Knutas y Johan cruzaron una mirada de asco.
– Me pregunto que estaran bebiendo -susurro Johan-. Te apuesto algo a que es sangre.
– No me sorprenderia -contesto Knutas y saco el movil del bolsillo de la chaqueta-. Esta gente parece capaz de cualquier cosa.
Aviso al policia de guardia de la comisaria de Visby sin apartar los ojos del espectaculo.
Johan se dio cuenta enseguida de que Pia habia desaparecido. Dio un paso hacia atras y miro alrededor. No se la veia por ningun sitio. Se preocupo y se cabreo, las dos cosas. Aquellas personas no estaban bien de la cabeza. ?Que harian si encontraban a Pia fisgando por la ventana con una camara?
Knutas llamo tambien a Karin, que se encontraba en Tingstade en casa de sus padres, no muy lejos de alli. Martin Kihlgard estaba con ella y saldrian inmediatamente hacia alla.
Johan se preguntaba cual seria el plan de Knutas. ?Iba a detener a Aron Bjarke? Y en ese caso, ?con que cargos? El hecho de que estuviera en Estocolmo al mismo tiempo que Ambjornsson, no era un motivo suficiente.
En el interior de la casa los demas habian empezado a beber del contenido del cuenco. Despues de beber empezaron a dar patadas en el suelo siguiendo un ritmo acompasado.
Uno de los miembros de la secta se aparto del grupo e introdujo algo que parecia una figura pequena de un dios en el cuenco, para luego levantarla delante de los demas. A Johan le parecio que la figura recordaba a un dios nordico, quiza Odin o Thor. La figura de la divinidad pasaba de mano en mano y los participantes se pasaban los dedos por el rostro, embadurnandose con el liquido rojo. Aquello parecia macabro.
Johan se inclino hacia Knutas.
– Parece que tienen para rato. Voy a ver donde se ha metido Pia. Silba si pasa algo.
Johan dio una vuelta a la casa. Habia luz en todas las ventanas de la planta baja, pero el piso de arriba estaba a oscuras. Cruzo el patio y abrio la puerta del establo. Alli dentro estaba oscuro como boca de lobo y olia a humedad y a cerrado. El interruptor de la luz estaba por dentro, despues de buscarlo un rato a tientas, lo encontro. Tras un tembloroso parpadeo se encendio un tubo fluorescente en el techo que dio una luz tenue. En un rincon habia un monton de escombros y un par de sacos con material aislante.
A lo largo de una de las paredes habia un arcon congelador. Observo que estaba en funcionamiento y la curiosidad le llevo a abrirlo. La tapa era grande y costaba levantarla, la palanca estaba algo oxidada. El aire frio le golpeo la cara cuando miro dentro del congelador y todo lo que vio fue unos cuantos envases de plastico cuadrados, totalmente congelados. Levanto uno de los recipientes y quito el hielo de la tapa. Tenia una etiqueta pegada. Le costo entender lo que ponia, parte del texto escrito con tinta negra se habia borrado. Enseguida logro leer las letras suficientes como para poder descifrar lo que decia. Era un nombre conocido: «Mellgren». Instintivamente levanto la vista para comprobar si habia alguien cerca viendo lo que hacia. Miro una y otra vez el contenedor de plastico. Parecia que contenia un liquido marron congelado. Se le revolvio el estomago cuando comprendio que probablemente lo que tenia entre sus manos era la sangre de Mellgren. Levanto otra caja y rasco el hielo, pero lo interrumpio un ruido procedente del exterior.
Miro hacia la puerta del establo y vio que el pomo de la puerta se movia hacia abajo.
Karin y Kihlgard se dirigieron hacia Hall en plena noche de agosto. La carretera se iba estrechando a medida que iban subiendo y solo se cruzaron con algun coche. Dejaron atras las salidas hacia Lickershamn y Ireviken, y estuvieron a punto de pasarse la salida que conducia hasta la granja. Karin dio un frenazo y entro por la angosta carretera. Ahora estaba todo oscuro a su alrededor, aqui no se veian farolas ni casas. El monte bajo se volvia cada vez mas denso y por todas partes se divisaban arboles muertos con las ramas desnudas, retorcidas.
– ?Estas segura de que vamos bien? -pregunto Kihlgard inquieto.
