Al principio Brunetti penso que Rossi bromeaba, pero al verlo dejar de sonreir, comprendio que hablaba en serio.
– Todos los planos estan en los documentos que nos dieron cuando lo compramos -dijo Brunetti.
– ?Podria ensenarmelos?
– Desde luego -dijo Brunetti poniendose en pie. Sin excusarse, fue al despacho de Paola y se quedo un momento mirando los libros que cubrian tres de las paredes. Luego alargo la mano hacia el estante superior y saco un gran sobre marron que llevo a la otra habitacion. En la puerta, se paro a abrir el sobre y saco la carpeta gris que habian recibido, hacia casi veinte anos, del notario que legalizo la venta. Se acerco a Rossi y le dio la carpeta.
Rossi la abrio y empezo a leer, resiguiendo lentamente cada linea con el dedo. Volvio la pagina y leyo la siguiente hasta el final. De su garganta escapo un «hum» ahogado, pero no dijo nada. Cuando hubo leido toda la carpeta, la cerro y la conservo sobre las rodillas.
– ?Son estos todos los papeles que tiene?
– Si, solo esos.
– ?No tiene planos? ?Ni permiso de obra?
Brunetti movio la cabeza negativamente.
– No; no recuerdo haberlos visto. Estos son los unicos papeles que nos dieron en el acto de la compra. Y no creo haber vuelto a mirarlos desde entonces.
– ?Dice que estudio usted Derecho,
– En efecto.
– ?Ejerce la carrera?
– No -respondio Brunetti sin mas explicaciones.
– Si la ejerciera ahora o la hubiera ejercido en el momento en que firmo estos papeles, hubiera observado sin duda, en la pagina tres de la escritura, el parrafo que estipula que adquiere usted el apartamento en el estado, tanto legal como fisico, en el que se hallaba el dia en que la propiedad paso a usted.
– Creo que es formula corriente en una escritura de compraventa -dijo Brunetti evocando el vago recuerdo de una de sus clases de Derecho Civil, y confiando en que fuera realmente corriente.
– Es corriente en lo del estado fisico, desde luego, pero no en el legal. Y tampoco lo es la frase siguiente -dijo Rossi volviendo a abrir la carpeta y buscando hasta encontrar el pasaje-. «A falta del
Brunetti no recordaba aquella frase en particular. En realidad, en aquel momento los dos estaban tan deseosos de comprar el apartamento que el habia hecho todo lo que el notario le dijo que hiciera y firmo todo lo que le dijo que firmara.
Rossi miro la primera pagina del contrato en la que figuraba el nombre del notario.
– ?Eligio usted a este notario? -pregunto.
Brunetti ni siquiera recordaba el nombre y tuvo que mirarlo.
– No. Lo sugirio el vendedor. ?Por que?
– Por nada -dijo Rossi con excesiva rapidez.
– ?Por que? ?Sabe algo de el?
– Tengo entendido que ya no ejerce -dijo Rossi en voz baja.
Finalmente, impaciente por las preguntas de Rossi, Brunetti inquirio:
– Me gustaria saber que significa todo esto,
Rossi volvio a esbozar su sonrisa nerviosa.
– Me parece que es algo mas serio que eso,
A Brunetti no se le ocurria que podia ser mas serio que eso.
– ?De que se trata, pues?
– Mucho me temo que este apartamento no existe.
2
– ?Que? -grito Brunetti sin poder contenerse. Percibia la indignacion de su voz, pero no trato de modificar el tono-. ?Que quiere decir con eso de que este apartamento no existe?
Rossi echo el cuerpo hacia atras, como para distanciarse de la orbita de la ira de Brunetti. Por su expresion, parecia desconcertado porque una persona reaccionara con tanta vehemencia a su negacion de la existencia de una realidad tangible. Cuando vio que Brunetti no tenia intenciones violentas, se relajo minimamente, arreglo los papeles que tenia en las rodillas y dijo:
– Quiero decir,
– ?Y que significa, para ustedes?
– Significa que no hay constancia de el en nuestros archivos. Ni peticion de permiso de obra, ni planos, ni aprobacion de la obra realizada. En resumen, no existen pruebas documentales de que este apartamento haya sido construido. -Adelantandose a la respuesta de Brunetti y poniendo la mano encima de la carpeta, agrego-: Y, desgraciadamente, no puede usted facilitarnos ninguna.
Brunetti recordo un caso que le habia contado Paola de un escritor ingles que, discutiendo con un filosofo que mantenia que la realidad no existe, dio un puntapie a una piedra y dijo al filosofo: «?Toma realidad!» Pero centro su pensamiento en cuestiones mas inmediatas. Su conocimiento del funcionamiento de otras oficinas municipales era vago, pero no creia que esa clase de informacion se guardara en el Ufficio Catasto, donde, que el supiera, solo habia documentos relacionados con la propiedad.
– ?Es normal que su oficina se interese en esto?
– No lo era en el pasado -respondio Rossi con una timida sonrisa, como si aprobara que Brunetti estuviera lo bastante bien informado como para hacer semejante pregunta-. Pero, a consecuencia de una nueva disposicion, se ha encargado a nuestra oficina la creacion de un archivo informatizado completo de todos los apartamentos de la ciudad que hayan sido declarados monumentos historicos por la Comision de Bellas Artes. Este edificio es uno de ellos. De este modo, en una oficina, la nuestra, se centralizaran copias de toda la documentacion de cada apartamento de la lista. Con el tiempo, este sistema centralizado permitira un enorme ahorro de tiempo.
Brunetti, observando la sonrisa de satisfaccion que tenia Rossi al decir eso, recordo que, dos semanas atras,
– ?Cuantos apartamentos son? -pregunto.
– Oh, no tenemos ni idea. Esa es una de las razones por las que se efectua esta investigacion.
– ?Cuando empezo la investigacion? -pregunto Brunetti.
– Hace once meses -respondio Rossi rapidamente, y Brunetti comprendio que podria darle tambien la fecha exacta, si se la pedia.
– ?Y cuantos expedientes han reunido hasta ahora?
– Como algunos nos hemos ofrecido para trabajar los sabados, llevamos mas de cien -dijo Rossi sin disimular el orgullo.
– ?Y cuantas personas trabajan en el proyecto?
Rossi se miro la mano derecha y conto con los dedos, empezando por el pulgar, a sus companeros.
– Ocho, me parece.
– Ocho -repitio Brunetti. Desvio la atencion de sus calculos y pregunto-: ?Que significa todo eso? Para mi, en concreto.
La respuesta de Rossi no se hizo esperar.