VIII. FLASHBACK EN UN BAR
En las peliculas ya te has acostumbrado a verlos. Otra cosa es que abusen del invento y a ratos te armes un poco de lio. Pero vamos a ver, ?esto le pasa seguido a lo de cuando guiaba el coche o es que lo va recordando? Tardas en aclararte y notas que tu vecino de butaca tambien pone cara rara y se pierde. Nosotros lo que vemos es una panoramica de montana o de mar inmediatamente despues de un tio pensativo al volante y de una curva que deja al descubierto el nuevo escenario. Exterior dia. Y de pronto en ese paisaje sin figuras -todo lo mas alguna gaviota o una vaca pastando- vemos moverse de espaldas al mismo actor que conducia. Se ha metido en el argumento y va bajando por las rocas de un acantilado o trepando hacia una cima. ?Pero seguro que es el mismo? En el plano anterior lo principal era el gesto de agobio o de despiste, asi que no hay datos para dar por seguro que ahora vaya vestido igual o tenga menos arrugas. Puede haberse bajado de verdad a tomar el aire, o puede que tambien para el ese paseante que aparece sea un fantasma surgido de su propia olla a presion. Avanza a paso agil, como quien conoce los quiebros del terreno. Si vuelve la cabeza o la camara lo enfoca de perfil, acabamos por entender que el tiempo aun no ha hecho mella en su cuello ni en sus ojeras. Eso lo logran con maquillajes especiales o contratan para esas tomas a un actor mas joven que se parezca al otro. Echarle anos a un joven -que tambien se hace mucho- es mas facil de conseguir pero mas dificil de creer. Leonardo di Caprio, por ejemplo, con barba blanca no mola; siempre lo verias como haciendo de rey en una funcion de colegio.
En fin, este truco del flashback puede aburrir, pero extranar no extrana. Esta tomado de la vida. Claro que ya de la misma vida hablamos algunas veces como si fuera cine; le podemos decir a alguien que te da la paliza con sacar a flote peces muertos: «Para ya, tio, deja de rebobinarte la pelicula.»
Meter veinte flashbacks en hora y media de pantalla, ?quien va a negar que es una pasada total?, acabarias con torticolis como en los partidos de tenis de tanto seguir la pelota a ver si se queda en un campo o rebota al otro. Pero a lo largo de un dia de los de verdad saltan, como poco, media docena de flashbacks, ?que no?, y hasta una docena, aunque no se puede calcular porque no los apuntas. Arrebujados ademas, que ahi esta el follon, en saber cuando paso esto y cuando lo otro y por que se cruzan una casa, un viaje y una letra de cancion que en la vida no llevaban ese orden.
Y pienso yo: Si me pasa esto a mi, que acabo de cumplir dieciocho anos ayer, ?que sera a un viejo? Mi padre no es que sea viejo del todo, pero joven tampoco, y hoy lo pensaba mirandolo a ratos a el y a ratos a una pared de madera con espejos y botellas, imaginando tambien la escena desde fuera. Interior de un bar elegante. Chico alto de dieciocho anos hablando con un senor con traje de seda italiana, que podra parecerle a quien lo mire entre cincuenta y sesenta, no se, hoy no tiene buen dia, se le nota el estres, ?de que se estara acordando mientras me da consejos acerca de mi futuro? Igual se abre la puerta y entra catorce anos mas joven, o sea con cuarenta y pico, tal como era cuando yo empece a ir al colegio.
Acecho la puerta desde la barra sin dejar de contestar a lo que me dice cuando no queda mas remedio, y me ha parecido reconocerlo en ese tipo de traje gris que apaga el pitillo antes de salir y hace un gesto de adios a alguien con la mano, la misma forma de andar, de levantar la cabeza, el aire de altivez que solamente perdia ante mi madre. No se ha vuelto a mirar, empuja la puerta y desaparece de espaldas como aquella tarde de invierno en Segovia.
