– ?Ha regresado despues?
– Si, he estado alli en otras dos ocasiones.
– Si no le parece una indiscrecion, ?quien le acompano entonces?
– Un amigo; Jakob se llamaba -respondio escueto el tasador, que de pronto parecia molesto-. ?Por que me pregunta todo esto?
– En realidad hay dos razones -mintio Johan-. En parte se trata, claro esta, de obtener algo mas de informacion relacionada con el asesinato de Gotland, pero hay algo mas. Muramaris me parece tan interesante que me gustaria rodar un documental para la SVT.
– ?Lo dice en serio? -De repente, Erik Mattson tenia otra energia en la voz-. Seria fantastico. Hay tanto que contar y es tan bonito por dentro… ?Ha visto las maravillosas chimeneas de arenisca que esculpio Ellen?
Johan asintio con la cabeza. Observaba a Erik con mirada escrutadora.
– ?Asi que estuvo casado? ?Cuantos hijos tiene?
– Tres. Pero ?que tiene que ver eso con el tema?
– Perdone, simple curiosidad. Ha dicho que estuvo en Muramaris con todos los ninos, y entonces me he imaginado que eran una tropa.
– Que gracia. -Erik Mattson sonrio. Parecia aliviado-. Tengo tres, ya le digo, pero no son ninos. Son adultos, y cada uno vive su propia existencia.
Capitulo 82
Johan no sabia muy bien que le indujo a hacerlo, pero despues de cenar en casa de su madre en Ronninge, de encontrarse con sus hermanos y pasar una velada muy agradable, de regreso a casa se dio una vuelta por delante del piso de Erik Mattson en la calle Karlavagen. Aparco el coche ante el edificio y contemplo la esplendida fachada. Era una casa impresionante, con paredes bien enlucidas, una magnifica puerta y arriates con flores junto al edificio. Sin saber que esperaba encontrar, se apeo del coche, se acerco al portal y probo si la puerta estaba abierta. Logicamente, estaba cerrada. Se veia luz en la mayoria de las ventanas. Se habia informado del piso en que vivia Mattson y observo que tambien alli estaba la luz encendida. El inmueble tenia portero automatico y clave. Un impulso lo llevo a pulsar el boton donde figuraba el nombre de Erik Mattson. Repitio la llamada varias veces. Silencio. Hasta que de pronto oyo una voz de hombre que no era la de Erik y una musica de fondo. El hombre parecia ligeramente acelerado y algo borracho.
– Hola Kalle, llegas tarde. Pero si ya ibamos a salir, joder.
Se interrumpio el contacto. Ningun zumbido, el tipo de arriba no habia abierto. Se apresuro a volver al coche. Unos minutos mas tarde salieron por la puerta tres hombres; uno de ellos era Erik Mattson. Parecian alegres y se quedaron hablando delante de la puerta. Se hundio en el asiento para que no lo vieran, pero pudo oir lo que decian.
– ?Donde cojones se ha metido?
– ?No se habra enfadado?
– No; Kalle, no. Se nos habra adelantado.
Los otros hombres a los que no conocia parecian de la misma edad que Mattson. Yupis de Ostermalm, apuestos y bien vestidos, con sus caros trajes de moda debajo de los abrigos y el cabello peinado hacia atras.
Pasaron junto al coche sin advertir que el estaba dentro y desaparecieron por el parque Humlegarden. Los siguio. Entraron en el restaurante Riche. Dentro del local no cabia un alfiler, y fue una suerte para Johan que no hubiera cola.
La musica zumbaba y aquello estaba lleno de gente que charlaba con una copa en la mano.
Ojala no lo descubrieran. Erik Mattson lo reconoceria inmediatamente, puesto que se habian visto aquel mismo dia por la manana. Aunque por otro lado, tampoco era tan extrano que un periodista acudiese al Riche un viernes por la noche. Su reflexion quedo plenamente confirmada cuando, al acercarse a la barra, diviso a algunos colegas de Ekot a quienes conocia y a los que se unio.
No le quito el ojo de encima a Erik Mattson, que se movia charlando entre la gente. Al parecer, conocia a todo el mundo. Advirtio que se bebia una copa tras otra sin que se le viera especialmente borracho.
Pero de pronto desaparecio. Johan se despidio de sus conocidos y empezo a buscarlo. Su inquietud iba en aumento. ?Lo habria perdido? Entonces lo vio hablando con un hombre de cierta edad. Estaban muy juntos y parecian intimos.
De repente, el hombre de edad se dirigio hacia la salida y se fue. Un par de minutos despues, Erik siguio el mismo camino. Fuera, vio que se metian en un taxi. El tomo el siguiente y pidio al conductor que siguiera al coche que iba delante. Johan no sabia muy bien lo que estaba haciendo. Tenia que levantarse temprano al dia siguiente y limpiar el piso antes de que llegara el inquilino y luego debia recoger sus cosas y embarcar en el vuelo a Gotland. No tenia tiempo para jugar a los espias, en absoluto.
La carrera fue corta. El coche que los antecedia se detuvo delante de una puerta deslucida en una de las callejuelas del centro, donde entraron Erik y su acompanante. Pago al taxista y los siguio. Bajo por una escalera que conducia a una especie de videoclub. Alli tuvo que pagar la entrada para seguirlos aun mas abajo, hasta los antros subterraneos.
Johan no tardo mucho en comprender a que se dedicaba Erik Mattson.
Capitulo 83
Pia y Johan se disponian a preparar el reportaje para la emision dominical de la tarde, porque en aquellos momentos la informacion mas candente estaba en Gotland. Johan le conto lo que habia descubierto en Estocolmo tras seguir a Erik Mattson.
– ?Es verdad?
– Como te lo cuento.
– Parece increible. Pero podria ser el asesino, ?no crees?
– Si, ?por que no?
– ?Se lo has contado a la policia?
– No, quiero estar mas seguro.
– Entonces, piensas que no debemos utilizar eso en el reportaje, ?no es eso?
– Aun no, es demasiado pronto. Quiero disponer de tiempo para averiguar mas cosas de Erik Mattson.
Cuando volvio a casa por la noche, tenia la cabeza a rebosar de pensamientos contradictorios. Mattson era tasador en Bukowskis y uno de los expertos nacionales de mas renombre en pintura sueca del siglo xx. Al mismo tiempo, acudia a oscuros antros de invertidos donde se prostituia. No podia creerlo. Era impensable que lo necesitara economicamente. Mattson era un personaje incomprensible, y, desde luego, el estaba mas cada vez convencido de que estaba implicado en el asesinato. Por otra parte, estaba el robo del cuadro, y el tasador, ademas, era experto en Dardel.
Una llamada al movil lo saco de sus pensamientos. Era Emma. Queria que comprara panales antes de volver a casa.
Para su desilusion, Elin ya estaba dormida cuando llego a casa. Con que rapidez se acostumbra uno a las nuevas rutinas, penso. Antes podia pasar semanas alejado de ella, ahora casi no soportaba no poder darle las buenas noches y besarla en la nuca como solia.
Emma habia preparado pasta con salmon, que acompanaron con un vaso de vino. Despues de cenar se sentaron en el sofa y apuraron el resto de la botella.
– ?Que te ha parecido la pastora? Apenas hemos tenido tiempo de hablar de ello -dijo Emma acariciandole el cabello.
– Ah, bien, bien…
– ?Sigues pensando que debemos casarnos por la Iglesia?