vidas.
– Quiero irme al hotel -se rindio al agotamiento-, ?de acuerdo? Ya he prestado declaracion. Esa mujer se suicido. No se mas de lo que le he dicho, compruebelo. Le toca a usted investigar quien era, si tenia amigos y por que se ha aterrorizado al verme.
– Yo investigo, descuide.
– ?Me dira algo?
– No. Pero quiero hacer ultima pregunta -dijo el policia.
– Hagala.
– Imagine que Defensores de los Dioses existen, como usted dice, o que personas copian sus metodos o han vuelto a crear culto, ?si? Mi pregunta es: ?que encontro senor Gonzalo Nieto para que ellos asesinen?
Se estaba acercando.
– No lo se.
– El llamo a usted y usted viene, pero el muere.
– Exacto. Si encontro algo, lo que fuera, le mataron antes de que me lo revelara.
– ?Tesoro egipcio, senorita Georgina Mir?
– Lo dudo.
– ?Por que fue a Karnak?
– Turismo. ?Quien es capaz de estar alli y no visitar el Valle de los Reyes…?
Kafir Sharif dio un par de pasos. Se detuvo en la ventana. La vista del exterior no era ninguna maravilla, pero el la contemplo como si fuera la primera vez que la veia, tomandose su tiempo, tratando de jugar con ella, de pillarla en un contrasentido.
?Realmente habia levitado para impedir que Shasha Bayik saltase?
El interrogatorio tocaba a su fin.
– Seria mejor que se fuese -La voz del inspector era conminante-. Usted trae problemas.
– ?Yo no traigo problemas!
– Ya no tiene nada que hacer aqui -dejo de mirar por la ventana para volver a centrar sus ojos en ella-. ?Manana?
– Ya es manana -le hizo ver la hora-. Necesito dormir. Y quiero ver las piramides. Cuando consiga un billete de avion lo hare.
– Usted rica. Consigue pasaje en primera ya.
– ?Hay alguna ley que me prohiba quedarme?
– Puedo encerrarla por muchos motivos. Vuelva a
casa.
Volver a casa.
Vacia y sin respuestas.
No quiso decirle que eso no lo haria nunca. No mientras le quedase un cartucho por disparar. Y tenia uno.
