niebla y fuertes vientos y encallo de tal manera que no consiguieron sacarlo a flote.

– ?Que paso con la tripulacion?

– Creo que se salvaron todos, la verdad.

– ?Por que no lo han remolcado nunca?

– Hubo algun agujero legal debido al cual no se pudieron exigir responsabilidades de ello a la compania naviera y el dueno alego que no tenia dinero para remolcar el barco. Por eso se quedo ahi.

– Increible. -Johan meneo la cabeza.

– ?A que si? Antes se veia mas. Se estara oxidando del todo, seguro que no tardara mucho en desaparecer por completo bajo la superficie.

Dejaron tranquilos de momento a los policias y subieron hasta la entrada del hotel, donde habian concertado una cita con la duena, Kerstin Bodin.

Era una mujer enjuta, de cabello moreno, que les sonrio amablemente, aunque se la veia cansada.

Se sentaron en la terraza de la cafeteria con vistas al puerto. Pia no podia estarse quieta y desaparecio con la camara.

– Es tan desagradable -dijo Kerstin-. Claro, no es seguro que le haya sucedido nada malo, pero figurense. Yo estoy aterrada de que puedan encontrarla ahogada por aqui en el agua -anadio-. ?Quien sabe?, por lo visto estaba bastante bebida cuando se marcho.

– ?Conoce usted a Martina?

– Hablamos bastante. Tengo mas relacion con ella que con muchos otros. Es muy agradable, una chica abierta y alegre, ademas su madre era de Gotland y Martina ha estado en la isla muchas veces.

– ?De donde era su madre?

– De Hemse. Tanto su madre como los abuelos han muerto y Martina me ha dicho que no tiene otros familiares en la isla. Pero ella suele venir aqui todos los anos a pasar alguna semana de vacaciones.

– ?Sabe donde suele alojarse cuando esta aqui?

– Creo que la familia casi siempre se hospeda en el Hotel Wisby, por lo visto suelen reservar alli una suite especial. Me ha contado que su padre conoce al dueno.

– ?Ah, si? ?Y como se llama el dueno, o la duena? -anadio Johan inmediatamente al darse cuenta de que estaba sentado delante de la propietaria de un hotel.

Kerstin sonrio discretamente.

– Se llama Jacob Dahlen. Estabamos en la misma clase en primaria.

– Puede que Martina este alli.

– No lo creo -respondio Kerstin meneando la cabeza-. En ese caso, ?por que no ha llamado? Tiene que darse cuenta de lo preocupados que estamos todos.

– Si, eso es verdad -reconocio Johan.

La relacion con el dueno del hotel de Visby parecia interesante, lo investigaria despues.

Kerstin saco su telefono movil del bolsillo superior de su blusa y marco un numero. Cuando obtuvo respuesta, se levanto y se alejo hacia la valla que rodeaba la terraza, dio un salto y se sento a hablar. Alli sentada y balanceando las piernas, parecia una nina pequena. Johan al instante empezo a pensar en su hija recien nacida. Dentro de unos anos podria sentarse asi. Kerstin regreso a la mesa.

– Jacob Dahlen no sabe nada -anuncio-. Se ha quedado sorprendido, me ha dicho que ni siquiera sabia que Martina se encontraba aqui, en Gotland.

La fotografia, que aparecia en la pagina del periodico que Karin encontro debajo de la almohada, hizo que decidieran bajar hasta Frojel, que se encontraba a menos de diez kilometros de Warfsholm, para hablar con Staffan Mellgren, el responsable de la excavacion.

Al llegar a la iglesia, Knutas se desvio de la carretera principal y aparco delante de la antigua escuela. El edificio lo ocupaban ahora un cafe y un pequeno local de exposiciones donde se mostraban las excavaciones arqueologicas.

