Karin encendio la lampara del techo.

– Recibia el dinero y despues lo ingresaba. Imposible seguirle la pista, hablando claro.

– Que mala suerte. ?Pero como es posible que esa persona no hiciera simplemente una transferencia a la cuenta de Dahlstrom? Si tenia tanto miedo de que lo descubrieran, al encontrarse con Dahlstrom y entregarle el dinero corria un mayor riesgo que haciendo una transferencia.

– Si que es extrano -reconocio Karin-. Me pregunto de donde salia ese dinero. Estoy convencida de que tiene algo que ver con las carreras. Dahlstrom jugaba regularmente y las carreras siempre han atraido a gente sin escrupulos. Puede que haya habido alli algun asunto turbio, tal vez algun ajuste de cuentas entre delincuentes. Dahlstrom, quiza, tenia que vigilar y hacer fotos para alguien que queria tener bajo control a sus rivales.

– Ves demasiadas peliculas -dijo Knutas.

– ?Uy! A proposito de cine -exclamo Karin y miro el reloj-. Tengo que irme.

– ?Que vas a ver?

– Voy al Roxy a ver una comedia negra turca. Es un pase especial.

– ?Con quien?

– Eso es lo que te gustaria saber, ?no?

Le guino el ojo tratando de picarle y desaparecio por el pasillo.

– ?Por que tienes que ser tan condenadamente reservada? -le grito.

Varios meses antes

Habia vuelto a casa despues de clase y el piso estaba vacio.

La sensacion de alivio se mezclaba con cierta dosis de culpabilidad. Ultimamente, cuanto menos veia a su madre, mejor se sentia. Al mismo tiempo le parecia que no era sensato que pudiera ser asi. Uno tiene que querer a su madre. Ademas, solo la tenia a ella.

Abrio el frigorifico y se le cayo el alma a los pies. Tampoco hoy su madre habia hecho la compra.

Le daba igual, ahora tenia que estudiar. El examen de matematicas del jueves le preocupaba, las mates nunca habian sido su fuerte. Acababa de sacar los libros y de afilar los lapices cuando sono el telefono. El sonido la hizo estremecerse en la silla. El telefono no solia oirse a menudo en su casa.

Para su sorpresa, era el, que queria invitarla a cenar. Se quedo tan sorprendida como insegura y no supo que decirle.

– ?Oye? ?Sigues ahi?

Su suave voz en el auricular.

– Si -consiguio decir, y sintio como le ardian las mejillas.

– ?Puedes? ?Quieres?

– Tengo que estudiar, tenemos un examen.

– Pero tendras que cenar, ?no?

– Si, claro -dijo ella vacilante.

– ?Esta tu madre en casa?

– No, estoy sola.

Su voz sono mas decidida.

– Bueno, pues entonces es muy sencillo. Si estudias ahora para el examen como una chica aplicada, entonces puedo pasar a buscarte a las siete. Cenamos y despues te llevo a casa directamente. Eso no tiene nada de malo. Asi tendras tambien tiempo para estudiar.

Parecia tan interesado que se sintio obligada a decir que si. ?De que hablarian? Al mismo tiempo, le resultaba atractiva la posibilidad de ir a un restaurante. Las ocasiones en que habia salido a comer fuera se contaban con los dedos de una mano. La ultima vez fue durante un desafortunado viaje de vacaciones el verano anterior. Su madre habia alquilado un coche para una semana y tomaron el barco a Oskarshamn para viajar por Escania, alojandose en albergues. Llovio a cantaros todo el tiempo y su madre bebio todos los dias. La ultima noche fueron a un restaurante chino y su madre empezo a hablar con un grupo de turistas daneses. Bebieron un monton y estuvieron armando jaleo, y su madre estaba tan borracha que se cayo de la silla y arrastro consigo el mantel de la mesa. Fanny solo queria que se la tragara la tierra.

Se sento a la mesa de la cocina con los libros de mates preguntandose a que restaurante irian. Mejor que no fuera un sitio demasiado elegante. ?Que podia ponerse? Definitivamente, asi no podia concentrarse en las matematicas. ?Por que habia aceptado? ?Por que la invitaba a salir? Pese a esos pensamientos que le daban vueltas en la cabeza, no podia evitar sentirse halagada.

De pronto oyo las llaves en la cerradura de la puerta y la voz de su madre en la entrada.

– Asi, asi, Mancha, buen chucho, ?uf, que patas mas sucias! ?Donde esta la toalla?

Fanny siguio sentada en la silla sin decir nada. Conto los segundos: 1, 2, 3, 4…

Luego llego, esta vez habia tardado cuatro segundos.

– Fanny. ?Fanny!

Se levanto despacio.

– Sii, ?que pasa? -grito.

– Ven a ayudarme, por favor. Me duele mucho la espalda. ?Puedes duchar a Mancha? Esta tan sucio.

Fanny cogio al perro por la piel de la parte posterior de la cabeza y lo llevo directamente al cuarto de bano.

Su madre seguia hablando. Evidentemente tenia uno de sus dias animados.

– Hemos ido hasta el prado de Strandgardet. Alli me he encontrado con una mujer muy agradable que tenia un caniche. Acaban de trasladarse a vivir aqui. El perro se llama Salomon, ?te imaginas? A Mancha le ha caido muy bien. Los hemos soltado y se han metido en el agua a pesar del frio que hacia. Por eso esta tan sucio, porque luego se ha revolcado en el barro. Dios, que hambre tengo. ?Has hecho la compra?

– No, mama. Acabo de llegar de la escuela. Tenemos examen de mates, tengo que estudiar.

Parecia que, como de costumbre, no escuchaba. Fanny la oia haciendo ruido y abriendo los armarios de la cocina.

– ?No tenemos nada en el congelador? Si, que bien. Un gratinado de pescado. Tengo que comer. ?Cuanto tiempo tiene que estar esto en el horno? Cuarenta minutos. Dios mio, me voy a morir de hambre. Uy, que ganas tengo de hacer pis. Uuuh.

Entro corriendo en el cuarto de bano y se sento a orinar, mientras Fanny, apretando los dientes, lavaba diligentemente las patas al perro.

Era increible que su madre tuviera que expresar todas sus necesidades en voz alta y con todo lujo de detalles todo el tiempo, para que todos supieran en todo momento como se sentia. La irritacion le martilleaba dentro de la cabeza.

– Secalo bien para que no coja frio -dijo su madre mientras se secaba a si misma.

– Si, mama.

Que bien si ella misma pudiera ser objeto de esa misma consideracion alguna vez.

Cuando salio del cuarto de bano, su madre estaba echada en el sofa con los ojos cerrados.

– ?Estas cansada?

– Si, tengo que descansar un poco antes de ir al trabajo. ?Metes el gratinado cuando el horno este listo?

– De acuerdo.

Se sento en la cocina. Su madre parecia que se habia quedado dormida. «Se comporta como una nina grande», penso Fanny mientras ponia la mesa. Eran las cuatro. Le quedaban tres horas. Dos para estudiar, esperaba, y una para arreglarse.

– ?Tu no vas a comer? -pregunto su madre cuando Fanny puso el gratinado sobre la mesa.

– No, no tengo hambre todavia. Luego comere algo.

– Ah, bueno -respondio la madre, que al parecer ya tenia el pensamiento en otro sitio.

Fanny estuvo a punto de hablarle de la divertida representacion teatral que habia visto en la escuela, pero se dio cuenta de que su madre, de todos modos, no iba a poder concentrarse y escuchar. No valia la pena contarselo.

En la actualidad

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