migas en paz y tranquilidad. No tenian por que preocuparse. Sejer dejo a la mujer y se acerco a dos jovenes que estaban discutiendo energicamente junto a la fuente, desde donde se tenia una buena vista del banco y la calle principal.
– ?Habeis visto en que direccion se ha ido?
Se callaron y lo miraron.
– Policia -dijo Sejer, dejando la cartera en el suelo.
– ?Joder! ?Que rapidez! -exclamo uno de los dos, un chico delgado como un palillo, con el pelo de dos colores y gafas de sol sobre la cabeza. El pelo en realidad era negro, pero en medio tenia un mechon rubio. Se volvio y senalo la calle principal, que desaparecia entre el parque de bomberos y el restaurante Diamanten.
– Iba empujando a una chica. Luego la metio a la fuerza en el coche.
– ?Que tipo de coche? -pregunto deprisa, mientras se palpaba el cinturon buscando el telefono movil.
– Uno pequeno, blanco. Un Renault, tal vez.
– Quedate aqui -dijo Sejer, sacando la antena del telefono.
– En realidad, ibamos a trabajar -dijo el otro, expectante-. Ademas, no era un Renault, mas bien un Peugeot.
– Pues hoy llegareis tarde -dijo Sejer escuetamente-. Eso puede sucederle a cualquiera. ?Llevaba pasamontanas?
– Si.
– ?Jersey negro y pantalones de pana?
– ?Sabes quien es?
– No.
– ?Tenemos que ir a la comisaria?
– Probablemente.
Puede que todo estuviera planeado. Quiza fueran complices. Tal vez fuera su novia. Una rehen falsa. Dos personas en el banco treinta segundos despues de abrir. ?Era eso probable? Hoy en dia, la gente era muy ocurrente.
Los grupos de gente se iban disolviendo, pero algunos seguian alli, tal vez con la esperanza secreta de ser interrogados. Por lo demas, no se veia nada. El hombre habia desaparecido. Todo habia acabado en un par de segundos. Algunos se extranaban de lo facil que habia sido. Y conociendo la zona, con la ayuda de un coche veloz se podia llegar lejos en solo media hora.
El ninato se bajo las gafas hasta la nariz.
– Lo teneis todo en video, ?no?
– Esperemos -murmuro Sejer. Su experiencia con la vigilancia por video no era del todo positiva. Se volvio en el momento en que un coche de la policia entro en la plaza. De el salio de un salto Goran Soot, lo que le hizo fruncir el ceno. A continuacion salio Karlsen. Sejer respiro aliviado.
– Hay un rehen. Una joven. Y lleva cargada el arma. Disparo una bala dentro del banco.
Karlsen miro sin disimulo al chico con el pelo de tejon.
– Hay que interrogar a estos dos. Vieron al atracador y el coche. Entrad a por la grabacion del video cuanto antes. Tenemos que averiguar quien es la rehen. Hay que interceptar el trafico en la E18 y en la E76. Usa la emisora local. El coche es pequeno y blanco, seguramente frances.
– ?Se llevo mucha cantidad?
Karlsen miro con los ojos entornados la puerta del banco.
– Aun no lo sabemos. ?De cuantos hombres podemos disponer?
– No de muchos. Envie a Skarre al agente de policia rural Gurvin, cuatro estan en un seminario, y otros cuatro han empezado las vacaciones.
– Tendremos que pedir refuerzos. Ahora hay que centrarse en la rehen.
– ?Ojala abra la puerta y la tire a la cuneta!
– Nadie te prohibe tener esperanzas -dijo Sejer secamente.
Los dos chicos tuvieron que esperar en el asiento de atras de un coche de servicio, pero no les importo lo mas minimo. Sejer y Karlsen entraron en el banco, donde la cajera se habia sentado en el sofa que habia junto a la ventana, acompanada por el director del banco, que estaba en la camara acorazada y no se entero de lo ocurrido hasta que oyo el tiro. En ese momento no se atrevio a subir. No hasta que oyo las sirenas.
