Pia estaba en la postura mas incomoda que uno pueda imaginarse. Habia encontrado una escalera en el exterior de la casa, habia subido al piso de arriba y habia localizado una trampilla que logro abrir de manera que podia ver todo el cuarto de estar.
Alli podia tumbarse y filmar sin que nadie la molestara mientras a ninguno de los participantes le diera por alzar la vista y mirar detras de la arana de cristal que colgaba del techo.
Nunca habria podido imaginarse que las cosas que ocurrian en aquella sala sucedian en la realidad.
Algunos participantes tenian figuras en la mano y las mojaban en cuencos cuyo contenido realmente parecia sangre. Intento enfocar las esculturas con el zoom para poder distinguir lo que representaban. Una mujer estaba besando su escultura y, para horror de Pia, luego empezo a lamer la sangre con aplicacion.
Reconocio a Aron Bjarke, que tambien actuaba de una manera muy extrana. Tenia el rostro contraido y la mirada fija mientras agitaba las manos en el aire y pronunciaba conjuros que ella no podia entender.
Puso en marcha la camara con la esperanza de que las imagenes se grabaran con nitidez.
De repente ocurrio algo. Se abrio la puerta y entro el hombre que habia abandonado la sala hacia un rato. Parecia alterado. Entonces lo reconocio: era el de la grabacion, Eskil Rondahl. Pia observo que tenia sangre en la ropa y en las manos, pero no recordaba si la tenia ya antes de salir de la sala. Podia ser de los cuencos que se habian pasado.
Eskil se acerco a Aron y le susurro algo al oido. La cara de Aron cambio inmediatamente. Se dio media vuelta hacia Eskil y hablaron sin que nadie los oyera. Pia maldijo para sus adentros. Ahora solo se le veia la espalda.
De pronto vio a traves del objetivo de la camara como Aron le decia algo al hombre del tambor y los golpes acompasados cesaron al instante. Uno tras otro los participantes fueron advirtiendo que los sonidos habian cesado y detuvieron sus movimientos mirando sorprendidos a su alrededor. Aron levanto la mano y empezo a hablar. Pia oyo como ordenaba a los presentes que se fueran a casa y volvieran al dia siguiente por la tarde, cuando se esperaba luna llena, para completar el rito. Si volvian todos entonces podrian experimentar algo extraordinario.
Algunos intentaron preguntar pero Aron alzo la mano y sonrio levemente.
Justo en el momento en que notaron que Eskil Rondahl habia desaparecido, este volvio. Vieron como se acercaba a su hermano, como Aron se dirigia a los reunidos y como entre ellos se produjo cierto desconcierto cuando interrumpieron el rito. Los participantes fueron saliendo uno tras otro de la casa. La luz de la luna obligo a los tres policias a retroceder hasta la esquina de la granja y desde alli les costaba oir lo que decian y ver a los que salian. Ni Knutas ni Karin habian reconocido a nadie de la mistica secta, aparte de Aron y Eskil. Como llevaban la cara pintada era dificil distinguir los rasgos.
Knutas volvio a pensar con preocupacion en Johan y en Pia. ?Donde se habrian metido? Tenia miedo de que les hubiera ocurrido algo.
?Donde demonios estaban los coches de la policia?
Decidieron esperar a que se marcharan los invitados para asaltar la granja. Al mismo tiempo que desaparecia el ultimo coche detras del recodo se abrio la puerta de la casa y salieron los dos hermanos. Cruzaron el patio a toda prisa en direccion al establo, que estaba a oscuras. Con expresion tensa entraron y cerraron bien la puerta. Se encendio la luz.
Knutas sintio una punzada en el estomago y pidio a sus colegas que se dieran prisa. Los tres corrieron hacia el establo. Cuando el comisario miro a traves de la ventana, se confirmaron sus temores. Los dos hermanos estaban inclinados sobre alguien tendido en el suelo y Aron tenia un cuchillo en la mano.
El hombre tendido en el suelo era Johan. No pasaron mas de unos segundos antes de que Knutas, seguido de sus colegas, irrumpieran en el establo con el arma en la mano.
– ?Policia! -grito Knutas-. ?Manos arriba y suelta el arma!
Aron y Eskil estaban inclinados de espaldas a la puerta y se quedaron congelados en aquella postura.
