inteligente ponerle fin pero, ?quien es capaz de hacer cosas inteligentes cuando es necesario? Parte de su ternura se habia sacrificado a la futilidad de el, un sacrificio debido a su impiedad, suponia. Por ello Cal sentia una culpa hiriente. Las trampas de la dulce comunicacion vacia y otras necedades romanticas propias de amantes no se movian en sincronia con la realidad que ellos compartian.
Las campanas repicaron tres veces.
Solo eran las tres de la manana y a pesar de ello la mayor parte de su vida parecia haberse vivido ya. Recreada una y otra vez mientras el observaba, esperaba y se demoraba. Al igual que su hermana, no terminaba de poder aceptar lo que el mundo podia ofrecerle. Puede que debiera trabajar con ratas. Convertirse en cazador de ratas y conducir por ahi en una furgoneta llena de veneno, observandolas mientras correteaban alrededor de los muertos. O convertirse en vaquero de ratas en Hollywood, trabajando en los aparcamientos traseros de la Universal. O simplemente un
Se dio dos golpecitos en la cabeza, tratando de desalojar a las serpientes de su interior. El movimiento desperto a Jodi. Lo miro, sonrio y susurro con voz sonolienta:
– Eh.
– Eh, tu.
Cal siguio mirandola hasta que estuvo seguro de que iba a quedarse dormida de nuevo, y entonces paso el dorso de la mano por sus mejillas y le acaricio las orejas por detras hasta hacerla reir. Aun podia ser muy dulce, gracias a Dios. Sus dedos circularon sobre los diminutos surcos de las cicatrices, resbalaron sobre las pestanas y conectaron con las marcas rojizas que le habia dejado sus dientes al morderla. Las sombras de copos contorneados oscurecian su vientre. Reformo las lineas de su rostro hasta que volvio a ver la version definitiva de Sylvia Campbell que habia creado originalmente.
Al darse cuenta de lo que estaba haciendo, se le encogio la garganta. Su mirada carinosa se cerro con un sonido casi audible.
– ?Quien te dijo lo de la fiesta del decano? -dijo.
– ?Tenemos que hablar de eso ahora? Hasta despues de hacer el amor vuelves a lo mismo.
– No estoy volviendo a nada.
– Claro que si.
– Vale, estoy volviendo. Pues dimelo.
– ?Y si no quiero hablar de ello? -dijo. No pudo evitar el desafio de su voz, la sombra de una amenaza.
– ?Por que no me lo dices?
– Para, Cal, por favor.
– ?No vamos a ir juntos?
– Tu nunca paras, ?eh? ?Siempre tienes que presionar! -Con la boca comprimida en una linea ente azul y blanca y carente de labios, lo miro durante un minuto entero. Puede que fuera el minuto mas largo de su vida. Aunque no habia razon para ello-. ?Por que te molestan tanto cosas tan inconsecuentes?
– ?Inconse…?
– ?Trivialidades! ?Por que tienes que estar completamente histerico o totalmente tranquilo?
– ?De veras soy asi? -pregunto.
Si, parecia tener sentido. Se aparto y se golpeo el hombro con uno de los carteles enmarcados de Robert Doisenau que colgaban junto a la cama: el Paris de los 50 balanceandose adelante y atras, figuras indistintas y oscuras caminando sobre adoquines, inclinandose y columpiandose como ahorcadas.
– ?Si!
– ?Por que no me respondes sin mas, Jo?
Jodi arrugo las sabanas con las manos.
– No me acuerdo. Puede que Rose. Creo que me dijo que Willy y ella estaban invitados.
– ?Tambien ellos? ?Y como es que yo no?
– ?Si que estabas invitado! ?Lo estas!
– Pero…
Un fuerte golpe en la puerta resono en la habitacion. Los dos salieron rapidamente de debajo de las sabanas y se apartaron. Jodi se vistio a toda prisa y trato de desenredarse el pelo mientras Cal se ponia los pantalones.
