guapa. No se si mas que Helene, no me lo parece, pero era guapa, si, muy bonita, y en absoluto severa como yo me la habia imaginado, sin duda debido a su invalidez y a su profesion. Miraba su sonrisa, miraba las muletas que nunca estaban lejos en la foto y no me parecia valiente sino viva, plena y avidamente viva. Fue despues de haber visto esas fotos cuando le hable a Helene de mi proyecto. Temi que se escandalizara: su hermana, a la que yo no habia conocido, acababa de morir y, hala, yo decidia escribir un libro sobre ella. Tuvo un momento de asombro y despues lo juzgo justo. La vida me habia puesto en aquel lugar, Etienne me lo habia designado y yo lo ocupaba.

A la manana siguiente, en el desayuno, Helene se rio, se rio de verdad y me dijo: me haces gracia. Eres el unico tio que conozco capaz de pensar que la amistad de dos jueces cojos y cancerosos, que estudian a fondo expedientes de deudas en el tribunal de primera instancia de Vienne, es un argumento fantastico. Ademas, no se acuestan juntos y, al final, ella muere. ?He resumido bien? ?Es eso, la historia?

Lo confirme: es eso.

Lo haciamos asi: yo tomaba el tren a las ocho en la estacion de Lyon, llegaba a Perrache a las diez y un cuarto de hora mas tarde llamaba a la puerta de Etienne. El preparaba cafe, nos sentabamos a la mesa de la cocina, cara a cara, yo abria mi libreta y el empezaba a hablar. En la epoca de El adversario, cuando entrevistaba a personas relacionadas con el caso Romand, en Lyon o en la region de Gex, evitaba tomar notas porque temia falsear las fragiles relaciones de confianza que conseguia establecer, o no, con mis interlocutores. De regreso en el hotel transcribia lo que habia retenido de la conversacion. Con Etienne no tenia estos escrupulos. Por regla general, ni con el ni con Patrice, mas tarde, habia reflexionado de un modo estrategico, nunca pense que tal frase o tal actitud mia entranase el riesgo de privarme de una simpatia indispensable para mi empresa, nunca tuve miedo de dar pasos en falso. Cuando fui a verle, el dia del entierro, para decirle que queria escribir su historia y la de Juliette, y que en adelante tendriamos que hablar, Etienne no habia mostrado la menor sorpresa, sino que se limito a sacar su agenda y proponer una fecha: el viernes, 1 de julio. Nos habiamos embarcado en un proyecto comun que implicaba que el me contase su vida, y nunca oculto el placer que le producia contarla. Le gusta hablar de el, es mi manera, dice, de hablar de los demas y con los demas, y senalo perspicazmente que tambien era la mia. Sabia que al hablar de el por fuerza tendria que hablar de mi. Lo cual no le molestaba, al contrario. Creo que nada le molestaba y, por tanto, tampoco a mi. Es una situacion bastante extrana la de contar no solo lo que se ha vivido, sino expresar quien eres, lo que hace que seas tu y ningun otro, a una persona a la que apenas conoces. Esta situacion se plantea en los primeros tiempos de una relacion amorosa y de una cura psicoanalitica, y se planteaba alli con una naturalidad desconcertante. Su manera de narrar, como ya he dicho, era libre y asociativa, con saltos bruscos de un tema a otro, de un tiempo al otro. Yo, por mi parte, tengo el gusto y hasta la obsesion de la cronologia. La elipsis solo me conviene como procedimiento retorico, debidamente catalogado y controlado por mi: de lo contrario me espanta. Quiza porque hay en mi vida una desgarradura, y porque espero repararla tejiendo la trama lo mas apretada posible, necesito tomar puntos de referencia como: el martes anterior, la noche siguiente, tres semanas atras, no omitir ninguna etapa, y en nuestras entrevistas continuamente imponia este orden a Etienne, que a su vez me obligo a comenzar este relato con la evocacion de su padre.

