Angel Maria Gonzalez Villanueva

Departamento de Veterinaria

Universidad de Barcelona.

14 de diciembre de 1995

Andres Miguel Esteve Puig

Facultad de Filologia Clasica

Universidad de Barcelona.

Querido Andres:

Hace unos meses, una mujer de la limpieza encontro en el laboratorio un paquete abierto que contenia estas paginas que te adjunto. Han estado durante un tiempo prudencial en nuestra secretaria, pero nadie ha preguntado por ellas. Un ayudante mio me ha dicho que cree que una tarde vinieron aqui unos estudiantes de tu facultad. Como, ademas, esas hojas parecen una novela -intitulada y anonima-, he pensado que tal vez alguien que tu puedas conocer las haya perdido. Aprovecho para felicitarte las fiestas y desearte un prospero ano nuevo,

Angel Maria

– Hombre, Lorenzo, ?que tal estas? He leido tu ultima novela. Me parecio muy interesante el tratamiento que le das al final, cuando nos llevas a sentir que el personaje no se da cuenta de por que se ha quedado solo.

– Miguelito lo explico muy bien en su critica. Por cierto, nuestro mecenas esta muy pesadito con la novela de Lopez. Le quiere dar el premio.

– Si, ahora le ha dado por los desconocidos. Piensa que venden mas y tiene en la cabeza toda esa payasada de la pureza del premio. Piensa que a la gente le encantan los nuevos escritores, que le gusta descubrir nuevos valores, aunque en realidad no tengan ninguno. Mira, Lorenzo, lo que sucede es que todo tiene un limite y lo de este chico es absolutamente infumable. La novela carece por completo de densidad novelesca, es un jueguecito ridiculo y sin ninguna gracia.

– Vamos de mal en peor, tienes razon. Lo malo de este Lopez es que no es un escritor; lo suyo parece realmente un diario y no porque alli haya un entramado narrativo que cree esa sensacion, sino basicamente porque el autor debe de ser un idiota como el protagonista de esa infamia. El estilo carece absolutamente de coherencia, parece de esos libros que hacen los malos estudiantes, llenos de retazos de frases de otros, memorizadas descuidadamente y pegadas junto con otras frases propias que rompen el ritmo del texto, convirtiendolo en una especie de patchwork absolutamente incoherente.

– ?Y el titulo? ?Que me dices del titulo? «Proyecto de monologo para la soledad de G. H. Gilabert

– Si, es pedante, ridiculo.

– Pues parece que a Maria Eugenia tambien le gusta, quiere votarle. Dice que es muy gracioso que un tipo se desnude asi, que es una novela verdadera, que hay que apoyar a los narradores con esta autenticidad, que Conrad debia de ser un ingenuo de este talante, un individuo que conseguia la grandeza de la epica antigua por la sinceridad infatigable de sus caracteres. No se donde vamos a parar.

– Yo creo que Maria Eugenia esta falta de carino, que necesitaria un novio. Desde que murio su marido no se la folla nadie.

– Lo que esta haciendo ultimamente es una mierda, fijate en su ultima novela, es de un palurdismo intelectual sorprendente.

– Maria Eugenia, he encontrado muy divertido esto del tal Lopez. Me lo he pasado bomba. Este chico puede ser un crack, una especie de Kennedy O'Toole. Yo me lo imagino importunando a las editoriales con su original bajo el brazo, dejando tarjetitas y despues vertiendo toda esa mala leche en su novela.

– Si, a mi tambien me ha gustado mucho, pero por razones distintas, yo creo que el tio es un perverso que ha decidido hacer una parodia de los intelectuales palizas que escriben novelas llenas de extranos mensajes, de digresiones inutiles sobre la figura del heroe, de frases trabajosamente imitadas a Puente, [2] porque ni siquiera imitan a Azorin, estos hijos de puta. Y este Lopez los ha pillado, les esta dando realmente por el culo, esta mostrando su falta de talento, su falta de expectativas; esos escritores son realmente como Lopez se describe parodicamente a si mismo, les esta diciendo: «Os reis del desgraciado de Lopez, de ese tarado esencial, pues bien, reid, reid y mientras seguid construyendo frases vacias, huecas».

– Fijate como se han puesto los puristas. Rojas y el otro. Rojas tiene panico de que esto pueda funcionar. Fijate que el no ha vendido ni dos mil ejemplares de La lluvia se disuelve en las entranas. Estoy contigo, debemos apoyar a Lopez.

