Y a Willy en una mesa.

Al final de la primera fila, con una fila de seis cervezas vacias delante de si, sentado en una silla y mirando el escenario, donde una chica se meneaba sacudiendo los pechos delante de su cara.

Cal se puso en pie y los miro.

Se limpio el gelido sudor del cuello con el dorso de la mano.

– Oh, Jesus -dijo.

Era Candida Celeste la que bailaba ahi arriba. Animadora, propietaria de su corazon cuando todavia era inocente, una obra de arte de mujer que jugueteaba con los pies con atletas sin cuello que no sabian lo que era una Jihad y a la que le gustaba coquetear con el Yok. Una diosa caida en desgracia. Cal estuvo a punto de echarse a reir, pero olvido como se hacia en el mismo instante en que abrio la boca.

Los destellos hacian que pareciera que Willy y ella se retorcian y se movian contorsionandose por todas partes mientras ella lo envolvia con el cuerpo, como si estuvieran haciendo el amor o asesinandose. La luz roja le banaba los brazos, que sacudia como serpientes sobre su cabeza, lentamente, interpretando una improvisada danza del vientre. Willy tomo un trago de cerveza y deslizo gradualmente un dolar en el interior de su tanga, acerandose a ella, presionando, tratando de meter tambien el dedo, buscando el rosa. Ella sonrio y retrocedio, llevandose el pavo.

Conocian bien el juego, como dos viejos amigos, anticipandose a los movimientos del otro. Lo habian hecho muchas veces. Caleb nunca habia sospechado que fuera una bailarina de desnudo, aunque ahora que lo pensaba no habia razon para que no lo fuera. Todos aquellos meses de agonico enamoramiento de novato y ahora ella estaba ahi, desnuda frente a el, vendiendo las escenas que lo habian consumido cuatro anos atras. Pero, ?por que no se lo habia dicho Willy nunca?

Pidio otro hervidor, esta vez a la chica de la barra, y lo apuro sin darse cuenta de lo nervioso que estaba y lo calmadas que estaban al mismo tiempo sus manos. No tendria que haber sido asi. Se sento junto a Willy, con la vista a la altura de los esbeltos tobillos de Candida Celeste, donde tintineaban diminutas cadenas.

– Su nombre artistico es Brisa Fresca -le dijo Willy.

– Claro -dijo Cal.

El sudor corria por su columna vertebral y podia ver los regueros de sal que recorrian el escote de la chica. Jesus, ?por que no se lo habia dicho nadie nunca? Ella lo miro y leyo sus pensamientos, y aquellos ojos complices le hicieron sentir mucho mas desnudo que ella. Una sonrisa diferente se aposento en sus facciones, una sonrisa aterradora, casi, pero al mismo tiempo erotica y conquistadora. Siempre habia tenido un poder sobre el y el nunca habia podido averiguar de que se trataba, ni liberarse.

Con la mirada clavada en sus ojos, Candida se inclino hasta sujetarse los tobillos con las manos y sacudio el trasero con parsimonia hasta tener la nariz pegada al interior de los muslos. Lo fascinaban las pecas de sus senos, cuyas grandes aureolas pardas estaban tan empapadas de sudor que parecian de mantequilla. Le recordaron a los pechos mojados de su hermana en la banera llena de sangre.

– Hola, Calvin -dijo con un gemido mientras sus manos tanteaban su suave vientre-. Ya era hora de que vinieras a verme. Estaba empezando a pensar que no ibas a aparecer nunca.

Cal aspiro con los dientes apretados hasta que se le seco la lengua. Se sentia como si no hubiera respirado en veinticinco minutos. Ella se revolvio y le ofrecio una dura sonrisa, mucho mas natural de lo que recordaba.

– He estado esperandote, Calvin. -Lo dijo con un arrullo y solto una risilla profundamente erotica.