Lo describe como un universitario atipico, que sentia curiosidad por todo y enseno sucesivamente astronomia, matematicas, estadistica, filosofia de las ciencias y semiologia, sin centrarse realmente en una disciplina ni hacer, en consecuencia, la carrera a la que podia aspirar. Procedente de las ciencias duras, queria aproximarse a la realidad, a lo humano y las incertidumbres inherentes, y de este modo en los anos sesenta se vio dando clases de formacion a los obreros de Peugeot en Montbeliard, donde la familia de su mujer poseia una casa inmensa, laberintica, que era imposible de caldear y que por ello hubo que vender, y de la que Etienne conserva la nostalgia. Por formacion, sus patronos entendian una formacion cientifica, habian contratado a un profesor de matematicas, pero el queria despertar las conciencias y dictaba cursos de filosofia, de politica y de etica. Le despidieron al cabo de unos meses, como en no pocos sitios por los que paso dejando su impronta en algunos espiritus generosos. Era un tipico cristiano de izquierdas, lector de Simone Weil y de Maurice Clavel, votante fiel de Rocard, miembro del PSU, bajo cuya etiqueta se presento a las legislativas de Correze, el feudo de la familia por el lado paterno, contra el notable chiraquiano de la region: sin exito, pero aun asi le puso contra las cuerdas. Cristiano en compania de ateos, en la de los cristianos se transformaba en el terror de los curas, capaz de sostener que Jesucristo se acostaba con Juan, su discipulo bienamado. Habia en el un contestatario condenado a ser mal visto por todas las jerarquias, un franciscano que podria haberse establecido en una fabrica o caminar en sandalias al azar de los caminos, pero tambien un burgues ansioso de reconocimiento y que no podia tomar a la ligera sus fracasos. Etienne considera, desde la distancia, que debio de pasar al menos diez anos de su vida sumido en una depresion profunda. Su excentricidad adquiria un gusto amargo, no era agradable, cuando te paseabas con los amigos por la calle, encontrar a tu padre vestido con chaqueta, corbata, calcetines y zapatos negros, y las piernas delgadas y peludas asomando de unos pantalones cortos Adidas, pero desconocia el egoismo y su hijo no recuerda de el ninguna accion mezquina. De la ley hebraica habia asumido el mandamiento de dar a los pobres el diez por ciento de lo que ganaba, y si al final del ano no habia podido ahorrar esa suma, la pedia prestada para no incumplir su compromiso. Era un justo melancolico y desenganado, pero un justo contra el cual Etienne nunca pudo rebelarse. Sus elecciones, dice, son continuacion de las que hizo su padre. Sin ser creyente como el, acata las palabras del Evangelio y recuerda con amistad la capellania que frecuentaba en Sceaux, donde un sacerdote cuya inteligencia respetaba, otro despertador de conciencias, le hacia leer a Helder Camara y a los teologos de la liberacion. Piensa que no es una casualidad que tres de sus companeros de la capellania sean magistrados como el, entre los mas brillantes, pero tambien los mas izquierdistas de su generacion. Al igual que su padre, en el fondo Etienne quiso cambiar la sociedad, hacerla mas justa, pero quiso ser mas astuto que aquel: un reformista en vez de un quijote.

Etienne me dijo otra cosa de su padre, pero mas tarde, cuando fui a verle en el mes de agosto a la casa familiar de Correze. Aquella construccion de piedras gruesas y aberturas estrechas pertenecia a los Rigai desde el siglo XVII. Fue su padre el que insistio en comprarsela a un primo y en habilitarla con un afan de autenticidad que excluia la calefaccion y cualquier otro confort; fue el quien, con su mujer, recogio aquellos muebles rusticos, aquellas paneras, arcones de madera oscura, catedras de respaldo duro que parecen salidas de un cuadro de Le Nain y apenas dan ganas de sentarse en ellas para leer frente al fuego. Etienne conserva un buen recuerdo de las vacaciones que pasaba alli, de hecho vuelve siempre, pero no por eso esta menos convencido de que su padre, durante su infancia, fue victima de una agresion sexual en aquella casa. Su falta de datos para sostener esta tesis me recuerda una biografia americana del novelistaPhilip K. Dick que se fundamenta en el mismo postulado: el autor no tiene ninguna prueba de que Dick hubiera sido violado de nino, pero considera que todo en su personalidad lo proclama, esta solo se puede explicar mediante aquel traumatismo. Cuando se lo senalo a Etienne, el esta de acuerdo y reconoce que su conviccion dice mas cosas de el que de la realidad: quiza no sea cierto, quiza solo sea un fantasma suyo, la unica explicacion que ha descubierto para la fobia que su padre tenia al contacto fisico. Dios sabe que era un padre afectuoso y, mejor aun, un padre que supo infundirles confianza a sus hijos, pero no les beso nunca, nunca les cogio en brazos, bastaba con que le rozasen para que se estremeciera como al contacto con una serpiente: quiza no lo habian violado, pero lo que es seguro es que el cuerpo le suponia un problema.

?Le sucedia lo mismo a Etienne? Al principio dijo que no, que todo era normal, pero despues, reflexionando, dijo que era solitario en el colegio, que se perdia en ensonaciones durante el dia y que por la noche le atormentaban pesadillas pavorosas, y por ultimo que hasta los dieciseis anos mojaba la cama. Reconozco estos rasgos -aunque por mi parte yo moje la cama durante menos tiempo-, y puedo decir que no, que en realidad no todo era normal.

Etienne supo muy pronto que queria ser juez. Esta vocacion me intriga. Conoci en el instituto a un adolescente que de mayor queria ser juez y no se que habra sido de el, pero en mi recuerdo el tipo daba miedo. Tenias la

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