Caleb levanto la mirada.
Rocky ocupaba el centro de la habitacion. Su uniforme de guardia de seguridad era del mismo color que sus ojos. No habia alli ninguna expresion facial real. Era peor que la muerte y seguia sin estar satisfecho. Fruggy no estaba diciendo
Habia otros tras el, desnudos o en pijama. Jo llevaba el osito de peluche que Cal le habia regalado por su cumpleanos, pero ahora destrozado a dentelladas. Terrorifico. Clarissa solo con unas medias negras, magulladuras en la espalda y en el vientre tambien, heridas identicas a las de Jodi. La carencia de carne del decano les salia cara. Y el estaba alli, con aquel aire de «Papa sabe lo que te conviene», bata de saten y zapatillas, por el amor de Dios. Lo unico que le faltaba era la pipa y un perro llamado Fauntleray a su lado.
– Sufres estigmas histericos -dijo la senora, asombrada y sonriente. Todavia parecia querer llevarselo a la cama. ?Habria algo que pudiera borrar aquella expresion de su cara?-. Asombroso, has llevado tu complejo de martir al extremo. -Su lengua resbalo sobre sus caninos y sus manos empezaron a acariciar sus muslos. Cal se dio cuenta de que le habria gustado que sangrara sobre ella-. Estas mas loco de lo que nunca habia creido.
– Lo mismo ha dicho Yokver -dijo Cal.
La senora se acerco hasta el cuerpo de Willy.
– Que despilfarro. -Sus medias brillaban en la oscuridad. Su cabello era un tumulo de nudos, enmaranados por las manos de sus devotos-. Era un amante fabuloso.
Jodi habia llorado hasta quedarse seca y tuvo la decencia de caer de rodillas y empezar a temblar como si estuviera a punto de perder el conocimiento. Esperaba que lo hiciera muy bien en la facultad de medicina. Esperaba que trabajara en los servicios sociales durante todas las noches de los siguientes cincuenta anos para compensar las vidas perdidas.
Y lo peor era que en realidad no la culpaba: la vida en una cabana con los ninos retrasados y la madre alcoholica y la basura blanca de sus hermanos tambien lo hubiera arrastrado a el hasta quien sabe que extremos. A Caleb ya no le quedaba nada que dar. Hablo y descubrio con sorpresa que algo muy parecido a la voz de su padre salia de el:
– No habia ninguna necesidad de esto.
Fue pueril pero honesto. Como su padre.
La Senora Decano avanzo cimbreandose, un cimbreo de verdad, con autentico ritmo. Jodi no apartaba la mirada de ella. Puede que estuviera tomando notas, para poder practicar aquel balanceo de caderas mas adelante, cuando lo utilizara con los medicos.
– Su novia sospechaba. Es fascinante lo deprisa que las sospechas del subconsciente pueden salir a la superficie. En especial cuando uno se enfrenta a la posibilidad de perder a su amor frente a otro. Puede que no exista mayor dolor emocional.
– No lo hay.
– Tenian que ser eliminados, mi querido querubin, y de eso solo puedes darte las gracias a ti mismo. -Su voz tenia algo narcotico, melodico y suave, e incluso ahora disfrutaba escuchandola-. Segun nos ha contado Jodi, cuando Rose llego en aquel estado a su habitacion, tu admitiste el adulterio de tu amigo. Si la hubieras aplacado con una mentira, es posible que hubiera vivido. En cambio, asumio acertadamente que Julia era su amante y decidio revisar ciertos archivos, con lo que descubrio las discrepancias en el sistema de calificaciones. Nos enseno una leccion.
– Bien.
– Lo unico que hubiera hecho falta es que le ofrecieras el hombro para llorar un poco y unas palmaditas en la espalda.
– Si -dijo Cal-. Ahora me doy cuenta. -Bajo la mirada hacia la sangre cada vez mas escasa que brotaba del pecho de Willy, y la que caia de sus manos, incesante.