«Mira, ese senor es mi padre», le dije a un companero de colegio, cuando lo vimos entrar en su oficina. Estaban empezando a caer copos de nieve finitos y el chico habia comprado un cucurucho de castanas asadas. Me dio una. Sonrio con malicia. «Ya, el hijo de dona Baltasara», dijo. Y fue la primera vez que oi el nombre de la senora del palo, aunque que era duquesa lo sabia, y que pudiera ser mi abuela creo que lo venia sospechando antes de la funcion de titeres. Todo por trozos de conversacion que habia pillado a medias en la cocina zurriburri. Me imaginaba que duquesa tenia que ver con confitera, porque el postre lo traian los domingos de una pasteleria grande llamada La Duquesa. Nunca habia visto alli a la senora del palo, pero podia tener una tienda parecida. En cambio, dentro de los parentescos, el de abuela era el mas facil de entender, en todos los cuentos salia una, o un abuelo, los padres de los padres del nino. Se pueden haber muerto, pero han existido, y han dejado marca. Sale a su madre o a su abuelo es una cosa que te entra en la cabeza enseguida. Y se dice mucho. A mi la senora del palo me traia muy mosca, porque en la nariz y en la frente se parecia bastante a papa, y mas se me clavaba la idea cuanto mas la espantaba. Nunca te enteras desde cuando han entrado a hacer nido las sospechas en ese hueco donde se esconden los miedos. Taparlas y seguir como si nada es lo normal. Por mucho que veas haciendo de paje en la caravana de Reyes a uno que conoces porque trabaja en el Ayuntamiento con tu madre, sigues poniendo los zapatos en el balcon el cinco de enero.
Me meti en la boca la castana pelada. ibamos por una calle en cuesta. Aprete el paso.
– ?La conoces tu? -me pregunto el chico, extranado de mi silencio.
– ?A quien?
– A dona Baltasara.
– Pues claro, ?no acabas de decir que es mi abuela? ?Como no la voy a conocer?
– ?Has ido a su casa?
– Mil veces.
– ?Es verdad que por dentro parece un museo?
– Si, pero a mi me deja jugar por donde me da la gana. Y si rompo algo, no le importa.
Se me habia pasado la angustia. Me veia corriendo en patin por la casa de los vecinos de arriba, pero mucho mas grande, tirando piedras a unos espejos enormes con marco de oro, prendiendo fuego a telas inutiles, tirando muebles por el balcon. Habitaciones y venga habitaciones. Todo mio. Y me eche a reir.
El chico me miraba alucinado.
– Dicen que no os tratais.
Me encogi de hombros.
– En mi familia, lo que diga la gente no nos importa. Me voy corriendo por aqui, oye, que nieva mucho. Gracias por la castana.
Mi padre me ha firmado un cheque por mi cumpleanos y por haber aprobado con buenas notas la Selectividad. Es para lo que nos hemos citado aqui. En casa coincidimos poco. Y desde que se largo mama el mes pasado, menos todavia. Igual ella esta saliendo en sus flashbacks mientras me habla y mira con disimulo el reloj. A partir de ahora es cuando hay que ponerse las pilas -me ha dicho-, y tambien que, elija lo que elija, lo primordial es dominar la electronica y tener un ingles perfecto. «Hoy en dia hay mucha competitividad, hijo, tu has perdido un ano y la edad se echa encima.» Y que precisamente por ser un superdotado no debo dispersarme ni coquetear con tantas cosas al tiempo, quien mucho abarca poco aprieta y la inteligencia puede ser un obstaculo para el triunfo. Me veo como una cometa volando de milagro por entre los bultos oscuros de la gente que llena el bar, tratando de no chocar con ninguno, buscando hueco, la edad es un monstruo que se echa encima. A mi padre le han puesto un segundo martini. Quiero irme. He crecido demasiado a mi aire, dice; claro que parte de culpa la tiene el, reconoce que descuido mi educacion cuando era pequeno. La voz al decir «pequeno» se le oscurece un poco, y daria cualquier cosa por saber si le rondan los mismos flashbacks que a mi. De lo que estoy seguro es de que necesita carino y consuelo aunque no sepa pedirlos. Ni su madre ni la mia le dieron mucho de eso; eran dos fuerzas de choque y el quedo pillado en medio. Pero sin mama no puede vivir, siempre que hacen un ensayo de separacion es el quien mas sufre, ahora llevan un mes sin telefonearse, que yo sepa. Tengo que luchar para que no me alteren sus vidas, la echa de menos, si, le oigo pasear por su cuarto toda la noche, la casa se le cae encima y a veces vuelve tarde. Me recuerda al ogro de los titeres. Pero yo no me puedo pasar la vida de libelula bondadosa. Me basto con intentarlo una vez.
Ahora me esta diciendo que de que me puede servir, por ejemplo, estudiar tan a fondo el italiano,
Es un barrio donde abundan las oficinas de alto standing, y tanto las mujeres como los hombres que entran en el bar tienen pinta de ejecutivos absolutos, seguramente muchos divorciados y con hijos de distintos apellidos a