con David y Amina, sin tener la menor idea de como saldrian de la cruz del Nilo cuando regresara.
– Papa, mama me ha contado… ?Crees que podre hacerlo?
– Si estas aqui, si has hecho este enorme viaje tu sola, claro que podras encontrar esos cristales y llegar a Stonehenge antes de que sea inevitable. Eres fuerte.
– No, no lo soy.
– ?Lo eres! Fuerte y tozuda. Y tienes los genes de una civilizacion superior. No lo olvides.
– No quiero mis poderes, papa. Nunca los he querido.
– ?De que tienes miedo?
– De ser un monstruo.
– Solo se es un monstruo cuando uno olvida la razon de vivir y antepone el egoismo a todo lo demas, cuando se aniquilan en el alma terminos como la honradez, el respeto, la esperanza… Utiliza sabiamente tus poderes. No hacerlo, renunciar a lo que eres, seria una cobardia.
– ?Y si no existe un limite?
– Existe.
– ?Y si es una carga que no quiero?
– Las cargas no las escogemos nosotros. Nos vienen impuestas. La clave es convertirlas en voluntad para dominarlas y utilizarlas de la mejor forma posible.
– Hija, has de irte -los interrumpio su madre.
– Tiene razon -manifesto el.
– Un poco mas…
– Ahora, hija. Ahora.
Los vio juntos. Juntos como tantas veces habia sonado.
– No me dejeis toda la vida sin…
– Te lo prometemos.
Quiso abrazarlos por ultima vez.
Pero su imagen perdia fuerza.
Consistencia.
Joa sintio que una poderosa fuerza tiraba de ella, hacia atras, apartandola de la luz.
Continuo mirando a sus padres, empequenecidos en la distancia.
Hasta que desaparecieron, y la luz con ellos.
Cerro los ojos y supo que no volveria a abrirlos hasta llegar a su destino.
59
Sentia amargura. Pero tambien compromiso. Ahora la enviada era ella. Las nuevas hijas de las tormentas eran Amina, Indira y ella. La Tierra dependia de la extrana fuerza derivada de la union de cinco cristales, de los que solo tenian tres.
Y el tiempo apremiaba. Escucho un grito.
No le presto atencion. Su propia alma era un grito. Escucho un estruendo.
Tampoco le presto atencion. Su propia mente era un caos.
– ?Joa!
Alguien la llamaba. Alguien con la voz de David.
– ?Joa, vuelve, por Dios!
Intento abrir los ojos pero no pudo. Como en los malos suenos. Su cuerpo estaba en la cruz pero su espiritu todavia no.
– No os he preguntado vuestro nombre… -suspiro. Seguirian siendo «ellos».
– ?Joa, no hay tiempo!
El estruendo era mayor. Y ahora, ademas de los gritos y ese ruido, noto un zarandeo.
Otra vez David:
– ?Joa!
?Y Amina? ?Donde estaba su hermana?
– ?No puedo moverte, es como si pesaras una tonelada!
– ?David?
Ahora si, abrio los ojos.
Su mente fue una con su cuerpo.
– ?Joa! -exhalo el.
Le basto un segundo para darse cuenta de la realidad, comprender el alcance del peligro. David la sujetaba por los brazos y su rostro reflejaba todo el miedo que sentia. Joa miro el techo de la cueva.
Las rocas caian a su alrededor. Enormes bloques que llovian desde las alturas, abriendo un enorme boquete sobre sus cabezas.
– ?Que ha… pasado?
– ?La vibracion! ?La cueva no lo ha resistido! ?Ha sido como una sacudida! ?Hemos de salir de aqui! Salir de alli. ?Como?
Se levanto. Volvia a ser ella. El circulo metalico seguia vibrando enloquecido, y todavia emitia luz, aunque se apagaba de forma muy rapida. Amina continuaba sentada, en trance.
– ?Amina!
– ?Tampoco puedo moverla a ella! -David lo intento sin exito-. ?Si no nos vamos, moriremos los tres!
– ?No podemos irnos sin Amina!
– ?Joa, cuidado!
Una roca se estrello a unos metros de ella. Todo el suelo de la cueva vibro de manera dramatica, como si la piedra se hubiera hundido en su corazon.
Amina todavia no habia regresado.
Joa se puso a su lado, le hablo al oido.
– Amina, ahora, ahora, ?ya! ?No puedes quedarte flotando en la eternidad!
El desnivel del suelo empezo a cambiar, grado a grado. Quiza estuviesen encima de otra gran cueva, tal vez la plataforma metalica tuviese un sistema tecnologico que lo sustentara por debajo. Era imposible saberlo.
Y tampoco importaba ya demasiado.
David esperaba, con los ojos desorbitados.
– Amina… -le susurro Joa.
Un jadeo.
Una respiracion profunda.
Una mirada.
– ?Que…?
– Hemos de irnos ya -le beso la frente.
La plataforma se inclino casi diez grados. Dos de los cristales resbalaron por ella tras salirse de sus huecos. Iban a perderlos.
– ?David!
Se echo encima del circulo. Con la mano izquierda atrapo el de Joa. Los dedos de la derecha rozaron el de los dogones, que se acerco peligrosamente al limite. Tambien David resbalo hacia el, porque mas alla se abria ya una sima.
Amina reacciono entonces. Primero detuvo el cristal. Luego a David. Despues hizo que el cristal llegara a la mano derecha de el.
– Vamonos -se puso en pie para coger el suyo.
Se apartaron del centro. Las rocas eran cada vez mayores y caian con mayor profusion. El resplandor del dia iluminaba ahora todo aquel espacio. Por entre un griterio ensordecedor, de pronto, los murcielagos ocultos en la otra camara empezaron a volar en todas direcciones. Se hizo una nueva oscuridad. Joa, Amina y David buscaban el amparo de los laterales, pero era como si la cueva, toda la inmensidad de la cruz del Nilo, hubiera dejado de