dia, dejaba de parecerse a Sebastian para parecerse mas a ella y a su abuela.

– ?Que dia!, ?no mama?

– Tremendo. Pero ya paso. Manana sera mejor.

– Mas vale. En el colegio no les gusto mucho la idea a los varones. Pero yo les conte del reality show que van a hacer con los amos de casa y la idea les dio risa.

– Bien que me lo recordaste. Lo peor es que olvido las buenas ideas que se me ocurren -sonrio Viviana-. Ando con el disco duro sobrecargado.

– Pero no se le olvidan a Juana de Arco. Todo lo anota. Nunca la he visto sin su tableta esa. ?Cenaste? Yo cene con Emir.

– ?No se fue?

– No. Fue a jugar tenis, me dijo.

Le dio un beso a Celeste.

En su dormitorio las luces estaban encendidas. Abrio la puerta. Emir estaba metido en la cama, con la laptop abierta sobre su regazo. Sus maletas estaban aun arrimadas contra la pared.

– ?No te fuiste?

El levanto los ojos del teclado.

– No pude.

Ella se acerco a la cama despacio y se sento en el borde. Tiro los zapatos y se dejo caer, sin mas, sobre las almohadas.

– ?Que dia! -suspiro-. Estoy agotada.

– Pero todavia estas en el poder -sonrio el-. Tendrias que hacerle un altar al volcancito ese. Esperaba mas beligerancia de los hombres de Faguas.

– El Estado es una pequena parte del todo. Otra cosa hubiese sido si todos los hombres se fueran a su casa, pero no tengo esa clase de poder.

– Menos mal.

– ?Como es que decidiste quedarte? Crei que pasabas a engrosar la disidencia… el repudio, la protesta.

– Fue mi primer impulso, pero como cientifico social que soy, la tentacion de ver tu experimento en funcion pudo mas que mi desacuerdo. Y debo decir que fue muy interesante.

– ?Saliste a la calle?

– No. Me fui a jugar tenis al club.

– ?Y?

– Poca atencion le has puesto a la gente con medios, Vivi.

– No necesito ponerles atencion. Imagino perfectamente lo que diran de mi.

– No creas. Te ven como loca, pero tambien son lo suficientemente inteligentes como para percatarse de que hay un metodo en tu 'locura', como se dice en ingles, there is a method to your madness; saben que es un metodo mas que una arbitrariedad. Claro que hay los que no soportan siquiera que se mencione tu nombre. Te advierto que no se quedaran sentados.

– No me cabe duda, pero hay tres mujeres por cada uno de ellos.

– No te olvides de lo que dijo Kissinger -sonrio-: la confraternizacion con el enemigo… hace imposible la guerra.

– Yo me alegro de que no te hayas ido. La guerra contra tu sexo me resultaba particularmente dura -guino un ojo.

– Que no me haya ido no significa que este de acuerdo con lo que has hecho. Sigo creyendo que creando situaciones que no tienen nada que ver con la realidad, no vas a cambiar la realidad…

– Pues mira que ustedes, los hombres, cambiaron la realidad creando una situacion que no tenia nada que ver con la realidad…

– Precisamente. Fue una estupidez. Entonces ?por que repetirla?

– Ay Emir, porque, como dice el dicho: Nadie aprende en cabeza ajena. Los hombres que vivan por seis meses lo que vivimos las mujeres, van a entender el asunto mucho mejor.

– Eso partiendo de que las mujeres los van a dejar tomar las riendas de la casa.

– Es cierto. Ya pense en eso; pero la idea es que ellas los dejen en la casa y que vayan a trabajar.

– Pero no podes obligarlas…

– No, pero podemos persuadirlas…

– Justo por eso me quede. Quiero ver si la persuasion funciona…

– ?Puedo persuadirte de que me hagas un masaje? La espalda, Emir, la espalda…

En el galeron, Viviana abrio los ojos. Habria dado cualquier cosa por sentir otra vez las manos de Emir sobre su espalda, sus nalgas, sus piernas. Frustrada, tiro el pisapapeles y este, como un bumeran surco por el aire del galeron y regreso a colocarse en la repisa.

