Mis nietos me visitan a menudo. Tengo muchos y me intereso por ellos y les gusta oirme contar historias del pasado.
Solo un acontecimiento me altero durante estos anos. Fue que el ano de la muerte de la Reina, Robert Dudley, el hijo que Leicester tuvo con Douglass Sheffield, intento demostrar que habia habido un matrimonio legal entre sus padres. Naturalmente yo no podia admitir que lo demostrase, pues en caso de hacerlo, me habria visto despojada de la mayor parte de mi herencia.
Fue un pleito desagradable, como suelen ser esos pleitos, en los que existe siempre el temor de que pueda demostrarse que es cierto lo que se pretende.
Aquel hombre odioso insistio en que su padre y su madre habian contraido matrimonio y que el era realmente hijo legitimo de Leicester.
El habia estado con Essex en Cadiz, y cuando regreso, viudo, empezo el problema, pues se caso y su esposa era hija de un caballero muy energico, Sir Thomas Leigh de Stoneleigh. Fue este hombre quien le incito a llevar el caso ante los tribunales. Y lo hizo, y me alegra decir que nada consiguio. Tan furioso se puso que solicito permiso para ausentarse por tres anos del pais.
Concedido el permiso, abandono Inglaterra, llevandose consigo a su bella prima, a quien tuvo que vestir de muchacho y hacerla pasar por paje suyo. Dejo a su esposa y a sus hijos en Inglaterra y jamas volvio, asi que no era hombre que se tomase en serio sus responsabilidades.
Penelope siguio su azarosa vida. Tras la muerte de Essex, Lord Rich se divorcio de ella y ella y Mountjoy se casaron. Hubo una gran disputa respecto a este matrimonio, oficiado por el capellan de Mountjoy, Laud. Segun muchos, Laud no tenia derecho a casar a una mujer divorciada. Laud se quejo durante muchos anos de que esto habia impedido su ascenso, aunque habria de encumbrarse mas tarde.
El pobre Mountjoy, aunque habian llovido sobre el honores y se habia convertido en conde de Devonshire, no vivio mucho despues de su matrimonio. Murio en 1606, tres anos despues que la Reina. Y Penelope le siguio un ano despues.
Me dejo varios nietos, no solo de Lord Rich, sino tres de Mountjoy: Mountjoy, Elizabeth y St. John.
Resultaba extrano seguir viva mientras mi hija habia muerto. Pero tal era mi destino. A veces pensaba: Vivire eternamente.
Mi hija Dorothy murio en 1619, tres anos antes de que su marido saliese de la Torre mas blanco de lo que le habian enviado alli en la epoca del complot de la polvora, por sospechoso de participar en el. Le habian privado de todas sus posesiones y condenado a estar preso alli el resto de su vida; V ahora conseguia su libertad, tras dieciseis anos, por mediacion del marido de su hija. Fue un matrimonio de lo mas desdichado, y Dorothy habia recurrido muchas veces a mi para escapar de el.
Cuando murio, yo me acercaba a los ochenta, pero aun seguia viva.
He visto tantas cosas en mi larga vida… Pude ver como subia al patibulo Sir Walter Raleigh. No habia podido confundir a Jaime como habia confundido a Isabel. Me entere de que habia dicho al bajar la cabeza al hacha del verdugo: «Que importa que la cabeza caiga si no cae el corazon.» Sabias y valerosas palabras, pense, en un enemigo de Essex.
Sentada en mi aposento de Drayton Basset, pense en Raleigh, en como habia sido en otros tiempos. Apuesto, arrogante, seguro de si mismo. Asi caen los poderosos.
Y tambien a el le sobrevivi.
Murio el Rey y subio su hijo al trono (el apuesto Carlos, a quien vi una o dos veces). Hombre de gran dignidad. La vida habia cambiado. Jamas volveria a ser como habia sido bajo la gran Isabel. Nunca habria otra como ella. Como se habria entristecido al ver a su amada Inglaterra caer en manos de los Estuardo. ?El derecho divino de los Reyes! ?Cuantas veces oimos esa frase! Ella lo habia creido, por supuesto, pero al mismo tiempo habia sabido que el soberano reinaba por voluntad del pueblo, y jamas habia decepcionado al pueblo pudiendo evitarlo.
Jaime… Carlos… que sabian ellos de los dias gloriosos en que los apuestos caballeros de la Corte rodeaban a la Reina como mariposas a la luz de la vela y los mas inteligentes sabian no quemarse las alas. Sus amantes… todos ellos, pues todos la habian amado y ella les habia amado a todos. Pero, en realidad, todo eran fantasias suyas. Su verdadero amor fue Inglaterra.
Su muerte despojo a mi vida de algo vital, lo cual resultaba extrano, pues ella me habia odiado y no podia decirse que yo la hubiese amado. Pero ella fue parte de mi vida, igual que Leicester… y una parte de mi murio con ellos.
Esta tranquila anciana en su casa solariega de Drayton Basset, pendiente de sus colonos, interpretando el papel de dama dadivosa y caritativa, arrepintiendose de sus locuras juveniles para asegurarse un lugar en el cielo… ?es esta Lettice, la condesa de Essex, condesa de Leicester y esposa de Christopher Blount? ?Pobre Christopher! En realidad, el no conto. Cuando Leicester murio, yo ya habia dejado de vivir peligrosa y gloriosamente. Y todo esto vivi yo. Todas estas personas pasaron por la vida, interpretaron sus papeles y murieron mientras yo seguia viviendo.
Ahora que he escrito esta historia del pasado, lo vivo todo de nuevo tan vividamente que parece que hubiera sucedido ayer. Si cierro los ojos, pienso a veces que al abrirlos voy a ver a Leicester inclinado sobre mi, alzandome para besarle, despertando en mi aquel deseo que a los dos nos parecia irresistible. Puedo pensar que estoy en el tocador de la Reina y que, de pronto, recibo un pellizco en el brazo porque estoy distraida y me olvido de pasarle sus gorgueras.
veo que estamos los tres, codo con codo: Isabel y Leicester… yo al fondo… tan importante para ellos como ellos para mi. Luego, extranamente, Essex, la Reina, yo.
ellos han muerto y yo sigo viva.
Tengo noventa anos. Soy muy vieja. Puede perdonarseme por imaginar a veces que estoy en el pasado.
Lo que mas me gusta es que venga a verme mi nieto Essex. Es hombre de gran vigor, muy puntilloso en defensa de la justicia, un hombre que cumplira con su deber, por muy desagradable que sea. No busca grandes honores. Es un gran soldado… no se parece nada a su padre.
Espero que mi nieto venga a verme pronto. Puede ser que venga en Navidad. Me gustaria verle entonces. Me habla mucho del Rey y del parlamento y de los problemas que hay con su Iglesia. Cree que un dia habra un choque catre el Rey y el Parlamento y el
Le digo que habla como su padre, temerariamente. Pero en verdad esta muy lejos de ser temerario.
Se sienta aqui ante mi, con los brazos cruzados, mirando hacia el futuro.
?Que ganas tengo de que llegue Navidad!
A primera hora de la manana del dia de Navidad del ano 1634, cuando sus doncellas entraron en su aposento de Drayton Basset, la encontraron como pacificamente dormida.
Estaba muerta.
Leicester habia muerto hacia cuarenta y seis anos, e Isabel treinta y uno.
Ella tenia noventa y cuatro anos.
LTC Julio 2011
Notas a pie de pagina
1 Cat, de Catalina, significa tambien «gato» en ingles. (N. de los T.)
2juego de palabras entre Walter y weites (agua). (N. de los T.)