por su enorme impacto.
Estaba cansado de aquella controversia que surgia constantemente. A diario habia que tomar decisiones de ese tipo, lo cual daba lugar a acaloradas disputas. Pia y el se habian pasado la mitad de la tarde del domingo discutiendo a proposito de la foto de Egon Wallin. Johan estaba en contra de su publicacion, pero tuvo que enfrentarse tanto a Pia como al director de la edicion y, al final, se vio obligado a aceptar ofrecer una secuencia corta en la que se veia a distancia el cuerpo colgado en la Puerta. Faltaban apenas unos minutos para la emision,y si no tomaban una decision rapida se arriesgaban a perder todo el reportaje.
Ahora era un nuevo dia y Pia y el habian acordado empezar por la galeria, en el caso de que estuviese abierta despues de lo sucedido. Confiaban en que al menos hubiera alguien en el local.
De camino hacia alli en el coche, Pia lo miro de soslayo a traves del flequillo negro despeinado que le caia sobre los ojos.
– No estaras enfadado, ?verdad?
– Claro que no estoy enfado; solo pensamos diferente, nada mas.
– Bien, muy bien -dijo ella dandole una palmada en la rodilla.
– Me pregunto quien estaba ayer en esa galeria -murmuro Johan para cambiar de tema.
– Pudo ser un empleado que nos vio acercarnos y no tenia ganas de hablar con nosotros, simplemente - aventuro Pia-. Tras la inauguracion, tendran que limpiar y recoger.
– Tienes razon. Tambien pudo ser que algunos quisieran reunirse despues de lo que habia pasado.
– Si, tal vez fuera eso -afirmo ella al tiempo que esquivaba un gato grande de color cobrizo que se le cruzo en la carretera.
Acostumbrada a la zona, condujo el vehiculo por las estrechas callejuelas empedradas y aparco en la plaza Stora Torget. Ahora, en invierno, cuando la plaza no estaba a rebosar de tenderetes que impedian el acceso como en verano, era posible aparcar alli.
Pia monto el tripode en la calle y comenzo a filmar. Justo cuando acababa de poner en marcha la camara aparecio una mujer regordeta con una zamarra y un gorro de piel de borrego que caminaba con un ramo de flores en la mano. Johan se le acerco microfono en mano.
– ?Que opina usted del asesinato?
La senora se mostro vacilante al principio, pero enseguida se sobrepuso.
– Es espantoso que ocurra algo asi aqui, entre nosotros, en una ciudad tan pequena como Visby. Y, ademas, que le ocurra a Egon, una persona tan encantadora, siempre agradable y atento. Es incomprensible que haya podido suceder una cosa asi.
– ?Por que deposita flores aqui?
– Es lo minimo que una puede hacer en estos momentos para honrar a Egon. Todos estamos sobrecogidos, desde luego, sin saber muy bien que hacer.
– ?Se siente atemorizada?
– Pues claro, no puedes evitar pensar si no andara suelto algun loco. Una ya no puede ni andar segura por la calle.
A la senora se le llenaron los ojos de lagrimas. Se callo e hizo un gesto de rechazo con la mano para que Pia dejara de grabar. El le pidio permiso para utilizar la entrevista en su reportaje. No hubo ningun inconveniente por su parte y le deletreo su nombre a Johan con toda claridad.
Una moderna placa de acero, colocada en la rugosa fachada de piedra entre los anclajes medievales, indicaba que la galeria se llamaba Wallin Art. En el escaparate habia una fotografia de Egon Wallin y, ante ella, una vela encendida. Comprobaron que la puerta estaba cerrada pero que habia gente dentro. Johan dio unos golpes en la puerta y consiguio llamar la atencion de una mujer. Esta se acerco y abrio; cuando cruzaron el umbral de la puerta se oyo un tintineo. La mujer se presento como Eva Blom. Junto a un mostrador, otra mujer estaba rotulando en un cartel: «Cerrado por defuncion».
– Si, suponemos que hoy la galeria estara cerrada -les explico Eva Blom sonriendo con frialdad-. Me imagino que Monika no querra que tengamos abierto como si fuera un dia normal. Sobre todo por la cantidad de periodistas que han llamado, tanto ayer como esta manana -preciso, y dirigio una mirada a Pia, que ya estaba a punto de filmar el retrato de Egon Wallin que aparecia en el escaparate.
Eva Blom, una mujer atractiva, vestia sueter y falda negra y llevaba los labios pintados de un rojo que encajaba muy bien con su tez blanca como la leche. Alzo los ojos azules y miro a Johan desde detras de unas gafas de montura roja.
– ?Que quereis?
El se presento y presento a su companera.
– Queremos logicamente informar acerca de lo ocurrido y conocer como habeis reaccionado. Vosotras trabajabais muy cerca de Egon Wallin -argumento Johan mirandola con circunspeccion, ya que era una persona baja que apenas le llegaba a los hombros.
– Solo si no grabais -respondio secamente-. No quiero salir en la television.
– Lo siento, pero esta es la unica manera que tenemos de contar algo, puesto que nosotros trabajamos en television -manifesto Johan-. ?Podriamos tomar al menos algunas imagenes aqui dentro?
A Grenfors no le iba a gustar nada que consiguieran tan pocas entrevistas. Ademas, Johan se habia negado tajantemente a satisfacer el deseo de su jefe de lograr que la viuda accediese a participar en una entrevista. Su etica no le permitia aceptar algo asi.
Capitulo 24
La inspectora Karin Jacobsson era la persona en quien Knutas confiaba mas en el trabajo. Habian colaborado juntos quince anos. Era una agente de policia perspicaz y competente, pero, sobre todo, fue su personalidad lo que le llevo a quedarse prendado de ella desde el principio. Era encantadora, vivaz y energica, y siempre tenia sus propias opiniones acerca de todo; desde luego, el nunca habia conocido a una persona mas directa. Al menos, en lo referente al trabajo. Era una mujer guapa, bajita y morena, con unos ojos castanos de cervatillo. Jugaba al futbol en su tiempo libre, y eso se notaba en su cuerpo atletico. Su rasgo mas original era el hueco que tenia entre los incisivos, que se le veia con claridad cuando se reia. Iba casi siempre con unos vaqueros y un jersey, y cuando en verano aparecia en el trabajo alguna vez con falda, mas de uno alzaba las cejas. Con treinta y nueve anos -aunque parecia mas joven-, aun no tenia pareja, al menos, que Knutas supiera. Si salia con alguien, se lo guardaba para ella, una hazana casi imposible en una ciudad tan pequena como Visby.
Los padres de Karin vivian en Tingstade y ella los visitaba de vez en cuando. Habia algo misterioso alrededor de Karin que el inspector no acababa de entender.
En aquel momento se encontraban los dos sentados, cada uno ante su taza de cafe, en el despacho del comisario deliberando sobre cual podria ser el movil del asesinato de Egon Wallin.
– La verdad es que de entrada parece misterioso el hecho de que el pintor y su agente viajaran a Estocolmo precisamente la manana siguiente al dia del crimen, pero igual tiene una explicacion plausible -comento Karin-. Puede que lo tuvieran previsto desde hace tiempo.
– Si, espero que consigamos localizarlos a lo largo del dia para poder esclarecer ese punto. Pero, sin duda, es una coincidencia muy sospechosa que viajaran precisamente en el mismo vuelo que el maximo competidor de Egon Wallin, quien, ademas, ya habia tratado antes de echarle el guante a Mattis Kalvalis.
– Cierto, pero ?cuantos vuelos a Estocolmo hay los domingos? -prosiguio Karin-. Quiza no tenga nada que ver con el tema. A mi me parece que lo primero que debemos preguntarnos es por que salio Egon Wallin de casa a media noche. ?Que persona normal llega a casa a las once con su mujer despues de una fiesta y luego, de repente, decide salir a dar un paseo? Ademas, el sabado por la noche hacia un frio de mil demonios. La unica razon que puedo imaginar es que fuera a encontrarse con alguien. Una cita amorosa, sencillamente.
– Yo tambien lo he pensado. Pero ?quien es esa amante y donde esta? ?Y por que no se ha puesto en contacto con la policia? Egon Wallin no fue en coche ni pidio un taxi, eso ya lo hemos comprobado. Por lo tanto, tuvo que salir andando desde su casa y luego, o se encontro con su agresor en la calle o bien fue asesinado en