Rebeca

Inquieta Rebeca. Habia dejado de fumar pero no podia pensar sin tener algo en la boca: papas fritas, nueces, confites. Seguro fue ardilla en otra vida, era el comentario de su secretaria cuando inevitablemente ella y las demas intercambiaban notas sobre las manias de las jefas.

De regreso del hospital, Rebeca no pudo mas. Paso a comprar cigarrillos, se encerro en el despacho y abrio la puerta corrediza para salir al balcon y que el olor no percolara por todo el piso. El balcon estaba situado al frente del edificio, justo sobre la Plaza de la Republica, pero a esa hora circulaba poca gente por alli, solo las custodias de las jaulas de los violadores. Eran dos reos esa semana. Normalmente se la pasaban sentados en el piso de sus celdas, recogian las piernas y escondian la cara entre las rodillas. Estos, en cambio, estaban de pie. Sacudian los barrotes. Gritaban. Seria que la mala noticia les habria dado animos, penso Rebeca. La cuestionable tactica de Eva habia dado buenos resultados. Eso y la vigilancia en los barrios, las luminarias en las calles oscuras. Ningun gobierno hasta entonces se habia tomado en serio la nefasta violencia contra las mujeres. Ellas si. Un dineral habian invertido. Bien que lo sabia porque era la Ministra de Economia o de la Despensa (titulo menos elegante pero que les gustaba a las demas). A ella era quien le tocaba hacer numeros, una cualidad para la que estaba extraordinariamente dotada. Desde pequena, su mente matematica sorprendio a sus maestros. Le encantaban las estadisticas, las proyecciones, jugar con ese universo que tan pocos entendian y que para ella era como un ejercicio de cubos de colores. Por eso ya no le preocupaba que el gobierno se endeudara a mas no poder. Ella tenia la certeza de que pagarian la deuda. Las medidas de reconversion puestas en marcha aparecian cada vez mas a menudo en las revistas e informes economicos internacionales. Quienes las criticaron por desquiciadas, ahora las elogiaban por audaces. Y es que si uno confiaba en las mujeres los resultados eran sorprendentes. Habia sucedido con el microcredito en todo el mundo. Y sin embargo, a pesar de lo buena paga y responsables que eran las mujeres, los creditos para acceder a la tecnologia que les permitiera saltar de la pequena a la gran empresa no estaban por lo general a su alcance. El gobierno del pie habia dado el salto. Lo de las flores habia sido un exito sin parangon. A nadie se le habia ocurrido antes hacer invernaderos tanto para aprovechar la tierra como para romper la dependencia del clima. Ademas, ella no dudo en gestionar dinero para comprar aviones refrigerados, porque, claro, flores sin refrigeracion ni aviones no servian de nada.

Eran hermosisimos los plantios. La idea fue el resultado de la inspiracion que le sobrevino cuando Viviana hablo de exagerar lo femenino. ?Que mas femenino que las flores? Y se metio a estudiar el negocio. Con su instinto, sus numeros, unos viajes y los libros que engullo, convencio a las demas y puso en marcha el plan. Y a eso le junto lo de los granos, la autosuficiencia alimentaria del pais, vinculo una cosa con la otra y bueno, no era perfecto, pero hasta ahora no se cumplian los vaticinios de los pajaros de mal aguero. Tambien se habia metido a desarrollar el turismo basado en el camping porque la falta de dinero para hoteles, limpiar y acondicionar predios para acampar habia funcionado y sirvio, ademas, para que otro gran grupo de hombres encontrara que hacer. Con esos tres proyectos, mas el del oxigeno, estaban provistas de lo suficiente. Claro que su sueno era vender todos los cacharros del ejercito. Eso era una mina de oro esperando que ella la explotara. Rebeca expelio una larga bocanada de humo y apago el cigarrillo con el zapato. Recogio la chiva y la metio en la bolsa de su chaqueta. Miro su reloj. Faltaba media hora para la cita con el Embajador de Espana. Bajaria a la guarderia a

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