– ?Cuantos anos tienen? Los hijos, quiero decir.

– Los chicos, David y Karl, tienen veintitres y veintiuno, respectivamente; Emilie, la hija, diecinueve.

– ?Con cual de ellos no se llevan bien?

– Con David, el mayor. Bueno, yo hable con el padre de Erik, que, por otro lado, parece una persona muy amable, y, segun me dijo, David era el mas sensible y el que peor lo paso tras la separacion. Sus padres se divorciaron precisamente por la adiccion de Mattson a las drogas y, ademas, perdio la patria potestad porque descuido sus obligaciones cuando tenia a los ninos en casa a su cargo los fines de semana. Pero eso no ha influido en David. Evidentemente, el ha tomado partido por su padre.

Knutas se quedo un rato mirando con fijeza a Karin sin decir nada. Despues, levanto con decision el auricular del telefono, como si de repente se le hubiera ocurrido alguna idea.

Capitulo 85

La duena de Muramaris, Anita Thoren, tardo menos de un cuarto de hora en presentarse en comisaria cuando Knutas la llamo.

– Me alegro de que hayas podido venir tan pronto. Como ya te he anticipado por telefono, queremos que veas unas fotografias.

– Muy bien.

Anita Thoren se sento en el sofa que Knutas tenia para las visitas y el comisario coloco ante ella cinco fotografias de hombres de unos veinticinco anos. Le pidio que las mirase con atencion y que se tomara el tiempo necesario. Karin y Wittberg estaban presentes en calidad de testigos.

– Es este de aqui -afirmo ella-. El es la persona que alquilo la casa en febrero. No tengo la menor duda.

El silencio se podia cortar en el despacho de Knutas cuando deposito la fotografia en la mesa. Se trataba de un hombre joven, sonriente. Llevaba el pelo corto, y parecia una persona que prestaba atencion a su aspecto. Se veia que era un joven musculoso y bien entrenado.

El joven que sonreia ante la camara no era otro que David Mattson.

Capitulo 86

Knutas dispuso la inmediata detencion de Erik Mattson y de su hijo David para ser interrogados. Llamo a Kurt Fogestam, quien le prometio encargarse personalmente de que se detuviera a ambos sin perdida de tiempo. Puesto que Anita Thoren habia identificado a David, el fiscal dicto la orden de arresto. Los restos del cabello y de la ropa de Egon Wallin hallados tanto en la casa como en la furgoneta pertenecian al inquilino. Asi pues, sabian que David era el autor de los hechos. La cuestion estaba en saber si habia cometido los crimenes el solo o ayudado por su padre. El comisario no se podia explicar que tenia que ver Egon Wallin con el asunto ni la relacion existente con el robo de El dandi moribundo, pero esperaba averiguarlo en los interrogatorios.

Knutas se maldijo para sus adentros por no habersele ocurrido antes revisar las listas de los inquilinos de Muramaris. Estuvieron tan obsesionados en intentar localizar a la persona que tenia alquilada la casa cuando asesinaron a Egon Wallin que nadie penso en comprobar las fechas anteriores. Aquello lo trastornaba. En parte, quiza, su descuido podia atribuirse a las turbulencias relativas al nombramiento de Karin, que le habia hecho desviar la atencion de la investigacion.

Mientras aguardaban noticias de la policia de Estocolmo, en la comisaria reinaba un ambiente expectante.

Knutas, junto a la ventana de su despacho, encendio la pipa. Daba profundas caladas y expelia el humo al exterior de la ventana.

Estaba en tension. Por fin se hallaban cerca de resolver aquel maldito embrollo que no habia hecho sino crecer y volverse cada vez mas misterioso a medida que transcurria el tiempo. Llamo a su mujer, le conto lo que pasaba y le comunico que no llegaria a casa a la hora de cenar, ni durante el resto de la tarde. Line se alegro por el, por si misma y, sobre todo, por los ninos. Pronto podrian volver a ver a su padre por la tarde.

Exactamente una hora mas tarde telefoneo Kurt Fogestam. Parecia como si le temblara la voz.

– Sientate -le pidio

– ?Como dices?

– Que te sientes, Anders, antes de escuchar lo que te voy a decir.

Knutas se sento en su silla sin quitarse la pipa de la boca.

– ?Que ha pasado?

– La patrulla que iba a buscar a Erik Mattson paso primero por Bukowskis, pero no se habia presentado hoy. Su jefe no parecia muy sorprendido; segun ha dicho, Mattson falta al trabajo de vez en cuando. Al parecer, tiene problemas con el alcohol. O los tenia…

– ?Tenia? ?Como que tenia?

– Acaban de llamar desde la calle Karlavagen, donde vive Mattson. Nadie abrio cuando llamaron, asi que al final forzaron la puerta. Lo encontraron en la cama, muerto.

Knutas no daba credito a lo que acababa de oir.

– ?Asesinado?

– Eso aun no lo sabemos. El forense acaba de salir hacia alla. Pero eso no es todo. ?Sabes lo que colgaba en la cabecera de la cama?

– No.

– El cuadro robado en Waldemarsudde, El dandi moribundo.

Capitulo 87

La casa estaba situada en el cruce de dos callecitas, en una zona residencial paradisiaca, proxima al centro de Roma.

Eran las nueve y media de la manana. Habia aguardado a proposito a que pasara lo peor del ajetreo matinal, con toda la gente que acudia al trabajo, los ninos que iban a la guarderia o a la escuela, los que sacaban al perro a dar un paseo, o se encaminaba a buscar el periodico.

Ahora reinaba la calma y la calle estaba en silencio. Desde el lugar donde se encontraba podia ver a una mujer, que debia de ser Emma Winarve, moverse por las habitaciones de la planta baja de la casa. Alzo con cuidado los prismaticos. Se habia colocado entre unos arbustos para no ser visto desde la hilera de chales pulcramente arreglados.

Era guapa. Llevaba una bata larga de color rosado que parecia suave. Tenia el pelo rubio, ojos negros con las cejas bien perfiladas, pomulos altos y rasgos clasicos. Ya no una jovencita, por supuesto, pero bella, sin duda. Era alta y espigada. Se pregunto cuanta fuerza tendria.

La vio inclinarse y alzar en brazos a una nina. Al poco aparecio en el piso superior, si bien solo podia verla como una sombra que se movia de una habitacion a otra. Le siguio los pasos a traves de las frias lentes de los prismaticos; ahora se inclinaba, probablemente para acostar al bebe en la cuna. Permanecio un rato ocupada, haciendo algo. Luego, dejo caer la bata y el pudo contemplar un atisbo de su espalda desnuda antes de que desapareciera. Seguro que habia entrado en la ducha. La ocasion era perfecta. Cruzo con rapidez la calle, abrio la verja y entro resuelto en el jardin, como si fuera la cosa mas natural del mundo. Vio de lejos que la puerta de la calle no estaba cerrada con llave. Fantastico, penso. Algo asi solo podia pasar en el campo.

Miro a ambos lados antes de abrir la puerta. Ni un alma. Agil y sigiloso, se deslizo dentro y se encontro en una entrada desordenada, llena de ropa, zapatos y guantes, todo puro caos. Olia a cafe y a pan tostado. Por unos

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