Otra llamada violenta. La puerta entera se sacudio en el marco, como si quienquiera que hubiese al otro lado la hubiera embestido con el hombro. Alguien tenia muchas ganas de entrar. Jodi hizo ademan de responder y Cal estuvo a punto de gritarle que no lo hiciera. El estudiante del piso de abajo podia dejar pasar a cualquiera. Al asesino, de regreso para liquidar a todos los que dormian en aquella cama.
Rose estaba en el pasillo, llorando incontroladamente, cubierta de nieve, con la boca temblorosa, los ojos moviendose en sus orbitas de forma violenta y toda clase de colores extranos en la cara. Cal reprimio un
El gilipollas de Willy y sus chorradas machistas sobre no permitir que las cosas llegaran a ser demasiado serias, diciendole a Cal que podian compartir a Rose, consciente de como era ella en realidad pero cegado por su libido. Fue incapaz de decidir si debia saltar por la ventana o no. Solo tres pisos. Pasamos al Plan B si resulta que solo hay uno. Ah, mierda, no es asi.
Mirala: ?no podia Willy haberle roto una costilla? Se detuvo a menos de medio metro de el, atraveso sus pupilas con la mirada y empezo a excavar en su cerebro. Su expresion recorrio el espectro entero: llena de horror, humillacion, repulsion y dolor, expelidos en todas direcciones. En su caso, el se habria sentido exactamente igual. Se encogio, como un nino a punto de recibir una paliza de muerte y sabiendo que se la merecia. El esmalte de unas empezo a caer en copos al suelo mientras ella se las aranaba,
El momento siguio expandiendose, engullendolos. El rostro de Rose parecia tan duro como la piedra, blanco y azul a causa del frio. Los cristales de hielo que llevaba en el pelo ni siquiera habian tenido tiempo de fundirse. Habia atravesado el patio bajo la ventisca sin un abrigo. Tenia los bordes de las cejas empapados de sudor, maquillaje y lagrimas. Se habia manchado de mascara toda la frente y las orejas, lo que le daba el salvaje aspecto de un mapache rabioso.
– Tengo que hablar contigo -sollozo Rose-. Y quiero la verdad.
Logro decir:
– Claro.
– ?Con quien esta, Cal? Tenia mis sospechas, pero ahora estoy segura. -Salia vaho de sus arrugadas fosas nasales-. Por favor, sean cuales sean las promesas que le hayas hecho, no me mientas ahora. ?Ni siquiera creia que fueras capaz de hacerlo! Dimelo, dimelo, por favor. Se arrodillo delante de el, empapada y temblorosa, tan castigada como una cincha de cuero a punto de partirse por la mitad. Cal se encogio, y su corazon se ladeo hacia la izquierda como si estuviera tratando de escapar de alguna manera de su pecho. Retrocedio un paso, y luego otro, hasta que estuvo casi apoyado en la ventana-. Por favor.
– No lo se, Rose.
Ella hizo rechinar los dientes y resoplo. Los largos rizos castanos goteaban nieve fundida, la mirada ojerosa estaba manchada de sombra de ojos.
– Eres mi amigo. -Le tomo la mano y trato de llevarsela al pecho, lenta, tan lentamente que el acto fue casi intimo. Deberia haber sido cualquier cosa menos eso. Se detuvo, volvio la mano y le miro la palma como si pudiera leer alli el futuro de ambos. ?Que veria?
– Si, lo soy.
En un instante aterrador, ella dejo de llorar, como si una espada le hubiera caido encima y le hubiera cortado el cuello. Cal trato de recuperar la mano pero ella se aferro.
– Hemos sido amigos desde que nos conocimos en la orientacion, Cal. Tu me has hecho reir y has hecho que siguiera aguantando cuando lo unico que queria era huir corriendo a casa de mis padres. Eres una parte de mi vida mas importante de lo que nunca sospecharas y aunque no siempre nos hemos llevado bien, te quiero, y