jugar con sus gemelos. Jugar con sus hijos era uno de los mejores antidotos para la angustia. Ignacio, su marido, vivia encerrado en su mundo. No la veia mas que como un espejo donde el se reflejaba. Era narcisista a mas no poder. Lo de ella le preocupaba solo cuando afectaba la proyeccion de ellos como pareja y como familia. La trataba como una prolongacion de su imagen y por eso cuando, tras los meses de campana, ellas ganaron, olvido las disputas y reclamos e hizo su papel de marido orgulloso. Sin embargo, el rol de consorte empezaba a cansarle. La luz cenital ya no caia sobre el y poco tiempo paso antes de que extranara y resintiera no ser el centro de atencion. ?Por que no lo dejaba?, se pregunto. El que venga tendra otros defectos, era su filosofia. Mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer. Por el momento no tenia tiempo que dedicarle a un divorcio.

Desde la plaza, Azucena, hija de Jose de la Aritmetica, ahora miembro del cuerpo policial de turno en la vigilancia de los violadores, vio a la mujer alta, pelo corto oscuro y liso, vestida de blanco, retornar a su oficina. La reconocio. Rebeca de los Rios, la ministra de la Economia: cejas tupidas, ojos muy oscuros y una pequena nariz con la punta respingada. ?Quien podia culparla de que fumara en esos dias? Toda la gente andaba nerviosa con la noticia de la Presidenta en coma. Los reos en las carceles, hasta los violadores, desde que supieron la noticia estaban sobrexcitados. Para alguien como la Ministra tendria que ser peor el asunto.

Para colmo, las eroticas habian eliminado el puesto de vicepresidente y dispuesto que, en caso de muerte o incapacidad de la titular, gobernara interinamente un consejo cuya funcion primordial seria la de convocar a nuevas elecciones en el menor tiempo posible. La presidenta Viviana habia dicho, y con razon, que al cargo mas alto de la nacion no debia llegarse por accidente o por herencia, y que mantener a una persona calificada en un cargo como la vicepresidencia era un desperdicio. El problema ahora, ante la incertidumbre de si la Presidenta se recuperaria, era que no se podia convocar a nuevas elecciones. No quedaba mas que esperar.

Azucena admiraba la facilidad de Rebeca para explicar asuntos enredados. Se pregunto si seria de ella la idea de reunir a la gente mas rica con la mas pobre del pais. Aunque era Viviana quien presidia las reuniones, la idea tenia el sello de la Ministra. Ella recordaba lo impactante que habia sido ver frente a frente sentadas a ambos lados de una larga mesa, a las diez mujeres mas ricas y a las diez mujeres mas pobres de Faguas. Por turnos, cada una de ellas, a pedido de la Presidenta, habia contado su vida y platicado sobre lo que hacia durante el dia. La mejor telenovela no le llegaba a los cuentos que se oian en esas reuniones. Curiosamente, estar en la television en vez de cohibir a las mujeres, les soltaba la lengua. Impresionaba que en el mismo pais se dieran diferencias tan marcadas, pero mas impactante era comprobar semejanzas que uno jamas hubiera imaginado. 'La pobreza y la riqueza tienen dueno -habia dicho la Presidenta-. Los ricos tienen que verle la cara a la gente pobre, saber como se llaman, oir sus historias; y los pobres tambien tienen algo que aprender de los ricos porque no todas las fortunas se hicieron de la nada. Hay ricos que fueron pobres y trabajaron o trabajan para tener lo que tienen'. Algo por el estilo dijo en el discurso. Azucena no lo recordaba al dedillo. Despues de varios careos historicos, sin embargo, los ricos se corrieron y encontrar quien aceptara serlo e ir al programa se volvio casi imposible. Era una lastima. Se quedaron, como siempre, solos los pobres contando sus cuentos.

Azucena trabajaba en las Unidades Especiales creadas para lidiar con abusadores, violadores y la violencia domestica. Los hombres maldosos, jayanes, cobardes, ya no se podian ensanar con las mujeres de su casa, por lo menos. Los gobiernos antes cambiaban cosas que no se veian, que solo entendian los economistas, penso, pero estas nos estan ensenando a vivir distinto.

Rebeca estaba por salir de la oficina, cuando sono el telefono. Era Eva.

– Rebeca, hay una enorme manifestacion de mujeres frente a mi oficina. Tenes que venir.

– ?Que quieren?

– 'Justicia', dicen los cartelones, y ellas corean 'prision para el maton'.

