El muchacho levanto la mirada pero no hizo nada mas. Tenia los ojos llenos de vectores y matrices.
– ?Que? ?Que quieres?
– Vamos, tio, no se lo pongas tan facil.
– ?Facil? ?A quien?
– ?De que cono estas hablando?
– Permanece alerta y haz tu trabajo.
– ?Que trabajo? Mira, ?tienes algun problema? No tengo por que aguantar tus chorradas. ?A que habitacion vas? Oye…
Cal se dirigio a la escalera, subio rapidamente los tres tramos que habia hasta la habitacion de Jo y llamo a la puerta con su secuencia personal, una especie de traqueteo con ritmo de jazz que hacia con los dos nudillos.
Jodi abrio con expresion preocupada y un absurdo y voluminoso peinado. Tenia la blusa desabrochada en parte, una manga subida hasta el codo y la otra abierta a la altura de la muneca. En veinticinco anos seria una imagen espantosa, el horror alcoholizado que era su madre, pero ahora mismo su descuido resultada sensual. Se aparto el pelo de la boca y los ojos y dijo:
– ?Con quien cono llevas todo el dia hablando por telefono? ?O es que lo has dejado descolgado?
Cal penso en el aparato, tirado en el suelo hecho pedazos.
– Esta estropeado. He estado en la biblioteca, leyendo.
Pasaron varios segundos incomodos. Podia ver como discurrian los mismos pensamientos de siempre por la cabeza de Jodi, uno tras otro: la decepcion por su brusca marcha en mitad de la clase, el miedo a que no tuviera lo que hacia falta para salir al mundo y convertirse en un hombre de provecho, hecho realidad. Su incapacidad en el arte de la dedicacion, en el que ella era una consumada maestra.
– Me preguntaba que habrias estado haciendo todo el dia. Leer. Eso esta bien.
Cal cerro la puerta.
– Echa la llave, ?quieres? El estudiante de abajo ni levanta la vista cuando entra alguien. ?Quien sabe que clase de gente anda entrando por aqui?
– Es curioso que utilices la palabra
– Solo digo…
– Ya se lo que dices.
– Echa la llave, Jo, ?vale?
Los rizos enmaranados volvieron a caerle sobre el rostro y se los saco de la boca de nuevo.
– De acuerdo.
Vacilaba entre el deseo de censurarlo y el impulso, posiblemente, de sentirse orgullosa de el, penso. Confiaba al menos en que pudiera respetar la defensa que habia hecho de su propia etica, si es que eso es lo que habia sido. Trato de no considerar la posibilidad de que sus actos la hubieran humillado por completo. Debia de pensar que ahora iba a fracasar con Yokver y el fracaso en todas sus formas la aterrorizaba.
– ?Y bien? -le pregunto.
– No estoy segura, Cal.
Otra pausa. Aquellas pausas prenadas estaban volviendose mas largas y marcaban la irrupcion de algo nuevo y desconocido en sus vidas. Arrugo tanto el gesto que parecio que iba a estornudar.
– Dime lo que estas pensando, Jodi.
– No se trata de lo que yo estoy pensando, se trata de lo que tu has estado pensando ultimamente. Desde antes de Navidad y puede que un poco mas, no lo se. Nunca me hablas de ello.
Bien, asi que ahi estaba.
Se sento en la silla del escritorio, con los brazos y las rodillas doblados, como si quisiera esquivar golpes.
– Siento haberte pedido que te apuntaras a ese curso, joder, pero crei que podia ser divertido ir a clase juntos.
– Yo queria hacerlo. Pense que seria facil. -Melissa Lea le habia dicho que creia que era una
– Salta a la vista que estas furioso con ese tio, y con todo el mundo ultimamente, por lo que yo se. -Resoplo, un sonido aspero y feo, un sonido que su madre hacia constantemente cuando estaba a medio camino de una botella de ginebra vacia-. Parte de ello tiene que ver con lo que te paso durante las vacaciones y otra parte con mis padres, pero eso no es todo.
– No -admitio el.
– Y supongo que te ha molestado que no saliera de la clase contigo esta manana.
Una tirantez en el pecho lo insto a no decir la verdad, pero fue incapaz de contenerse. Rara vez podia hacerlo.
– Por supuesto. Me hubiera gustado que estuvieras a mi lado, y no contra mi.
– Continua.
– Pero… -ahogo la frase, consciente de que ya habia cometido un error extremadamente gravo al empezar de aquel modo su afirmacion. Decir que ella se habia puesto en su contra parecia un vergonzoso caso de paranoia, como un esquizofrenico gritando que los perros del vecindario le habian obligado a asaltar un supermercado y con un casco de papel de aluminio en la cabeza para impedir que lo alcanzaran los alienigenas con las senales que enviaban desde Neptuno.
Jodi recompuso el gesto y le dirigio una de aquellas miradas suyas que no mostraban absolutamente nada, como si estuviera examinando una muestra al microscopio, un corte lateral de los intestinos de un cadaver.
– ?Pero? -pregunto.
Caleb no dijo nada.
Asi que ella continuo en su lugar.
– Pero sabes lo mucho que me importan las notas y eres consciente de que si hubiera salido de alli me habria pasado lo que te va a pasar a ti. Vas a suspender el curso, sin duda.
No, no era asi.
– Lo que habria arruinado mi expediente academico tal como, en la practica, ha arruinado el tuyo. Pero a ti te da igual. Todo esto, estos anos en la universidad, no son mas que un juego para ti.
No lo entendia y no podia explicarselo. No iba a suspender el curso. Yokver nunca se rebajaria asi. Ponerle un sobresaliente a Cal seria su manera de apretarle los tornillos, de ensenarle otra leccion sobre la vida, como darle unas palmaditas en la espalda al tonto despues de haberle tirado una tarta a la cara. Ella no lo creeria; habia vivido demasiado tiempo con las estrellas doradas de sus cuadernos. Hasta era posible que a ella le bajaran la nota a un notable, para que el Yok pudiera ensenar a Cal lo etereo que era todo, la poca importancia que el titulo tenia en el conjunto de las cosas.
Pero no podia decirselo.
– Y a mi me importan esas cosas -dijo ella-. Tu estas demasiado comodo en la universidad.
– Hm.
– Y todavia quieres que te siga.
– Si -dijo, encogiendose de hombros a medias. Aun podia ser honesto con ella en cosas asi, si ella le preguntaba.
– Tu lo quieres todo.
Suspiro, pero no se sintio ni de lejos tan bien como rozando el vison de la Senora Decano. -Todo el mundo lo quiere todo.
– Oh, que original, joder.
– Como tu digas…
Otro momento de exagerado silencio, como una especie de calentamiento antes de un combate de boxeo.
– Una chica salio de alli detras de ti -dijo Jodi mientras sacaba una lata de gaseosa de la nevera. La apuro en cuatro tragos y la arrojo a la papelera. El movimiento curvo de su brazo parecio extremadamente lento, como si el acto de buscar palabras estuviera afectando a todo lo que los rodeaba-. Vi que te guinaba el ojo cuando empezaste a pelearte con Yokver. Es muy mona.