los angeles de Dios subiendo y bajando por ella… Seguramente el Senor se encuentra en este lugar, pero sabia que no era asi… Esta no es otra que la Casa de Dios, y esta es la puerta el cielo.»

Se habia dejado transportar, como si se hallara predicando desde el pulpito de una catedral. Abrio luego los ojos y esbozo una sonrisita como si con ella quisiera pedirle disculpas. Siguieron caminando por una ancha avenida flanqueada a ambos lados por inmensos telescopios. Al rato, Joss retomo la palabra.

— Su historia ya fue profetizada, ya ha sucedido. En algun rinconcito de su ser, quiza ya lo sabia. Los detalles que me presenta no figuran en el Genesis, desde luego. El relato del Genesis era el adecuado para los tiempos de Jacob, tal como el suyo lo es para nuestra era. La gente le va a creer, Eleanor. Millones de personas del mundo entero le creeran, se lo aseguro.

Ella sacudio la cabeza y continuaron el paseo en silencio. Luego el prosiguio.

— Esta bien; la comprendo. Tornese el tiempo que desee. Pero, si hay algun modo de apresurarlo, hagalo… por mi. Falta menos de un ano para el Milenio.

— Yo tambien lo entiendo. Espereme unos meses mas. Si para ese entonces no hemos hallado nada dentro de pi, voy a considerar la idea de dar a conocer la experiencia que vivimos alla arriba. Antes del 1.° de enero. Quizas Eda y los demas tambien esten dispuestos a hacer oir su voz. ?De acuerdo?

Regresaron callados al edificio administrativo de Argos. Los aspersores regaban el magro cesped y ellos debieron sortear un charquito que, en esa tierra tan reseca, parecia fuera de lugar.

— ?Nunca se caso?

— No, nunca. Tal vez haya estado demasiado ocupada.

— ?Tampoco se enamoro?

— A medias, varias veces. Pero — miro en direccion al telescopio mas proximo —, siempre habia tanto ruido que me costaba detectar la senal. ?Y usted?

— Jamas. — Se produjo una pausa, tras la cual anadio con un atisbo de sonrisa —. Pero tengo fe.

Ellie decidio no pedirle explicaciones sobre esa ambiguedad y juntos subieron la escalinata para ir a ver la computadora principal.

Capitulo veinticuatro — La firma del artista

He aqui que os digo un misterio: No todos moriremos, pero todos seremos transformados

I CORINTIOS 15, 51

El universo parece haber sido ordenado con arreglo al numero, por la providencia y la mente del creador de todas las cosas; el esquema fue establecido, como un bosquejo preliminar, por la dominacion del numero preexistente en la mente del Dios hacedor del mundo.

NICOMACO DE GERASA Introduccion a la Aritmetica I,6 (circa 100d.C.)

Subio corriendo la escalinata del asilo, y en la galeria recientemente pintada de verde, donde resaltaban varios sillones de hamaca vacios, vio a John Staughton agobiado, inmovil, sus brazos como pesos muertos. En la mano derecha sostenia una bolsa de tienda, en la cual Ellie alcanzo a ver una gorra de bano, un estuche de maquillaje y un par de chinelas adornadas con pompones rosados.

— Murio. No entres — le imploro —. No la mires. Ella no hubiera querido que la vieras asi. Tu sabes como cuidaba su aspecto. Ademas, ya no esta ahi adentro.

Casi por costumbre, por un resentimiento nunca resuelto, estuvo tentada de dar media vuelta y entrar de todas maneras. ?Estaba dispuesta, incluso en un momento asi, a desafiarlo por una cuestion de principio? ?De que principio? A juzgar por la expresion del rostro de Staughton, era indudable la autenticidad de su remordimiento. Habia amado a su madre. «Quiza», penso Ellie, «la amara incluso mas que yo», y de inmediato se sintio invadida por la culpa. Como hacia tanto tiempo que la madre no gozaba de buena salud, Ellie se habia preguntado muchas veces como habria de reaccionar cuando llegara el momento. Recordo lo bonita que aparecia la madre en la foto que le envio Staughton, y de pronto, pese a todos los ensayos para la ocasion, prorrumpio en estremecedores sollozos.