– ?Suelta el cuchillo! -repitio Knutas.
Intento ver si Johan seguia con vida, pero su cuerpo permanecia oculto. Los dos hombres se levantaron lentamente y se dieron la vuelta. Pese a que Knutas habia visto a Aron varias veces, casi no pudo reconocerlo. Tenia la cara cambiada, pero Knutas no acababa de comprender de que manera. Su expresion era diferente, la mascara habia caido y a Knutas le sorprendio lo parecidos que eran los dos hermanos.
Aron no hizo aun ningun ademan de soltar el cuchillo. Miro a Knutas con una mirada distraida, como si no estuviera del todo presente en la estancia.
– ?Suelta el arma! -grito Knutas por tercera vez.
Sintio la presencia de Karin y de Kihlgard, uno a cada lado, justo detras de el. Apuntaban con las armas a los hermanos.
Knutas tuvo que hacer un gran esfuerzo por permanecer quieto. Estaban perdiendo un tiempo precioso mientras la vida de Johan, que permanecia inmovil en el suelo, quiza pendiera de un hilo. «Tenemos que pedir una ambulancia -penso-, no se vaya a morir aqui».
Poco a poco Aron solto el cuchillo y este cayo al suelo con un sonido hueco. Inmediatamente avanzaron los policias y cogieron a los hermanos.
Johan yacia en el suelo, con la cara blanca y los ojos cerrados. Bajo su cuerpo habia un gran charco de sangre, que habia empapado su ropa.
– Tiene pulso, pero es debil -dijo Karin.
Se abrio la puerta y entro Pia con la camara en la mano. Cuando vio a Johan, grito y corrio hacia el.
– Esta vivo -dijo Karin-. Pero esta gravemente herido.
Domingo 8 de Agosto
Las paredes estaban pintadas en colores suaves, los ruidos sonaban amortiguados. Ella estaba sentada con su bebe en brazos meciendose en la silla. Habria podido ser un dia como otro cualquiera. Estaba amamantando a Elin, la nina succionaba con avidez de su pecho y dejaba que la leche pasara a su cuerpecillo. Emma no podia llorar. Le habria gustado ser capaz de hacerlo pero su inquietud y su desesperacion eran secas. Su cuerpo se encontraba en reposo, en el vacio, en espera. Desde que recibio la noticia de que Johan estaba gravemente herido y se debatia entre la vida y la muerte, algo se habia petrificado en su interior. Se sentia congelada por dentro y no sabia si se iba a volver a descongelar alguna vez.
Miro a Elin. La sala de espera estaba en silencio. Seguro que ya habia salido en las noticias. Que el reportero local de la Television Sueca habia sido apunalado por uno de los asesinos detenidos y que estaba siendo operado en el hospital de Visby.
Emma creia que era un castigo por no haber aceptado el amor de Johan. Lo habia dejado fuera. Ahora se arrepentia, pero ya no tenia remedio. Los medicos le habian explicado que sufria una hemorragia interna como consecuencia de las punaladas que habia recibido en el vientre. Un equipo de medicos luchaba por salvarle la vida.
Cuando la puerta de cuidados intensivos se abrio, dio un respingo tan brusco que a Elin se le salio el pezon de la boca.
Salio un medico. Emma ya le conocia. Era uno de los que habia hablado con ella antes. Era alto y parecia simpatico, quiza diez anos mayor que ella. La puerta estaba bastante lejos, con lo cual tuvo tiempo de observarlo un rato. Comprendio que venia a hablar con ella. Tenia una forma de caminar informal, calzaba zuecos blancos con el color algo desgastado en las punteras. Observo que llevaba un anillo de casado en el dedo. Del bolsillo de la bata asomaba un boligrafo. ?Por que los medicos siempre llevaban un boligrafo en el bolsillo? Nunca habia visto a ninguno sin el. Estaba bronceado y tenia alrededor de los ojos esas rayas blancas que les salen a la gente de mar cuando se echan a navegar.
La miro, se fue acercando. Solo estaba a unos metros de ella. No podia desplomarse ahora. Se atrevio a mirarlo a la cara, de cerca.
Brillaba el sol, Elin dormia, al otro lado de la ventana era verano.
El medico parecia amable, pero Emma no pudo leer nada en su cara.