Asenti.

– Puedo conseguirlo. ?Que planes tienes, Fel?

– Ire a Cayo Oeste. Tengo un amigo que me llevara a Cuba. Una vez alli, te enviare mi direccion. -Me miro de reojo y pude ver que el whisky empezaba a hacerle efecto-. Entonces, me enviaras quinientos de los grandes. Ese sera mi pago final. Cuando lo obtenga, ya no volveras a tener noticias mias.

– Pero podria tenerlas de Rhea -le dije.

– Ese es asunto tuyo. Yo hablo por mi. Ella tiene el collar, ?por que iba a molestarte? ?Yo no tengo nada!

– ?Donde esta ella, Fel?

– ?Que te pasa? Dejala en paz. Ella es como el veneno. Olvidala… Vendera el collar y desaparecera. Olvidate de ella.

Le servi mas whisky. Sonrio, levanto el vaso y lo vacio de un trago.

– ?Vosotros, bastardos, si que vivis bien! -Tomo la botella de whisky y se sirvio mas-. ?Mi maldita hermana! ?Sabes una cosa, amigo? No le importa mas que ese tipo que anda con ella. ?Ese miserable! ?Ese maldito bastardo! Apuesto a que ahora esta acostada con el. ?Ese animal la calienta de veras!

– Si usas mi coche, no tendras ningun problema -le dije-. En cuanto oscurezca… despues de las diez de la noche, lo unico que tendras que hacer es salir y partir.

Entrecerro los ojos. Vi que estaba ebrio.

– ?Y que pasa con el dinero?

– No hay problema. Lo tengo aqui mismo.

Me miro con los ojos semiabiertos. Tenia problemas para enfocarme bien.

– ?Aqui mismo?

– Si.

– ?A quien estas enganando? Quiero verlo.

– Lo veras. ?Y quien es el tipo con quien esta Rhea?

Lanzo un soplido.

– ?A quien le importa un pedazo de mierda como Spooky? -Se echo a reir-. ?Que asqueroso! Eso prueba lo estupida que es al engancharse con un tipo como el… es diez anos mas joven que ella.

– ?Spooky Jinx? -le pregunte.

– Si… ?Lo conoces?

– Lo conoci en Luceville… Todo un personaje.

– Te lo aseguro. -Se echo hacia atras-. ?Que buen almuerzo!

– ?Como es que Rhea se engancho con un tipo como Spooky?

– ?Como fue? Ya estaba enganchada con el antes de ir a la carcel. En cuanto salio, corrio a buscarlo. ?Loca! ?Un animal como ese! -fruncio el entrecejo, meneo la cabeza y se froto los ojos con las manos sucias-. Creo que he bebido demasiado… tengo sueno.

– Adelante -lo alente-. Vete a dormir.

Un instinto animal lo hizo enderezarse.

– Muestrame el dinero, amigo. Dices que lo tienes aqui mismo… Muestramelo.

Era el momento.

– Esta en la caja. -Me puse de pie.

– ?La caja! ?Que caja?

Me acerque al Picasso y lo descolgue revelando la caja.

– ?Maldicion! -exclamo Fel, poniendose de pie-. ?Nunca se me ocurrio mirar alli! ?Tienes el dinero en esa lata?

– Asi es.

– Entonces, adelante… ?Abrela!

Gire el dial, sabiendo que al hacerlo ponia en contacto la alarma que sonaba en la comisaria de policia.

– No estoy muy seguro de como se abre -le dije-. Tengo la combinacion, pero es enganosa.

– Asi que enganosa -repitio Fel echandome, respirandome el licor en el cuello mientras observaba el dial-. Adelante, abrela.

Segui girando el dial, haciendo sonar los numeros, sabiendo que ya debia haber un patrullero en camino.

– Dos-uno-uno… cinco-ocho-ocho… seis-nueve-nueve… -murmure mientras hacia girar la perilla.

