– ?Que esta pasando? -murmuro Cal. Era una pregunta general. Que Toro se la tomara como le diera la gana. Caleb se sentia tan tenso como Rose antes, y en su cara se veian los mismos colores antinaturales. ?Es que Sylvia no era mas que un fallo informatico? ?Habia sido todo un error? Trato de comportarse con normalidad y bajo la mirada para inspeccionar los danos. Sus manos se habian curado por completo. Se acaricio la carne sanada de las palmas sudorosas con el dedo corazon.
– ?Que pasa, quieres que te lo diga yo? -dijo Toro.
– ?Eh?
– Lo que esta pasando. -Estaban jugando a los propositos cruzados, o puede que tuvieran el mismo proposito solo que no pudieran hablar de ello-. Se supone que eres tu el que me lo tiene que contar.
– Ojala pudiera.
– ?Que tal duermes aqui?
– ?Que tal lo harias tu, Toro?
Lo penso un momento.
– Creo que si fuera la clase de chico que se detiene para ayudar a un perro moribundo, habria pedido que me trasladaran a otra habitacion. Habria salido pitando de aqui, posiblemente. Creo que casi todo el mundo se habria marchado, hasta se habria cambiado de dormitorio.
– Segun esa linea de razonamiento -dijo Cal- deberia trasladarme a otra facultad y todo el mundo deberia abandonar la universidad conmigo. Salvo…
Toro lo interrumpio.
– Segun esa linea de razonamiento, no tienes adonde ir. Ni siquiera a tu casa. Puede que alli menos que a cualquier otra parte.
Vaya, eh, eh, ?no era
– ?Lo han encontrado? -pregunto Cal.
– ?Por que no te has lavado las manos?
– El tio que mato a la chica que se hacia llamar Sylvia Campbell, en mi cuarto, Toro. ?Lo han encontrado? ?Lo habeis detenido?
– No. -Y tras otro silencio prolongado-. ?Y tu?
– No.
Se miraron.
– Quiza deberiais echar a esa chica -dijo Cal con un tono de voz que incluso a el le parecio extranamente amable.
– ?Cual, la que esta en la entrada leyendo y quedandose sorda con la musica? Ya tenia pensado hacerlo.
– ?Donde esta Rocky?
La pregunta parecio molestarlo.
– No lo se. -Sus dedos juguetearon con el cinturon-. Si lo ves, dile que lo estoy buscando. -La voz y la mirada de Toro vagaron. Se balanceo sobre los talones-. Te dejo para que te vayas a la gran fiesta. No me gustaria que te perdieras la excelente conversacion y los camarones en salsa de coctel. No te dediques a insultar a nadie. El decano podria tomarselo mal.
Cerro la puerta tras el con un fuerte golpe. Caleb no pudo quitarse de la cabeza la idea de que acababan de alcanzar una especie de compromiso, puede que hasta una asociacion.
Se inclino, recogio la nota de dos paginas del suelo y leyo la elegante letra de Jodi:
He tardado un rato pero finalmente he podido calmar a Rose. Por si sirve de algo, yo si te creo. Se que no estabas mintiendole, pero podias haberte comportado con mas sensibilidad. No puedo evitar sentir que la has dejado tirada, y tambien a ti mismo. Estare en la fiesta del decano. Rose viene conmigo. El decano ha invitado a un grupo selecto de estudiantes de los ultimos cursos. No se por que esta Fruggy entre ellos, salvo quiza como chiste. Dile a Willy que si siente el menor apice de compasion no aparezca. Supongo que tu has perdido la invitacion, Cal. Has perdido muchas cosas el ultimo ano.
Por favor, no vengas esta noche. Se que haras una escena. No es todo culpa tuya, pero lo haras, especial mente si has bebido, cosa que se que habras hecho Duerme un poco y hablaremos por la manana. Puedes dormir en mi cama. Mi amiga Sheila estara en la entrada hasta la una de la manana y te dejara pasar. Volvere pronto. Ojala no estuvieras siempre tan lejos.
Cal fue al bano y se dio una ducha muy caliente. Permanecio bajo el chorro de agua hasta que desaparecieron los ultimos vestigios de su borrachera. Froto la sangre. Salio con mas facilidad de lo que esperaba. Regresaron sombras de
Se afeito y se puso el unico traje negro que tenia en su guardarropa, acompanado de una camisa blanca, una corbata negra, un par de gemelos y un alfiler de corbata que habia pertenecido a su padre. El «nada extravagante» de la Senora Decano no era mas que una frase hecha, claro. Las ocasiones sociales que organizaba nunca eran informales. El decano y su mujer eran maestros de lo superficial. En medio de una ventisca, ella hubiera llevado un vison. Todo el mundo se pondria sus mejores galas.
Se miro en el espejo, se arreglo la corbata y a continuacion se puso el gaban negro London Fog.
Ojala hubiera tenido mas de su padre. Habia sido un hombre bueno y honesto, trabajador, con unos antebrazos como los de Popeye, y que no sentia demasiado respeto por la educacion superior.
El poder del simbolismo nunca le pasaba inadvertido. Se dio cuenta de que parecia que iba a un funeral.
Y ella estaria en la fiesta.
10
En medio de todo esto, la noche se habia vuelto extranamente apacible.
El cielo se habia aclarado y el frio se habia hecho tan intenso que casi parecia calor. La nieve cubria las copas de los arboles, que se inclinaban y balanceaban como ninos hidrocefalicos tratando de jugar al pilla-pilla en los campos.
Pero en silencio. Hebras de luz plateada iluminaban el denso hielo de las ramas. Miriadas de chispas y arco- iris relucian con brillo tremulo en la oscuridad. El vaho se ovillaba como un gatito. Atormentadas sombras reptaban por los ventisqueros que jalonaban el camino. Aquel bosque pulsaba todas las teclas de sus obsesiones.
Conocia bien el lugar.
La Senora Decano y el decano vivian a un kilometro y medio del extremo norte del campus, entre la espesura que se extendia directamente detras del dormitorio de Jodi. En lugar de ir por la Avenida, cogio un atajo por la nieve. Con el paso de los anos, las arboledas que rodeaban el campo de football se habian convertido en un pequeno bosque, un lugar romantico para aquellos que tenian tendencia a ver las cosas asi.
La pasada primavera, todas las tardes durante un par de semanas, Jo y el habian merendado y hecho el amor bajo la verde techumbre del bosque. Alli se habian familiarizado con las zonas erogenas del otro y habian memorizado las curvas y lineas rectas de sus cuerpos. Esto habia ocurrido justo despues de que el leyera el
Habia alli una especie de efimera atmosfera de magia de la tierra, tan fugaz que no podias saber con seguridad si la sentia. Su hermana lo acompanaba, flotando entre los matorrales delante de el, como montando guardia. Constantemente trataba de llamar su atencion y el la ignoraba siempre.
Era tambien el escenario perfecto para una pelicula de terror y sangre: de esas en las que los cuerpos se dejan medio enterrados en tumbas poco profundas y caen de las ramas de los arboles. Se ve una chica corriendo por la espesura, con una teta fuera y en pantalones cortos a pesar de que es invierno, mirando atras y gritando.