Los gritos agonicos de Rose trataron de llamar de nuevo su atencion pero la tension superficial era demasiado grande. Ya no podia llegar hasta el. Se volvio hacia Willy y luego le dio la espalda. Hasta con el amor de Jodi manteniendolo firmemente en su sitio, las fantasias se desbocaron en su interior mientras Candida Celeste flotaba en el escenario, hablando con todos esos hombres. Cada vez que lo hacia se arqueaba un poco para dirigirle una mirada, consciente de lo que le estaba haciendo, a el especificamente. Se movio y empezo a embestir el poste con el cuerpo mientras sonaba la cancion de Skitch & Skitch «Parts of your Heart»:

La maquina se mueve con facilidad

pero no puedo permitirme complacerla

mucho mas

Engranajes y tuberias bien engrasados

que no hacen mas que demorar el desenlace

Ojala tuviera mas credito

Invernales diamantes blancos reflejan un perfecto

gris acero

Entre las senoras con bolso y los chicos malos no

hay nada que decir.

El piso cuarenta y cinco ha perdido otro anemico hoy

y el muy capullo me fallo solo por unos centimetros

Asomo la punta de la lengua entre los dientes de Candida y Willy fruncio los labios y le lanzo varios besos. Cal vio un monton de dinero suelto en la mesa. No sabia de donde lo habia sacado Willy. Parecia formar parte del espectaculo, como un interprete pagado, irreal en si mismo. No podia concentrarse, el alcohol estaba empezando a hacer efecto.

Willy llamo a la camarera, esbozo la mas sincera de sus sonrisas, y pidio otra ronda. Ella le dijo algo y el respondio:

– Sip. -La voz de Jo aparecia y desaparecia. Candida regreso y se tendio delante de la mesa. Sus manos tantearon la entrepierna de Cal, buscando el mejor cumplido que podia hacerle.

– Oh, carino mio, ?quieres usar eso conmigo? -pregunto, riendose mientras se alejaba bailando.

Otros hombres acudian como una bandada de pajaros a sus pies. Willy ululo con fuerza. Cal pidio otra copa y se tomo su propia cerveza y la de su amigo. Tenia los musculos paralizados y una furia glacial estaba saliendo a rastras del fondo de su craneo mientras unos celos enfermizos le hacian temblar. Alguien subio la musica. La letra ya no era letra, sino una secuencia de movimiento, y ella se arrodillaba sobre otras mesas y se pegaba con lentitud a cada una de las blandas figuras, siguiendo el compas.

La cocaina en mis ruedas las hace girar mas despacio

Un nino de teta me corta el paso en su sillita

Su madre no se molesta en avisar

El huracan aulla y se desliza con la nieve derretida

mientras el Papamovil pasa a toda prisa con un chirrido

y el bebe cesa en su traqueteo con aire regio

El lechero esta en mi cama y mi mujer aulla

Fuera de nuestro apartamento veo sonrisas en la multitud

Mi gato arrojo sus gatitos, mi ganado tiro una vaca

y el muy capullo me fallo solo por unos centimetros

Candida Celeste paso delante de los demas hombres y regreso a su lugar frente a Cal, sigilosa y cubierta de sudor. Se inclino para exhalar gelidas volutas de vaho en su cara. Fue tan agradable que Cal empezo a estremecerse. Tanto el novato de su interior como todos los demas empezaron a perder el control con la lujuria y el recuerdo de la lujuria. Willy le dio una palmada en la espalda y susurro:

– Relajate, estas demasiado tenso.

Cal queria aplastarle la cabeza con una tuberia de plomo. Era como un arco demasiado tenso. Willy seguia riendose, siempre tranquilo y comodo con sus necesidades, confiado en su capacidad de satisfacerlas. Siempre iba en busca de lo diferente: mas altas, mas morenas, mas delgadas, mas anchas de caderas, mas musculosas, lo que fuera. Por eso se habia sumado a aquel juego que se sabia de memoria y que lo aburria mortalmente. Willy conocia el cuerpo de Candida como el de Rose, como el suyo propio. No era de extranar que nunca se lo hubiera contado: queria ahorrarle aquel deseo.

Candida Celeste hacia muecas a los hombres en la noche, con el tanga lleno de dolares, como si docenas de diminutos Washingtons, Lincolns y Jacksons estuvieran trepando por sus piernas buscando refugio en su piel.

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