Sejer miro a la joven que acababa de sufrir el atraco. Estaba livida y sudorosa, pero nadie la habia tocado. Lo unico que habia hecho era levantar una mano, coger unos cuantos fajos de billetes de la estanteria y ponerlos sobre el mostrador. Y, sin embargo, era obvio para todo el mundo que su vida cambiaria a partir de entonces. Incluso puede que hiciera testamento. No porque tuviera muchas posesiones, sino porque esas cosas deberian arreglarse mientras se esta a tiempo. Sejer se sento a su lado y dijo con voz compasiva:
– ?Esta usted bien?
La mujer se permitio unos sollozos.
– Si -contesto, con toda la firmeza que fue capaz de mostrar-. Estoy bien. Pero cuando pienso en la chica que se llevo… Deberia usted haber oido lo que le dijo. No quiero ni pensar en lo que le estara haciendo.
– Bueno, bueno -dijo Sejer con calma-. No anticipemos acontecimientos. Se la llevo para salir sin impedimentos hasta el coche. ?La habia visto antes?
– Nunca.
– ?Puede decirme las palabras que pronuncio delante del mostrador?
– Puedo repetir cada una de sus palabras -contesto-. Nunca las olvidare. Se acerco a ella por detras. Primero le puso un brazo debajo de la barbilla y la arrastro hasta el mostrador, luego la tiro al suelo y le puso un pie en la cabeza. Y entonces empezo a gritarme: ?Si te demoras un solo segundo, le aplastare el craneo! Y luego disparo. Al techo, se entiende. Las placas volaron. El pelo se me lleno de yeso.
Se seco el sudor con la manga de la blusa. Sejer le concedio un descanso, mientras miraba a Karlsen, que estaba cogiendo la camara del techo para sacar el rollo de la pelicula.
– ?Hablaba noruego?
– Si.
– ?Sin acento?
– Si. Tenia una voz aguda. Un poco afonico tal vez.
– Y la mujer, ?dijo algo?
– Ni una palabra. Estaba muerta de miedo. El tipo sabia lo que hacia. Actuaba lleno de desprecio. Seguro que ha atracado antes.
– Bueno, ya veremos -la interrumpio Sejer, y cogio la cinta-. ?Tendria la amabilidad de acompanarnos hasta la comisaria a ver el video?
– Tengo que hacer una llamada.
– Nosotros la ayudaremos.
Karlsen la miro.
– ?Podria decirnos aproximadamente la cantidad de dinero que le dio?
– ?Que le di? -grito, mirandolo enloquecida-. ?Que manera de hablar es esa? ?No le di nada, me atraco!
Sejer pestaneo y miro al techo.
– Perdoneme -dijo Karlsen-, quiero decir si tiene idea de cual fue el botin.
– Es viernes -contesto la mujer ofendida-. Tenia unas cien mil coronas en la caja.
Sejer miro a traves de la puerta abierta.
– Reunamos a la gente de la calle que los vio. Fueron varios. Al menos tendremos una buena descripcion.
Al decir estas palabras, suspiro hondo pues el mismo habia visto al hombre perfectamente, a unos metros de distancia. ?De cuanto seria capaz de acordarse?
– Era un coche blanco y parecia nuevo. Bastante pequeno -dijo la mujer-. No pude ver mucho mas. Estaba abierto y seguramente con las llaves puestas, porque lo puso en marcha casi antes de haber cerrado la puerta. Cruzo la plaza y se fue derecho hacia la carretera.
– Lo mas probable es que se trate de un coche robado. Tal vez tenga el suyo aparcado en algun lugar a lo largo del itinerario. Es posible que se trate de un hombre peligroso. Lo de llevarse una rehen debio de ser algo impulsivo. Si es que realmente lo hizo. No podia contar con que hubiera algun cliente en el banco nada mas abrir.