Aquella no era la combinacion, que, debido a la pobre memoria de Sydney, era simplemente 1-2-3, segun me habia informado Tom Luce. Aprete el boton e intente abrirla, pero nada. Menee la cabeza.

– Debo de haber cometido un error. Abrela tu, Fel, yo te ire cantando los numeros.

– ?Yo? ?Pero si estoy completamente borracho! -Se abalanzo sobre mi-. ?Abrela tu! ?Vamos, maldicion, abrela ya!

Empece a mover el dial nuevamente. ?Cuanto debia aguardar antes de que llegara la policia?

– Dos-uno-uno… cinco-ocho-ocho… seis-nueve-nueve… -susurre mientras movia la perilla-. Listo. -Aprete el boton y nada-. ?Pero que pasa?

– ?No puedes abrirla? -me grito Fel-. ?Te estas burlando de mi?

– Esa es la combinacion -le dije-. ?Por que diablos no se abre?

En ese momento, empezo a sonar el telefono. Ambos nos volvimos para mirar el aparato. Di dos grandes pasos y levante el auricular.

– Hola…

– ?Senor Carr? Aqui hay dos agentes de la policia. ?Esta usted bien?

– Nose equivoca de numero -le dije y colgue.

Me volvi y vi que Fel corria a buscar su arma.

– ?Numero equivocado? -dijo, mirandome de reojo.

– Si.

Nos miramos a los ojos.

– ?Estas tratando de enganarme, maldito?

– ?Oh, callate ya! -Camine hasta la caja con el corazon palpitante.

Cuando comenzaba a girar la perilla, sono el timbre de la puerta. Me volvi y vi a Fel inmovil, observando el vestibulo a traves de la puerta abierta de la sala.

– ?Abran! -grito una voz-. ?Policia!

Fel levanto el arma y me apunto.

– ?Hijo de puta!

– ?Rapido! A la terraza… Yo los detendre. -Pase a su lado, temblando… ?Dispararia?

Volvio a sonar el timbre. Yo estaba fuera, en la terraza. Fel me siguio.

– Puedes bajar por aqui… ?Rapido! ?Llevate mi coche! Yo me quedare a entretenerlos.

Temblando, Fel se asomo y miro al balcon de abajo. Me puse detras de el, enganche los dedos en los dobladillos de su pantalon y lo empuje.

Dio un alarido de terror y solto el arma, luego cayo al vacio, justo cuando oi que tiraban la puerta abajo.

«Habia sido tan facil, tan facil», pense mientras me dirigia por la autopista a Luceville.

Habia dado un gran paso adelante. Ahora era el turno de Rhea.

El sargento Hess habia venido a verme al apartamento y me habia interrogado, pero por sus modales y la forma en que me trato, parecia pensar que tenia suerte de seguir con vida. Le dije que en cuanto entre en el apartamento me di cuenta de que dentro habia alguien y que, antes de que pudiera salir, aparecio Morgan con un revolver en la mano. Me amenazo con matarme si hacia sonar la alarma. Le explique como habia empezado a beber, volviendose locuaz… como me habia contado que habia estado viviendo en un pantano y que se encontraba famelico. Me habia pedido comida y yo se la habia hecho traer del restaurante. Despues de comer, me exigio dinero. Pense que aquella era mi oportunidad. Sabia que la caja de Sydney estaba conectada con la comisaria. Cuando llego la policia, Morgan se aterrorizo. Salio a la terraza e intento descolgarse al balcon del piso inferior. Trate de detenerlo. Me habia disparado, perdido el equilibrio y caido.

Todo esto se lo explique a Hess cuando fue a visitarme al apartamento.

Habia indicios de que Morgan habia pasado alli la noche y sus sucias huellas aparecian por todas partes.

– Bueno, ya sabemos que el y su hermana son los que buscamos -repuso Hess-. Ahora, tenemos que encontrarla a ella.

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