– ?La ha visto alguno de vosotros despues?

– No, al menos ninguno de los que estuvimos alli sentados.

– Entonces, ?Martina no se ha puesto en contacto con vosotros desde entonces?

– No.

– ?Estas segura de que lleva dos noches sin dormir en su cama?

– Si, claro -respondio Eva con voz un poco temblorosa. Ya no pudo contener mas las lagrimas. Se asusto al ver lo preocupado que parecia. La reaccion del profesor confirmaba sus presentimientos, habia motivos para inquietarse.

– Tenemos que llamar a la policia. No queda mas remedio.

– ?Estas seguro?

– Absolutamente. Tiene que haber pasado algo, si no habria llamado. ?Has preguntado en la recepcion? - No.

– Hazlo, mientras tanto, yo llamare a la policia.

Le temblaban las piernas cuando echo a correr hacia la recepcion, que se encontraba en el edificio principal. La recepcionista sabia quien era Martina, pero no la habia visto ultimamente. Se ofrecio amablemente a preguntar por ella a lo largo de la manana al resto del personal. Eva se dejo caer en una silla. Marco el numero del telefono movil de su amiga, pero ya no le respondio el buzon de voz, sino una voz inexpresiva que le comunicaba: «El numero marcado no esta disponible en estos momentos».

Knutas y Karin decidieron desplazarse hasta Warfsholm, puesto que Martina Flochten llevaba desaparecida mas de un dia y al parecer nadie sabia donde se encontraba. No se habia puesto en contacto ni con su familia ni con su novio en Holanda.

No tenian nada mejor que hacer. Habia empezado la sequia estival y la investigacion del caballo degollado estaba en un punto muerto. Seguia siendo un misterio quien era el autor del crimen y donde se hallaba la cabeza desaparecida.

Primero comprobaron en la recepcion si las cosas de valor de Martina seguian en su sitio. Se guardaban en la caja de seguridad del edificio principal. Todo estaba alli: el pasaporte, la tarjeta Visa y los resguardos de los seguros. Por lo tanto, no habia salido del pais, al menos no voluntariamente.

En las escaleras del edificio principal se encontraron con Eva Svensson, su companera de habitacion. Tenia el cabello color ceniza, cortado a la altura de los hombros y llevaba una camiseta blanca de algodon, falda y sandalias. Mientras los guiaba hasta el albergue, hablaron de Martina.

– ?Tiene novio? -pregunto Karin.

– Esta saliendo con un chico en Holanda o por lo menos estaba saliendo con el cuando vino. En realidad creo que ha conocido a algun otro, aqui, en Gotland.

– ?Por que crees eso?

– Ha salido mucho y a veces se va sin dar explicaciones.

– ?Entonces no es extrano que haya desaparecido ahora?

– La diferencia es que ahora no llama. Siempre suele hacerlo.

– ?Conoces bien a Martina?

Knutas observaba con atencion a la joven.

– No demasiado. Congeniamos desde el primer momento y al principio nos lo pasamos muy bien. El curso empezo con dos semanas de clases teoricas en la Universidad de Visby y entonces estabamos en la ciudad todo el tiempo. Luego Martina empezo a largarse sola por las tardes. La segunda semana apenas le vi el pelo.

– ?En Visby tambien viviais juntas?

– No, cada una teniamos una habitacion en una residencia de estudiantes, por eso no estabamos tan al tanto de donde estaba la otra. Y desde que llegamos aqui, a Warfsholm, ha salido muchas veces sola. Ha puesto la excusa de que tenia que hacer varios recados o de que queria meditar, pero no me lo creo. No es de esas.

– ?Habia pasado fuera alguna noche entera antes?

– La semana pasada paso una noche fuera. Me dijo que iba a ver a unos amigos de su familia en Visby. Claro que ellos suelen venir aqui en vacaciones.

– ?Sabes quienes son? ?Los amigos?

– No, la verdad es que no se lo pregunte y tampoco me lo dijo. Como no soy de aqui, tampoco habria sabido quienes eran.

– ?Y no puede haber ocurrido eso ahora, que este en casa de unos amigos, sencillamente?

– No lo creo. Habria llamado.