Un sendero bajaba hasta la zona donde estaban excavando y cuando se acercaron vieron a Staffan Mellgren moviendose entre sus alumnos mientras ellos trabajaban. El terreno estaba dividido en rectangulos de unos decimetros de profundidad. En algunos hoyos se veian restos de esqueletos asi como otros objetos que a ellos les resultaba dificil identificar. En el centro habia una mesa alargada con bolsas de plastico marcadas con diferentes etiquetas, archivadores y planos. Mellgren se habia detenido alli y estaba anotando algo en un archivador. Levanto la vista cuando ellos lo saludaron, era un hombre alto, de constitucion atletica, con el cabello castano oscuro algo entrecano. Rondaria los cuarenta, supuso Karin. Con los ojos castanos y expresivos, tenia muy buena presencia, constato la subinspectora, mas atractivo que en las fotos que habia visto.

– Nos gustaria hablar un momento con usted acerca de la desaparicion de Martina Flochten -comenzo Knutas.

– Si, claro, un momento -se disculpo. Se volvio hacia una chica joven que estaba en el hoyo de al lado, le pregunto algo que ellos no oyeron y dibujo unos garabatos ininteligibles en un archivador.

En la mesa habia objetos en bolsas de plastico, trozos de huesos y herramientas. Karin exclamo entusiasmada cuando encontro una bolsa con un adorno de plata y otra con una moneda de plata.

– ?Que hacen con todo esto? -dijo Karin dirigiendose a Mellgren, que ahora parecia haber acabado con las anotaciones.

– Todos los objetos que hallamos quedan documentados. -Hizo un gesto envolvente dirigiendose a la zona que habia detras de ellos-. Esas celdillas se llaman cuadriculas. Dividimos el terreno para facilitar tanto la excavacion como la documentacion del mismo. Los objetos que encontramos se introducen en una bolsa en la que escribimos exactamente donde y cuando se extrajo, en que cuadricula y a que profundidad. Al terminar la jornada de trabajo lo guardamos todo en esos carros que pasaron al venir aqui. Despues el material se lleva a nuestros locales en la universidad, donde se clasifica y se estudia y, al final, acaba en el almacen de Fornsalen, la Sala de Arte Antiguo del Museo de Arqueologia.

– ?Podemos sentarnos a hablar en algun sitio? -pregunto Knutas.

– Si, claro.

Mellgren los condujo a una de las esquinas del yacimiento, donde habia una mesa de plastico y unas sillas.

– ?Cuanto tiempo llevais excavando aqui? -pregunto Knutas cuando se sentaron.

– ?Quiere decir ahora, en este curso? Ibamos a empezar nuestra tercera semana de excavaciones.

– ?Entonces ya habeis tenido tiempo de conoceros bastante bien?

– Ya lo creo, la relacion ha sido bastante intensa durante este tiempo.

– ?Por las tardes tambien?

– No siempre, pero por la tarde hay bastantes conferencias y otras actividades. Y, ademas, a veces cenamos juntos. La responsabilidad como encargado no termina cuando finaliza la jornada de trabajo.

Mellgren sonrio ligeramente.

– ?Que opinion tienes de Martina?

El responsable de las excavaciones se puso serio de nuevo.

– Para lo joven que es, esta muy preparada y es sorprendente cuanto sabe de la epoca vikinga en particular. Ademas, es despierta y entusiasta y contagia ese entusiasmo a los demas, asi que es realmente una suerte contar con ella.

– ?Que piensa de su desaparicion? -pregunto Karin.

– Es incomprensible. Estoy seguro de que si se encontrase bien habria llamado. Temo que le haya ocurrido algo. No se cuanto tiempo podremos seguir excavando si no aparece pronto. Su desaparicion nos ha provocado a todos un profundo desasosiego.

– ?Cuando la vio por ultima vez?

Knutas miro atentamente al encargado de la excavacion.

– El sabado pasado, cuando terminamos la jornada de trabajo. Se marcho a casa en el autobus con el resto de los alumnos, como suelen hacer todos los dias.

– ?A que hora?

– Serian las cuatro, creo. Iban a ir todos juntos a ese concierto por la noche y parecian muy animados cuando salieron de aqui.

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