La senora se aferraba a su papel, tanto como habia hecho el Yok. Cada gesto, el movimiento de una muneca, la inclinacion de la cabeza, perfectamente acompasado. Parecia estar buscando un director sentado en su silla, en alguna parte, dando ordenes. No habia escapado de la academia. La academia la habia moldeado y fundido para darle la forma que ahora tenia, incorporandola a sus muros de piedra y sus vacios pasillos, sorbiendole el tuetano como a todos los demas. Dentro de unos pocos anos terminaria de doblegarla hasta que no quedara de ella mas que huesos y piel flaccida. Lo comprendio sin el menor atisbo de duda y eso le proporciono una pequena satisfaccion.
Ella pregunto:
– ?Y el profesor Yokver?
– Esta en un lugar mejor.
Aquello parecio intrigarla genuinamente y esbozo una sonrisa tan amplia que Cal pudo ver la pelicula que cubria su lengua.
– Tienes una autentica vena asesina, mi querubin.
– Y que lo digas -respondio. Jodi solto un sollozo y el decano la abofeteo con fuerza. Ya no tenia que preocuparse de no dejarle marcas.
– ?No quieres preguntar por tu gordo amigo?
– Ya se por que tenia que morir.
Rocky volvio a enfundar la pistola, sabiendo que no escaparia. Se habia enganado a si mismo al pensar que existia la oportunidad de huir. El hecho desnudo era que no queria irse. Rocky se paso un dedo por el cabello ralo.
– He tenido que dejarlo en la emisora. Estaba demasiado gordo para moverlo.
Puede que Toro encontrara el cadaver y finalmente se decidiera a actuar. Se habia dado cuenta de que Rocky estaba metido en algo sucio pero no sabia de que se trataba. O si lo sabia, no queria creerlo.
Otra prolongada pausa, y una carga electrica paso entre Clarissa y el decano. Por primera vez, Caleb entrevio un atisbo de autentico respeto entre ambos.
– Porque era absolutamente brillante -dijo la dama, sin ningun sarcasmo en la voz-. Comprendio lo que nadie habia sido capaz de comprender. Sabia donde estaba el autentico poder y lucho contra el con la resistencia mas apacible y pasiva imaginable. Era un adversario demasiado fuerte como para dejarlo con vida.
– No se ha marchado. Sigue aqui. Junto con Circe y mi hermana. No podreis libraros de ellos.
Puede que ella pensara que habia terminado de perder la cabeza y no le prestara atencion. Continuo con su discurso, disfrutando del desenlace.
– Y de este modo podremos disponer de todos ellos: en un accidente de coche, quiza. El fuego hace maravillas erradicando pruebas, heridas de bala incluidas. No hara falta hacer autopsia. No seran mas que un grupo de amigos que salieron en una noche de invierno.
– Todo resuelto, entonces.
– No es perfecto, pero si lo bastante perfecto.
– ?Y por que me lo cuentas?
– Porque todavia tienes la oportunidad de salvarte.
La barbilla de Cal se levanto bruscamente al oirlo. Queria gritar y no queria gritar. Habia una frenetica desazon revoloteando por su vientre, tratando de liberarse. Si cedia a ella, acabaria tirado en el suelo, donde lo matarian a patadas. Dijo:
– No, no la tengo. Pero, de todos modos, dime quien era Sylvia Campbell.
Extranamente, Clarissa respondio sin preambulos.
– Una prostituta. -Debio de hacer algun ruido, porque ella pregunto-. ?Te cuesta creerlo?
– En realidad no.
– El profesor Yokver era bastante propenso a sucumbir a los impulsos primarios pero el desagradable hombrecillo siempre preferia pagar por estos servicios. Tenia todo un catalogo de neurosis. -Movio los dedos como si fueran polillas-. No era mas que una zorra que queria salir del arroyo. -La cara de Jodi cobro un tono mas ceniciento aun-. El le ofrecio la oportunidad. Estaba bastante acostumbrada a pagar favores con sexo y a cumplir con todos los papeles que el le asignaba.
Cal no queria pensar en ello. Circe con coletas y medias hasta las rodillas, llamando al Yok papi, y al dia siguiente vestida como la Pequena Lulu-. Una chica asombrosamente triste para su edad. Puede que tanto como tu.
– Puede.