Sorprendido por su dolor, Staughton se acerco a consolarla, pero ella lo detuvo con un gesto y, con gran esfuerzo, logro dominarse. Ni siquiera en un momento asi podia abrazarlo. Eran dos extranos, minimamente unidos por un cadaver. No obstante comprendia, en lo profundo de su ser, que se habia equivocado al culpar a Staughton por la muerte de su padre.

— Tengo algo para ti — dijo el, y busco dentro de la bolsa. Mientras revolvia el contenido, Ellie alcanzo a ver una billetera en simil cuero y un envase para dentaduras postizas, lo cual le hizo desviar la mirada. Por ultimo, el extrajo un viejo sobre.

Para Eleanor, decia. Al reconocer la letra de su madre, hizo ademan de tomarlo, pero Staughton dio un paso atras, con el sobre delante de la cara, como si Ellie hubiese pretendido agredirlo.

— Aguarda — dijo —. A pesar de que nunca nos hemos llevado bien, te pido un favor: no leas la carta hasta esta noche.

Transido de dolor, el hombre parecia diez anos mas viejo.

— ?Por que?

— Es tu pregunta preferida. ?Es demasiado pedirte que me concedas este unico favor?

— Tienes razon. Perdoname.

Staughton la miro de hito en hito.

— No se que te sucedio en esa Maquina — dijo —, pero a lo mejor te sirvio para cambiar.

— Eso espero, John.

Llamo a Joss para preguntarle si podia hacerse cargo de la ceremonia funebre.

— No necesito decirle que no soy practicante de ninguna religion, pero en cierta epoca mi madre si lo era. Usted es la unica persona a quien se lo pediria y estoy segura de que mi padrastro no pondra inconvenientes. — Joss le prometio que viajaria en el primer vuelo.

En su habitacion del hotel tomo el sobre y acaricio cada uno de sus pliegues y arrugas.

Era viejo. Su madre debia de haberlo escrito anos atras y seguramente lo habria llevado en algun rincon de su cartera, sin decidirse nunca a entregarselo. Como no daba la impresion de que alguien lo hubiese abierto y vuelto a pegar, se pregunto si Staughton lo habria leido. Una parte de ella ansiaba abrirlo, pero cierto presentimiento le impedia tomar la decision. Largo rato permanecio sentada en un sillon, pensando, con las piernas encogidas y el menton apoyado sobre las rodillas.

Sono entonces la campana de su telefax, que estaba conectado con la computadora de Argos. Pese a que el sonido le recordo tiempos idos, sabia que no habia una verdadera urgencia. Si la maquina habia encontrado algo, no iba a perderlo; tampoco desapareceria.

Si realmente habia un mensaje oculto en ?, podia esperarla toda una eternidad.

Siguio observando el sobre, pero el ruido de la campana la molestaba. Si de veras habia algun contenido dentro de un numero irracional, este debia hallarse inmerso en la geometria del universo desde el principio. El nuevo proyecto que habia encarado versaba sobre teologia experimental. «Pero lo mismo rige para toda la ciencia», penso.

NO SE ALEJE, le indico la computadora en la pantalla del telefax.

Penso en su padre… bueno, en esa copia fiel a su padre… en los Guardianes y su red de tuneles que cruzaban la Galaxia. Ellos habian presenciado el origen y desarrollo de la vida en millones de mundos. Construian galaxias, clausuraban sectores del universo.

Eran capaces, al menos en cierta medida, de viajar a traves del tiempo. Eran dioses, que estaban mas alla de la imaginacion de casi todas las religiones. Pero tambien tenian sus limitaciones. No fueron ellos quienes construyeron los tuneles, ni tampoco estaban en condiciones de hacerlo. No habian insertado el mensaje dentro del numero irracional, y ni siquiera podian descifrarlo. Los fabricantes del Tunel, los que inscribieron algo en ?, eran otros seres, que ya no vivian alli, que se habian marchado sin dejar su nuevo domicilio.

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