– Si tiene algun novio aqui, ?quien podria ser? -pregunto Karin.

– Ni idea, la verdad. He tratado de descubrir a lo largo del curso si habia algo entre ella y alguien del grupo, pero es muy dificil confirmarlo porque habla y bromea con todos.

– ?Por que no se lo has preguntado?

– Lo he intentado, pero en cuanto hago la mas minima alusion cambia inmediatamente de tema.

– ?A quien podria haber conocido, aparte de los companeros de curso? Vivis bastante aislados, ?no?

– Si, pero hay mas huespedes en el hotel y en el camping que hay cerca de aqui. Y tambien puede tratarse de alguien a quien conociera anteriormente en Visby.

Cuando cruzaron la puerta de entrada del albergue advirtieron inmediatamente que se encontraban en un edificio antiguo, aunque lo habian renovado. En el vestibulo habia colgado un tablon de anuncios con las instrucciones acerca de todo, desde fiestas hasta salidas para pescar o las normas para utilizar el lavadero. Desde el piso de arriba llegaba un olor a pan tostado y el sonido amortiguado de voces. La habitacion que ocupaban Eva y Martina estaba en la planta baja, casi al final del pasillo. Era estrecha y alargada, con una ventana en una de las paredes. Habia una sencilla litera de hierro a cada lado y apenas habia espacio para pasar entre ellas. En una de las paredes habia un lavabo encastrado con un espejo encima. Todos los rincones estaban abarrotados de cosas; en la amplia repisa de la ventana habia un radiocasete junto con botes de laca, neceseres de maquillaje, perfumes, pintaunas, bolsas de patatas fritas y varios CD. La ropa estaba tirada o colgaba de las barras de las camas de arriba. Algunos libros de la epoca de los vikingos revelaban que las responsables de que aquello estuviera manga por hombro eran estudiantes de arqueologia. Knutas desistio en el umbral de la puerta, cuando vio el desorden, y dejo que Karin registrara sola la habitacion. De todas formas, los dos no cabian.

Se sento fuera, encendio la pipa en contra de su costumbre e hizo unas cuantas llamadas para asegurarse de que habian empezado a acordonar la zona. Hablo con Erik Sohlman, quien preferia esperar un poco antes de hacer un examen tecnico de la habitacion. Todavia no tenian ninguna prueba de que se hubiera cometido un delito.

Mientras tanto, Karin fue registrando el cuarto sola. Eva le habia explicado cual era el lado de Martina y Karin empezo a revisar sus cosas metodicamente. Alli estaba el neceser, con el cepillo de dientes y un blister de pildoras anticonceptivas que revelaba que Martina no habia tomado ninguna pildora desde el viernes, es decir, desde el 2 de julio, unos dias antes. Si se hubiera marchado voluntariamente, se habria llevado el neceser, penso Karin, y abrio la maleta que habia debajo de la cama. Ademas de ropa, dentro habia unos cuantos libros, un carton de tabaco empezado y accesorios de maquillaje. En un compartimento hallo una fotografia de un chico joven con el pelo moreno y los ojos castanos. Karin dio la vuelta a la foto pero no habia nada escrito en la parte de atras.

Se guardo la foto para poder preguntarle despues a Eva y echo un vistazo a su alrededor. En aquella angosta habitacion no habia mucho mas que revisar, aparte de la cama, claro. Retiro con cuidado el edredon de florecillas. Algo crujio y debajo de la almohada encontro una pagina arrancada de un periodico. Se sento en el borde de la cama y extendio la pagina doblada. Era un articulo del periodico Gotlands Allehanda que habia publicado un reportaje sobre el primer curso de excavacion arqueologica del verano. El articulo explicaba a que se iban a dedicar los alumnos y de donde eran. Una fotografia mostraba a Staffan Mellgren, el responsable del curso, y a algunos alumnos trabajando en el yacimiento. Karin examino sorprendida el articulo. ?Por que lo guardaba Martina debajo de la almohada?

Ahi es donde suelen guardarse los objetos que uno aprecia o la foto de algun ser amado, quiza en secreto.

Staffan Mellgren sonreia a la camara, a los demas se los veia al fondo. Debia de doblarle la edad a Martina.

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