Recorrio el lugar con la mirada hasta ver el destello de unos dientes perlados. Estaban montados en una risa enfermiza que se le dirigia, lupina, desde detras de una mesa. Yokver levanto un arma que tenia en el regazo.

Cal estuvo a punto de echarse a reir.

?Un arma? No daba credito a sus ojos.

– ?Que es el bien? -pregunto. La ventana que habia detras de Yokver ofrecia una magnifica vista de la casa del decano, cuyo dormitorio estaba tan iluminado como si estuviera ardiendo-. ?Que es el mal?

Arrugando el gesto, el profesor Yokver dijo:

– Casi habias llegado tu tambien.

Algunas veces no querrias hacer otra cosa que dejarte caer al suelo aferrandote con tus propios brazos y reirte hasta perder el conocimiento, despertar, y volver a hacerlo.

Los labios de Cal se fundieron en una tosca sonrisa.

– ?Llegado, eh? -Supuso que era cierto, de una forma o de otra-. Lo admito. Hoy he aprendido mucho de ti.

– Si, pero como la mayoria de los huerfanos reprimidos e inadaptados, caminas por la vida descartando todas las cosas profundas que descubres.

– Un golpe bajo, Yok.

El arma se movio con un gesto de desagrado. Puede que Yokver hablara en serio o puede que solo estuviera intentando algo, haciendo una jugada desesperada. Desde luego, el tio tenia una obscena necesidad de fantasear. Igual que Cal. No era de extranar que se hubieran visto arrastrados a aquel duelo. Estaba escrito.

El Yok no llevaba sus gafas. No las necesitaba.

– Eras un candidato perfecto.

– Ya veo.

– Despues te hubieran ofrecido un puesto en la universidad.

– ?En calidad de que?

– Profesor de humanidades. Como instructor.

– ?Y lo fastidie?

– Si, desgraciadamente.

Que Yokver siguiera asi. Desplegando su plan maestro, sin darse cuenta de lo ridiculo que parecia y sonaba. Podia quedarse alli todo el dia, sacudiendo la cabeza y sonriendo, pero si queria llegar a alguna parte, al final tendria que participar en el dialogo.

– Supongo que ahora es cuando te sonrio y tu gritas: «estas loco».

– No necesariamente. -Yokver sacudio el arma y su coleta se balanceo-. Veras, pobre muchacho, llevas algun tiempo volviendote loco. -Una carcajada escapo de uno de ellos-. Todos hemos pasado por el proceso.

– Uh hummm. ?Proceso?

– El proceso de aprendizaje. El proceso creativo. La destruccion y el prometido ascenso.

Cal asintio.

– Oh, ese proceso.

– Habrias sido un profesor excelente. -El Yok se volvia mas exuberante por momentos, sacudiendo el arma con un leve ademan pomposo, como si necesitara que Cal comprendiera los conceptos que su muerte ilustraria. Tuvo la impresion de que en cualquier momento se levantaria y empezaria a dar vueltas por la habitacion como una bailarina, arrojando petalos de rosa por todas partes.

– Matame -dijo Cal-, pero, por el amor de Dios, no me obligues a escucharte. -Las estatuas de iconos literarios lo miraban desde todas partes. Un busto de Poe con un cuervo en el hombro, alguien que podia ser Nietzsche, o quiza Kafka, retratos enmarcados de Flannery O’Connor, Sylvia Plath, Charles Bukowski. Todos ellos parecian compartir su corrupcion, su depravacion. Cal hablo con calma, sabiendo ya como iba a terminar todo-. Lo dices como si fuera aceptable lo que habeis hecho, utilizar estudiantes solo porque algunos de ellos estan asustados o solos, o son debiles o simplemente jovenes. O solo muy tontos, como yo. -No pasaba nada por reconocerlo ahora porque ya veia la luz-. El decano se aprovecho del miedo de Jodi a fracasar en los estudios. Eso no es un proceso creativo. Llamalo como lo que es: un chantaje. No hay nada brillante en eso. No sois mas que un punado de alcahuetes.

