le hubiera olvidado peinarselo. Ademas de esto, tenia el peor gusto para la ropa que yo habia visto en una mujer. Llevaba sandalias planas de chico y un vestido de verano tan poco adecuado que no favorecia en absoluto sus caderas anchas y su amplio busto. Sus ojos, situados muy arriba, eran de color avellana; la cara era alargada, con la mandibula angulosa, y el perfil aplanado. El unico rasgo bueno era su boca: sorprendentemente grande, bien hecha y movil.
Explique lo de la emergencia de Graham y que me habian pasado el recado a mi. Dijo, lo mismo que su hermano:
– Bueno, esta bien que haya hecho todo este trayecto. Betty no lleva mucho tiempo con nosotros; menos de un mes. Su familia vive en el otro extremo de Southam, demasiado lejos para que hayamos pensado en molestarla. De todos modos, la madre, por lo que dicen, no es muy buena persona… Empezo a quejarse del estomago anoche, y como no parecia mejor esta manana, pues pense que teniamos que asegurarnos. ?Quiere verla ahora? Esta aqui mismo.
Se volvio mientras hablaba, poniendo en movimiento sus piernas musculosas, y el perro y yo la seguimos. La habitacion a la que me llevo estaba justo al fondo del corredor, y pense que en otro tiempo podria haber sido la sala de un ama de llaves. Era mas pequena que la cocina, pero al igual que el resto del sotano tenia el suelo de piedra y ventanas altas y diminutas, y la misma pintura gris de las instituciones publicas. Habia una chimenea estrecha, recien limpiada, una butaca descolorida y una mesa, y una cama con bastidor de metal, de las que, cuando no se usan, se pueden plegar, levantar y guardar en una cavidad del armario que habia detras. Acostada bajo la ropa de esa cama, con una combinacion o un camison sin mangas, habia una figura tan pequena y menuda que al principio me parecio la de un nino; mirando mas de cerca, vi que era una adolescente diminuta. Hizo un intento de incorporarse cuando me vio en la puerta, pero cuando me acerque volvio a dejarse caer pateticamente sobre la almohada. Me sente a su lado en la cama y dije:
– Bueno, eres Betty, ?no? Soy el doctor Faraday. La senorita Ayres me dice que te duele la tripa. ?Como te encuentras ahora?
– Por favor, doctor, ?estoy muy mala! -dijo ella, con un mal acento campesino.
– ?Has vomitado?
Ella nego con la cabeza.
– ?Has tenido diarrea? ?Sabes lo que es?
Asintio; despues volvio a negar con la cabeza.
Abri mi maletin.
– Muy bien, vamos a echarte un vistazo.
Separo sus labios infantiles justo lo suficiente para que yo le introdujera la punta del termometro debajo de la lengua, y cuando le baje el cuello del camison y le puse el frio estetoscopio en el pecho, se estremecio y gimio. Como procedia de una familia de la region, probablemente yo la habria visto antes, aunque solo fuera para ponerle las vacunas en la escuela; pero no me acordaba de ella. Era una chica completamente anodina. Llevaba el pelo mal cortado y prendido con una horquilla en un lado de la frente. Tenia la cara ancha, los ojos muy separados; eran grises y, como muchos ojos claros, bastante superficiales. Las mejillas claras solo se le oscurecieron ligeramente con un rubor de timidez cuando le levante el camison para examinarle el abdomen, poniendo al descubierto sus sucias bragas de franela.
En cuanto la toque ligeramente justo encima del ombligo, ella jadeo, grito, casi aullo. Dije, para tranquilizarla:
– Muy bien. Ahora, ?donde duele mas? ?Aqui?
– ?Oh! -dijo ella-. ?En todas partes!
– ?Sientes un dolor fuerte, como el de un corte? ?O es mas como un dolor normal o una quemadura?
– ?Es como un dolor con cortes todo por dentro! -exclamo ella-. ?Pero tambien quema!
Volvio a gritar y por fin abrio la boca de par en par, mostrando una lengua y una garganta sanas y una fila de dientes pequenos y torcidos.
– Muy bien -repeti, bajandole el camison. Y tras pensar un momento me volvi hacia Caroline, que se habia quedado en la puerta abierta, con el labrador a su lado, mirando preocupada, y dije-: ?Puede dejarme un minuto a solas con Betty, por favor, senorita Ayres?
Ella fruncio el ceno por la seriedad de mi tono.
– Si, por supuesto.
Le hizo un gesto al perro y lo saco al pasillo. Cuando la puerta estuvo cerrada detras de ella, guarde el estetoscopio y el termometro y cerre el maletin con un chasquido. Mire a la chica de cara palida y dije en voz baja:
– Veamos, Betty. Esto me pone en una situacion delicada. Porque la senorita Ayres, ahi fuera, se ha tomado un monton de molestias para intentar que mejores; y aqui estoy yo, sabiendo sin lugar a dudas que no puedo hacer nada por ti.
Ella me miro fijamente. Dije, sin rodeos:
– ?Crees que en mi dia libre no tengo nada mejor que hacer que recorrer ocho kilometros desde Lidcote para cuidar de ninas traviesas? Tengo ganas de mandarte a Leamington para que te extraigan el apendice. No te pasa nada.
Se puso como un tomate. Dijo:
– ?Oh, doctor, si me pasa!
– Eres una buena actriz, te lo concedo. Todos esos gritos y aspavientos. Pero si quiero ver actuar, voy al teatro. ?Quien piensas que me va a pagar ahora, eh? No soy barato, ?sabes?
La mencion del dinero la asusto. Dijo, con una inquietud autentica:
– ?Que? ?Que te gustaria pasar un buen dia en la cama?
– ?No! ?No es usted justo! Me
Aparto la cara de mi, parpadeando. Las lagrimas afluyeron a sus ojos y desde alli rodaron en dos lineas rectas por sus mejillas de nina.
– ?Eso es todo lo que pasa? -dije-. ?Que quieres irte a tu casa? ?Es eso?
Y ella se tapo la cara con las manos y lloro de verdad.
Un medico ve muchas lagrimas; algunas le conmueven mas que otras. Yo tenia un monton de cosas que hacer en casa, y no me divertia lo mas minimo que me hubieran sacado de ella para nada. Pero tenia un aspecto tan joven y lastimoso que la deje que llorara. Luego le toque el hombro y dije firmemente:
– Vamos, ya basta. Dime que problema tienes. ?Estas a gusto aqui?
Saco de debajo de la almohada un flacido panuelo azul y se sono la nariz.
– No -dijo-. No lo estoy.
– ?Por que no? ?El trabajo es muy duro?
Ella se encogio de hombros, abatida.
– El trabajo esta bien.
– No lo haces todo tu sola, ?verdad?
Ella movio la cabeza.
– La senora Bazeley viene todos los dias hasta las tres; todos los dias menos el domingo. Hace la colada y cocina y yo hago todo lo demas. A veces viene un hombre para el jardin. La senorita Caroline ayuda algo…
– No parece tan malo.
Ella no respondio. Asi que la apremie. ?Echaba en falta a sus padres…? La idea le arranco una mueca. ?Echaba en falta a algun novio? Puso una mueca aun peor.