– Creo que nuestro editor esta decidido por la opcion de Lopez.

– Si, cree que va a ganar dinero publicando a ese idiota. Yo no se que debe haber leido, pero ahora esta con esa historia del reconocimiento, de la identificacion, de la marca. Dice que quiere vender los libros como si fueran jabones. Piensa que el secreto esta en encontrar jovenes escritores con los que la gente se identifique, con los que la gente piense que esto de escribir es facil, que ellos tambien podrian hacerlo.

– Yo creo que esto es idea de la directora literaria que tiene, que le cuenta cosas que el no comprende y con las que despues fabula. Lo peor es que esta chica tampoco entiende nada, tiene la cabeza llena de serrin.

Lorenzo Carreno hizo una pausa mientras observaba sobre la mesa el monton de novelas finalistas. Luego se acaricio un poco la barba, lleno su vaso de agua y dijo en un tono muy serio:

– Yo me niego a darle mi voto a una novela tan floja, a una novela que no es ni siquiera una novela, que tiene toda la pinta de un diario ingenuo y barato. Estoy absolutamente convencido de que ese tio es asi en la vida real, que como no ha sido capaz de crear un personaje se ha metido a el mismo como protagonista. Yo la veo impresentable; ahora, haced lo que querais, pero si luego las criticas la ponen a parir no me digais que no os lo adverti… Es muy flojita, hombre… La de Maria Parera es muy superior en todo, y la de Garcia Oviedo esta infinitamente mejor escrita… Si quereis, a Lopez hacedlo finalista pero no le deis el premio… Me hariais sentir complice casi de un escandalo…

El editor evito la mirada de Carreno y se limito a depositar su enorme puro sobre el cenicero, esperando oir en la boca de sus aliados los argumentos requeridos para la ocasion.

– Lorenzo -dijo Padrol en tono conciliador-, es evidente que de los cinco que componemos este jurado, tu opinion, como escritor consagrado y experimentado, es la mas importante y la que tendria que fundamentar nuestro veredicto. Estoy de acuerdo contigo en que la de Garcia Oviedo esta mucho mejor escrita que la de Lopez, pero tambien tenemos que pensar en que no le podemos dar el Gracian a una novela tan experimental, a una novela que a duras penas llegaria a los diez mil ejemplares.

El editor volvio a coger el puro del cenicero y se lo acerco a la boca dando una calada y echando el humo hacia arriba, como buscando un espacio mas alto que el conseguido por la pipa de Lorenzo Carreno.

– Lorenzo -dijo por fin, dejando de masticar la punta humedecida del Montecristo-, yo, sinceramente, la de Garcia Oviedo la encuentro aburridisima, y ademas, creo que al final se arma un lio que la hace incomprensible. Lorenzo, por favor, no me hagas dar el premio a una novela que casi nadie va a entender. Mira, ahora se ha puesto de moda esto de la metaliteratura, estos tostones con protagonistas que escriben novelas dentro de otras novelas, que alternan distintas voces en primera persona, que juegan a confundir al lector hasta marearlo; y a mi, la verdad, me parecen todas iguales, un conazo seudointelectual…

– La de Garcia Oviedo la veo bien de finalista -tercio Maria Eugenia Castro-, pero el premio se lo daria a Lopez o a la Parera. Yo estoy de acuerdo en que no se lo podemos dar a una novela tan experimental como la de Garcia Oviedo, a pesar de que haya sido escrita por un escritor tan conocido como el. Ademas, seria casi degradante someter a la mayoria de los lectores a una prueba que pusiera en tela de juicio su inteligencia.

– Pero, cono -dijo contrariado Lorenzo Carreno alzando la voz-, es mucho peor que piensen que los tontos somos nosotros. La de Lopez no tiene nada, no la salvaria ni el mejor escritor haciendo de negro y reescribiendola entera…

– Yo no la veo tan mal -anadio Maria Eugenia Castro-, tiene sinceridad, ingenuidad, frescura, inocencia…

Muchos anos despues, cuando el apenas seria un leve perfil en la memoria de Silvia, ella recordaria la noche en que le pregunto: «?Es el humor una rama del sexo o el sexo una rama del humor?». Todo empezo aquella noche desprovista de simbolos premonitorios en la que Antonio murio.

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