– Completamente. He mirado el mapa antes, solo puede ser esta carretera. Pero he de reconocer que, aunque soy de Gotland, nunca habia estado aqui arriba antes.
– Esta muy desolado, parece un paisaje fantasmal.
– Si -aseguro Karin-. Parece totalmente alejado de la civilizacion.
El coche avanzaba dando tumbos por un terreno cada vez mas accidentado y Karin empezaba a preguntarse si llegarian o se quedarian parados en algun sitio. Justo cuando ya empezaba a buscar un lugar donde dar la vuelta, descubrio un automovil aparcado arriba, en el bosque, y mas adelante habia otro. Reconocio el viejo Mercedes de Knutas.
Karin aparco al lado y se deslizaron hacia la granja con el maximo sigilo.
La expresion del rostro de Eskil Rondahl apenas cambio cuando descubrio a Johan con la caja en la mano. Solo los ojos revelaron un atisbo de sorpresa. Era la segunda vez que se encontraban ese dia.
– ?Que cojones haces aqui?
– Eso mismo iba a decir yo.
Johan le acerco las cajas.
Rondahl no contesto. Tenia los brazos caidos a lo largo del cuerpo, con torpeza, como si no supiera que hacer. Se quedaron asi un rato, mirandose el uno al otro.
– ?Quien eres?
– Me llamo Johan Berg y soy periodista.
– ?En un periodico?
– En la television, en
– ?Me has estado siguiendo?
Se iba acercando despacio mientras hablaba. Johan dio un paso atras mirando disimuladamente a los lados. ?Donde cojones estaba Knutas? ?Y Pia?
Rondahl daba vueltas a su alrededor como un animal carnivoro a punto de atacar a su presa.
Johan no sabia que hacer. La puerta estaba cerrada y no habia visto ninguna otra salida. Fuera todo parecia en silencio. Se encontro de pronto en una situacion que no controlaba en absoluto. No habia contado con acabar poniendose el mismo en peligro. La imagen de su hija cruzo su mente. Maldijo su propia estupidez. ?Como habia podido meterse en aquello sin pensar en las consecuencias? Se trataba de tres asesinatos. Penso en Emma.
Vio las paredes blancas con el revoque desconchado, los viejos compartimentos donde en su dia estuvieron las vacas atadas en hilera, encadenadas sin posibilidad de huir, como el mismo. Observo como se le habian nublado los ojos a Rondahl y se dio cuenta de que aquel hombre, que parecia tan discreto, en realidad era peligrosisimo. Estaba cara a cara con el asesino.
Las ventanas estaban oscuras, la negrura de fuera se le metio en el cuerpo, oprimiendole el corazon y paralizandole el cerebro. Entonces descubrio el resplandor de un cuchillo en la mano de aquel hombre. Al principio creyo que lo habia visto mal, pero entonces volvio a brillar. Un terror frio le comprimio el cuello como una cinta. Se quedo petrificado. No conseguia pensar claro. No sabia cuantos segundos o minutos paso alli inmovilizado. Entonces desperto de su letargo e intento sin exito huir hacia la puerta. Al instante tenia al hombre encima de el y sintio un dolor ardiente en el vientre.
Johan se desplomo en el suelo.
Karin y Kihlgard se dirigieron corriendo a la granja y vieron a Knutas pegado a una de las paredes alargadas.
– ?Que pasa aqui? -susurro Karin mientras miraba con curiosidad a traves de la ventana.
– Estan practicando algun rito. Tanto Eskil Rondahl como Aron Bjarke estan ahi dentro y Bjarke parece el lider, como vereis. No se lo que significa, pero parece que estan bebiendo sangre.
– ?Hablas en serio?
Kihlgard se encogio lo mejor que pudo teniendo en cuenta su enorme corpachon.
Knutas empezaba a estar preocupado de verdad. Los refuerzos que habia pedido tardaban en llegar y se preguntaba donde se habian metido Johan y Pia.
– ?Quien es Rondahl? -pregunto Karin.
Knutas se agacho y busco con la mirada entre las misteriosas figuras de la sala. No podia ver a Rondahl en ningun sitio. Sin duda habia abandonado la sala sin que Knutas se diera cuenta.
– Johan y Pia tambien han desaparecido -dijo Knutas entre dientes-. Y de eso hace ya un buen rato.