Se hizo un silencio entre los dos.
– Mama, ven.
Filip tiraba del brazo de Emma.
– Si, carino, ya voy.
– ?Podemos vernos?
Tenia que preguntarselo, aunque ya le habia dicho que no.
– No. No se.
Emma bajo la mirada. El intento atraparsela.
Los ninos tiraban de ella. Ya no hacian caso de el, querian seguir.
– ?Mama! -chillaron.
De pronto, lo miro directamente a los ojos. Dentro de el. Todo se detuvo durante un breve segundo. Luego dijo lo que habia estado esperando:
– Llamame.
El apartamento de Orjan Brostrom estaba en el tercer piso y las ventanas daban a la calle Styrmansgatan. Cuando llamaron al timbre de la puerta, un perro empezo a ladrar como loco. Alternaba los ladridos con profundos grunidos. Instintivamente dieron un paso atras.
– ?Quien es? -se oyo que preguntaba una voz de hombre al otro lado.
– La policia, abra la puerta -ordeno Wittberg.
– Un momento -replico la voz.
Como pudieron comprobar, Orjan no estaba solo en casa. En la cocina habia dos hombres musculosos con la cabeza rapada, estaban jugando a las cartas, bebiendo cerveza y fumando. Hablaban algun idioma de Europa del Este. Estonio, supuso Karin.
– ?Quienes son tus amigos? -pregunto despues de sentarse en el cuarto de estar.
– Unos colegas de Estocolmo.
– ?De Estocolmo?
– Eso es.
Orjan Brostrom la miro malhumorado. Llevaba puesta una camiseta sin mangas que dejaba al descubierto sus musculosos biceps y su piel blanca como la leche. Eso, sin mencionar todos sus tatuajes. Para su espanto, Karin observo que llevaba algo parecido a una cruz gamada tatuada en un hombro. Tenia el pelo grasiento y una expresion dura en el rostro.
Sujetaba con una mano el collar del perro de pelea, que no dejo de grunir mientras el se encendio un cigarrillo. Los miro en silencio a traves del humo, con los ojos entornados. Un viejo truco entre los delincuentes, deja siempre que hable primero la pasma.
– ?Conocias a Henry Dahlstrom?
– Conocer, conocer…, sabia quien era.
– ?Sabes lo que le ha ocurrido?
– Se que ha muerto.
– ?Cuando lo viste por ultima vez?
– No me acuerdo.
– Piensalo un poco, podemos hacer este interrogatorio en la comisaria, tal vez eso te ayude a recordar - senalo Wittberg.
– Que cono, no creo que sea necesario.
Hizo un gesto que quiza pretendia parecer una sonrisa.
– Entonces tendras que colaborar un poco mas. Puedes empezar tratando de recordar cuando fue la ultima vez que lo viste.
– Seria en el centro, solo nos veiamos alli. En realidad no eramos colegas.
– ?Por que no?
– ?Ese viejo? ?Un viejo borracho? ?Por que iba a querer yo ser amigo suyo?
– No lo se, ?y tu?
Wittberg se volvio hacia Karin, que meneaba la cabeza. Le resultaba dificil relajarse en aquel apartamento tan reducido con el perro al otro lado de la mesa sin quitarle los ojos de encima. Ademas, el hecho de que estuviera todo el tiempo grunendo no contribuia a mejorar las cosas, ni tampoco su pelo erizado y su rabo tieso. Tenia ganas de encender un cigarrillo, ella tambien.
– ?Puedes llevarte de aqui al perro? -pidio.
– ?Que? ?A
– ?Se llama asi? Suena demasiado inocente para un perro como este.
– Tiene una hermana que se llama
Oyeron que intercambiaban unas palabras y luego soltaron una insolente risotada. Se cerro la puerta de la cocina. Orjan volvio y lanzo una mirada burlona a Karin. Esta penso que aquella era hasta ahora la primera senal de vida que habia aparecido en sus ojos.
– ?Donde lo viste la ultima vez? -volvio a preguntar Wittberg.
– Tuvo que ser aquella vez por la tarde, hace una semana, cuando estaba con Bengan en la estacion de autobuses.
– ?Que hicisteis?
– Estuvimos bebiendo.
– ?Cuanto tiempo?
– No se, media hora, quiza.
– ?Que hora era?
– Alrededor de las ocho, creo.
– ?Puedes recordar que dia fue eso?
– Tuvo que ser el lunes pasado, porque el martes hice otra cosa.
– ?Que?
– Es algo personal.
Ninguno de los policias se molesto en seguir preguntandole sobre el tema.
– ?Has estado en casa de Henry Dahlstrom alguna vez? -pregunto Karin.
– No.
– ?Y en su cuarto de revelado?
Orjan nego con la cabeza.
– Pero Bengan y el eran buenos amigos y tu solias ir con Bengan. ?Como es posible que no estuvieras nunca alli?
– No se presento la ocasion. Ademas, joder, me acabo de mudar, solo llevo tres meses viviendo aqui.
– Esta bien. ?Que hicisteis luego el lunes por la tarde, cuando Dahlstrom se marcho a casa?
– Bengan y yo seguimos sentados un rato, aunque hacia un frio del carajo, y luego vinimos a mi casa.
– ?Que hicisteis?
– Nos relajamos en el sofa, estuvimos viendo la tele y bebimos bastante.
– ?Estuvisteis solos?
– Si.
– ?Que paso despues?
– Creo que nos quedamos fritos en el sofa los dos. Yo me desperte a medianoche y me meti en la cama.
– ?Puede corroborar alguien que lo que dices es cierto?
– No lo creo, no.
– ?Llamo alguien durante ese tiempo?
– No.
– ?Bengan estuvo contigo toda la noche?
– Yes.
– ?Estas seguro? Acabas de decir que te dormiste.
– El se quedo dormido antes que yo.