– No puedo ir, Eva, estoy esperando al Embajador de Espana. Los clientes espanoles estan preocupados porque se atraso el ultimo pedido de flores y por lo que ira a pasar ahora. Necesito darles confianza.

– Bueno, bueno; lo mio no es mas que ganas de compartir esto con vos. Voy a salir a hablarles a las mujeres. Yo estoy encantada, reivindicada. Ya era hora de que sucediera esto.

– Contame mas -pidio.

– Es lindo -le dijo, claramente emocionada-. Es una muchedumbre. No veo hasta donde llega la multitud, pero son muchas. Tiene cartelones: '?Quien hirio a Viviana? Que pague'. 'No queremos violencia'. 'Eva, hace tu trabajo'… y cosas por el estilo.

– Pero no hay ninguna pista aun…

– Tengo intuiciones que voy siguiendo, pero nada concreto.

– ?Le avisaste a la Ifi?

– Estan todos los medios; unos filmando la marcha y otros aqui afuera queriendo entrevistarme sobre la investigacion.

– Buena suerte, hermanita, me tengo que ir, ya vino el Embajador -Rebeca vio a Sara, su secretaria, haciendole senas en la puerta del despacho.

Mujeres en la calle y hombres caseros

Cuando recibio la llamada de Eva, Martina ya estaba en camino. La manifestacion se habia iniciado como un pequeno mitin en la zona de los mercados que desbordo con creces las expectativas de sus organizadoras. Ante la multitud, la incendiaria lideresa del Movimiento Autonomo de Mujeres, Ana Vijil, propuso en su discurso que marcharan hacia el Ministerio de Defensa a exigir la captura y castigo del culpable del atentado. Martina recibio la llamada de la Policia pidiendo instrucciones sobre si permitir el desborde popular, y Martina lo concedio, mas que gustosa.

– Escoltenlas, protejanlas y abranles paso -dijo.

Llego al despacho de Eva y desde las ventanas ambas vieron acercarse el mar de gente.

– Vas a tener que salir a hablarles -dijo Martina, que no cabia en si de entusiasmo y contento.

– Que les digo? No tenemos mas que pistas.

– Pues yo diria que les prometas que se hara justicia, que les hables de que deben mantenerse atentas porque de esta crisis tenemos que salir juntas y mas fuertes. Contales anecdotas del pie… ?Que me estas preguntando a mi, si vos sos mucho mejor oradora? Lo importante es que se sientan respaldadas por nosotras, que entiendan que estarnos encantadas de que hayan salido a las calles.

Eva sonrio. Desde el atentado, casi no habia dormido. Se le notaba en la cara. La investigacion habia registrado movimientos sospechosos de algunos ex funcionarios, enemigos feroces del gobierno. Ella sospechaba del magistrado Jimenez, del ex presidente descomunal Paco Puertas, del fundamentalista Emiliano Montero, pero aun no lograba dar en el clavo. Lo peor era que su energia incansable habia empezado a fallarle. La frustracion era tal que penso que se deprimiria irremediablemente. Por eso interpreto la manifestacion como un respiro para ella, como la campana del referi en una pelea de boxeo.

– Estas mujeres me acaban de salvar la vida -le dijo a Martina-. Mira que lindo, dijo, senalando por la ventana la multitud multicolor, las pancartas atrevidas, pintadas en toscos cartones a toda prisa…

– Anda, sali a hablarles, parate arriba del tanque. Le dije a Viola, tu secretaria, que alistara el microfono. Ya debe estar todo a punto, anda, encendelas…

Eva se metio al bano, se paso la mano por el pelo y salio, lista para encaramarse sobre el viejo tanque, testimonio de pasadas guerras que, como un monumento, estaba colocado a la entrada del ministerio.

Cuando Eva salio, Martina abrio las ventanas para escuchar. Oyo el clamor y los aplausos. Vio la figura menuda y fuerte de Eva, el pelo rojo acomodado en un mono desordenado, cuando ella se subia agil al tanque. Queria a todas sus companeras, pero Eva era quien mas la enternecia. A veces hasta pensaba que estaba enamorada de ella. Era sola tambien. Por eso a menudo se acompanaban, iban juntas al mar, jugaban ajedrez, veian peliculas. Con Eva, Carla Pravisani y la Ifi habian montado juntas el reality show de los hombres domesticos que fue un exito fabuloso en Faguas. Se rio sola recordandolo.

'Los campeones caseros' lo bautizaron. No imaginaron que habria tantos voluntarios, pero los tento el premio de una casa nueva, totalmente amoblada, en uno de los repartos bonitos de casas prefabricadas que el gobierno

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