– No tanto.

El Yok sonrio y se lanzo hacia delante, como si pretendiera hacer otra demostracion de la inexistencia del movimiento. Cayeron documentos al suelo y dos sujetalibros que formaban un busto de Shakespeare se balancearon al borde de la mesa.

Yokver habia interpretado el papel tanto tiempo que se habia convertido en parte de el. Probablemente ya no fuera capaz de distinguirse de lo que habia creado, lo que habia sido construido a su alrededor por la senora y el decano. En cualquier otro lugar, el Yok no habria sido otra cosa que un degenerado en una tienda de libros guarros, babeando sobre fotografias de chicas con pollas. Observando a las chicas de las cabinas, metiendo monedas de cuarto de dolar para poder disfrutar de treinta segundos mas de espectaculo, hablando por el microfono y diciendoles que abrieran las piernas y que jugaran con un platano de plastico. Aqui, en cambio, hacian buen uso de el. Una posicion de respeto y autoridad desde la que podia estrujar cerebros hasta extraerles un zumo negro. Su eficiencia, al menos, era digna de respeto.

– Me equivoque al pensar que eras un payaso -dijo Cal-. Ahora me doy cuenta de mi error.

Pero lo cierto es que Yokver seguia siendo un payaso, uno de esos payasos horribles que te persiguen en suenos. Todo el mundo sabe que por cada diez bromistas que hay en el mundo, hay un lunatico escondido bajo la capa de pintura, esperando para hundirte el cuchillo de la carne en el ojo.

– Si, demasiado tarde, me temo. Tragicamente, demasiado tarde. Tenia que pelarte las capas exteriores. Toda la piel muerta que llevabas encima.

– ?Arrancarme las escamas de los ojos?

– Esa era la idea.

Cal apreto los labios y se miro.

– Para exponer a la luz lo que ahora hay ante ti.

– Bueno, el plan salio ligeramente mal. Eres mucho mas neurotico de lo que nunca hubiera creido. -Se echo a reir pero Cal detecto su miedo en el sonido-. Veras, pobre muchacho, siempre estabas al borde del suicidio o de convertirte en un sociopata. Por desgracia, el juego revelo este defecto demasiado tarde.

A Cal no le importo la palabra juego. Era bastante apropiada, y ahora podia pensar su jugada con uno o dos movimientos de antelacion.

– ?De que jaula de sicopatas os han sacado?

– Veras, pobre muchacho…

– Deja de llamarme eso. ?Donde esta Fruggy Fred?

– No se de quien estas hablando.

– No me mentirias ahora, ?verdad?

– No, careceria de sentido.

– Entonces te hare una pregunta mas sencilla.

– Mejor, estoy empezando a aburrirme.

No es cierto. Mira como traga saliva. Esta tratando desesperadamente de parecer preparado, de llegar hasta el final, pero solo le importa el acto, no el proposito. Dentro de cinco minutos estara en el suelo llorando.

– ?Como sabias que iba a venir esta noche?

– Me han informado de que no cumpliste con las expectativas de Clarissa y tu negativa a aceptar la… ah… - Una sonrisilla que empezo siendo baja y superficial y que se deslizo enroscandose hasta el extremo profundo. El arma bailo en su mano-… posicion que se te ofrecia. Es logico que un ser aberrante como tu tratara de acabar con todos sus demonios de un solo golpe.

Cal casi sintio ganas de hablar de demonios con el, sacar un cuaderno y numerarlos, obtener todos sus nombres. No penso ni por un solo instante que Yokver se negara a responder todas sus preguntas.

– ?Por que mataste a Sylvia Campbell?

– Yo encontre a esa preciosa criatura, y le di la identidad por la que tu la evocas, que le permitio ingresar en la universidad.

– Que amable.

Вы читаете Clase Nocturna
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату