– Son gratis -dijo en voz baja-. Bueno, dos unidades. Si quieres mas, tienes que pagarlos.
Nego con la cabeza. Empujo la puerta y entro.
Al otro lado, la oscuridad era casi impenetrable, y la escalera que encontro era aun mas estrecha y empinada.
Solo se oia el rumor del aire acondicionado. Olia a limpio, como a plantas, casi como en un spa. Cuando bajo la escalera se abrio ante el un pasillo estrecho y largo, minimamente iluminado con unos neones rojos en el techo. Las paredes estaban pintadas de rojo y el suelo, de negro. A uno y otro lado habia cabinas que parecian iguales que las de arriba. Algunas puertas estaban cerradas; ante una de ellas oyo unos gemidos debiles que se colaban a traves de las delgadas paredes.
Un chico de unos veinticinco anos rondaba una de las cabinas, cuya puerta estaba entreabierta. Al pasar ante ella, advirtio que dentro habia alguien sentado. Era evidente que el chico se disponia a hacer compania a aquel hombre.
Por doquier habia pantallas con peliculas pornograficas. Se preguntaba donde se habria metido Malmberg. Si estaria ahora sentado solazandose en una de aquellas cabinas. Sintio repugnancia solo de pensarlo.
De uno de los compartimentos salio un hombre, que al verlo esbozo una amplia sonrisa e intento atraerlo. No dijo una palabra, pero su lenguaje gestual dejaba muy claro lo que queria. El acelero el paso al pasar junto a el.
Aquel lugar era absolutamente increible. Los pasillos se sucedian hasta formar un laberinto, y pronto se sintio perdido en medio de tanta cabina y tanta imagen.
Comenzaba a sentirse mareado. Queria salir, abandonar todo aquello. Trato de buscar el camino de vuelta y camino presuroso en la direccion que a su parecer conducia a la escalera. Se equivoco. En vez de eso, fue a parar al final del pasillo, junto a la puerta a traves de la cual se colaban los gemidos. Con cautela, la abrio lo suficiente como para poder ver lo que ocurria alli. En el interior habia una pequena sala de cine. Ocupaba la pared del fondo una pantalla gigantesca en la que se proyectaban simultaneamente las imagenes que pasaban por los centenares de pantallas de television que habia tenido ocasion de ver en su corta visita. Toda la decoracion era negra: las paredes, el techo, el suelo, el sofa de piel y los sillones.
Al principio solo vio tres cuerpos en plena actividad en el sofa, delante de la pantalla. Identifico al momento a Malmberg como uno de ellos. Luego vio el rostro de otro hombre, un tipo de unos cincuenta anos. Sus rasgos le parecieron conocidos, pero no consiguio identificarlo. Al tercero no se le veia el rostro. Era mas joven, y los dos hombres de mas edad se inclinaban sobre el. Estaban desnudos y ninguno advirtio su presencia. Estaban entregados a lo suyo.
Se apodero de el una sensacion de irrealidad, como si la escena que se estaba desarrollando ante sus ojos no fuera real.
Justo cuando estaba a punto de darse la vuelta y largarse de alli vio la cara del tercer participante.
Apenas dos segundos. No le costo mas tiempo reconocerlo. Cerro la puerta inmediatamente. Se quedo un rato fuera, apoyado en la pared. El sudor le perlaba las sienes. Sentia deseos de gritar.
Con las piernas casi paralizadas se apresuro a buscar la salida a traves de los pasillos, y tambaleandose consiguio dar con la escalera de salida. Evito mirar a la chica que estaba detras del mostrador.
Ya en el exterior, parpadeo a la luz. Paso una mujer con un cochecito de bebe. Fuera, la vida seguia su curso normal. Al llegar a la esquina de la calle, vomito. No solo por lo que acababa de ver, sino tambien por lo que se veria obligado a hacer.
Capitulo 80
El viernes por la manana, Karin abordo a Knutas en cuanto este puso los pies en la comisaria. Sus ojos centelleaban.
– Oye, he descubierto cosas muy interesantes. Intente llamarte ayer, pero no contesto nadie.
– Adelante.
– Estuve investigando el pasado de Hugo Malmberg, y ahora veras. -Se sento en el sofa que Knutas tenia en su despacho para las visitas y prosiguio-: Vivia solo en un maravilloso piso de la calle John Ericssonsgatan en Kungsholmen y durante muchisimo tiempo fue copropietario de la galeria que hay en la calle Osterlanggatan. Era homosexual. Yo creia que siempre lo habia sido, pero de eso nada. Estuvo casado hace mucho con una mujer, Yvonne Malmberg; ella fallecio en 1962, es decir, hace mas de cuarenta anos; ?adivina de que murio?
Knutas meneo la cabeza y permanecio en silencio.
– Murio al dar a luz, en la seccion de partos del hospital Danderyd, concretamente.
– ?Y el bebe?
– Fue un nino. Sobrevivio, pero fue entregado en adopcion con solo unos dias de vida.
Knutas lanzo un subido.
– Y eso no es todo.
– ?No? ?Hay mas?
– ?Sabes quien es la persona que mas veces ha alquilado la casa de Rolf de Mare, en Muramaris? -Sin esperar respuesta, anadio-: Erik Mattson, el tasador de Bukowskis.
Capitulo 81
El programa de aquel fin de semana estaba apretado. El viernes, Johan tomo el primer vuelo de la manana con destino a Estocolmo. Habia quedado a las diez con Erik Mattson en Bukowskis. Almorzaria con su hermano menor y luego, por la tarde, pensaba entrevistarse con el director de informativos. Y ademas de todo eso, queria encontrar un hueco para pedirle un aumento de sueldo a Max Grenfors. Por la noche tenia una cena familiar en casa de su madre, en Ronninge, y el sabado por la manana habia quedado en verse con la persona que aspiraba a alquilar su piso. Para empezar, Johan habia obtenido permiso del dueno para alquilarlo por un ano. El futuro inquilino era un colega de la Television de Karlstad, que habia apalabrado una sustitucion por un periodo de un ano en la seccion de deportes de la SVT
El sabado por la tarde debia regresar a Visby porque Emma y el habian concertado una cita con el sacerdote a las cuatro. ?Menudo fin de semana!, penso una vez estuvo sentado en el avion, apretujado contra un hombre que a buen seguro pesaba mas de ciento cincuenta kilos. No tenia fuerzas ni para intentar cambiarse se asiento.
Erik Mattson era tan elegante en persona como en la pagina de Internet. Tenia muy buen aspecto y un atractivo especial que a Johan le llevo a preguntarse si no seria gay.
Se sentaron en una sala de conferencias que estaba libre y el tasador le invito a cafe y galletas italianas de almendra. El periodista decidio ir directamente al grano.
– Segun tengo entendido, ha estado bastantes veces en Muramaris. ?Por algo en concreto?
– Estuve alli por primera vez a los diecinueve anos, con varios amigos que asistiamos a un curso de arte en la universidad. Decidimos ir de vacaciones a Gotland en bicicleta. Ya entonces me fascinaba la pintura de Dardel, y sabia que paso algunos veranos en Muramaris. -Sonrio al recordarlo-. Recuerdo como ibamos alla abajo por la playa y fantaseabamos pensando que Dardel tambien habia recorrido pausadamente aquel mismo camino casi un siglo antes. En su relacion con Rolf de Mare, Ellen y Johnny, y con todos los artistas que iban a visitarlos. ?Que vida la suya! Llena de amor, arte y creatividad. Desenfadada en cierto modo y alejada de la realidad -desgrano con anoranza.
– ?Y luego volvio?
– Si -respondio, aun ausente-. Mi ex mujer Lydia y yo alquilamos la casa de Rolf de Mare con todos los ninos, cuando estabamos aun casados. De eso hace ya muchos anos. Pero fue una mala idea. No es un sitio practico para ir con ninos de corta edad. Las escaleras que bajan a la playa son muy empinadas y no hay mucho espacio para jugar. Ademas, la casa no es precisamente grande.