companeros dijeron que no mostraba ningun interes por relacionarse con ellos. Al empezar el ciclo superior, algunos la habian invitado a que participara en diferentes cosas, pero siempre decia que no y, al final, se cansaron. Al parecer siempre tenia prisa para volver a casa despues de la escuela, hasta que empezo a trabajar con los caballos, entonces, en cambio, queria llegar alli cuanto antes. Realmente nadie tenia nada malo que decir de ella, seguro que era una buena chica, pero nunca se preocupo por hablar con los demas y por eso se quedo sola. Era culpa suya. Parecia que le daba igual y eso tambien irritaba un poco. Era como si no hubiera manera de acercarse a ella.
Los profesores la describieron como reservada, pero estudiosa. Aunque ultimamente se habia producido un cambio. Faltaba a clase sin motivo y se habia encerrado aun mas en si misma. Si bien no era facil interpretar la actitud de los jovenes de esa edad. Habia tantos sentimientos a flor de piel; aparecian nuevas formas de comportamiento, empezaban a volverse descarados, iniciaban relaciones de pareja y lo dejaban, los chicos empezaban a fumar, las chicas a maquillarse y a marcar pecho, y tenian las hormonas en plena ebullicion. La irritacion y la provocacion eran habituales y no siempre era tarea sencilla seguir el desarrollo individual de cada uno de los alumnos.
Los familiares no tenian mucho que decir. Veian muy poco a Fanny, su madre bebia y tenia un caracter extremadamente voluble, lo cual era un impedimento para que pudieran mantener una relacion normal. Por supuesto, comprendian que la situacion de Fanny tenia que ser dificil, pero el caso era que no habian hecho nada por ocuparse de ella. Bastante tenian con sus propios problemas, alegaron negandose a asumir ninguna clase de obligacion.
«La responsabilidad de los adultos -penso Knutas-. Hay algo que se llama simple y llanamente sentido de la responsabilidad. ?Es que ya no existia entre la gente ningun sentido de responsabilidad colectiva? Ni siquiera dentro de la familia habia personas dispuestas a hacerse cargo de una nina que se encontraba en una situacion tan delicada.»
Todos los vecinos tenian la misma opinion de Fanny: una chica timida y solitaria que, al parecer, cargaba con una responsabilidad demasiado grande en la casa. Era de dominio publico que la madre tenia problemas con el alcohol.
La ultima persona que habia visto a Fanny antes de que desapareciera era un hombre de las cuadras que se llamaba Jan Olsson. Segun el, la joven habia llegado a las cuadras a las cuatro como de costumbre y habia estado trabajando con los caballos. Luego le habian permitido dar un paseo con uno de los animales que preparaban para las carreras. Habia pasado fuera algo mas de una hora y estaba entusiasmada cuando volvio. No le dejaban montar muy a menudo, asi que cada vez que tenia la posibilidad se ponia la mar de contenta. Tanto ella como el caballo volvieron sudorosos, y Jan Olsson les conto que sospechaba que Fanny, en realidad, habia galopado mas de lo que le permitian. No dijo nada, puesto que sentia pena por ella y le parecio que tambien tenia derecho a disfrutar un poco.
Desde la parte trasera de las cuadras, durante su pausa para fumar, la habia visto pedaleando de vuelta a casa en la oscuridad. Despues de eso no habia ningun rastro de la chica.
Knutas decidio ir hasta el hipodromo y hablar personalmente tanto con el jockey dueno de la cuadra como con Jan Olsson. Eran las siete pasadas, y cuando Knutas llamo a la cuadra, los dos se habian ido ya. En los numeros de telefono de sus casas no contesto nadie. Tendria que ser lo primero que hiciera al dia siguiente.
Miercoles 28 de Noviembre
El hipodromo estaba a un par de kilometros del centro de Visby. Cuando Knutas y Karin giraron para subir la cuesta que iba hasta las caballerizas estuvieron a punto de chocar con un caballo con sulky. El imponente animal castrado resoplo y reculo hacia un lado. Las palabras expertas del
A ambos lados de la explanada se alzaban las cuadras, dispuestas en hileras. En un cercado habia un caballo trotando a paso corto en un volt. Una especie de construccion de hierro lo mantenia en el carril y regulaba su paso.
– Se llama
Ella fue la primera en entrar en la cuadra.
A los caballos acababan de echarles el forraje del mediodia y todo lo que se oia era el apacible murmullo de sus bocas y alguna que otra patada. Parecia que reinaba el orden. El suelo estaba limpio y los boxes estaban bien cerrados con cerradura. Los ronzales colgaban de los ganchos por la parte de fuera de las puertas. Las repisas estaban llenas de objetos dispuestos en lineas bien ordenadas: frascos con linimento y aceite para bebes, tijeras, rollos de tela adhesiva, raspadores para los cascos. Los protectores para las patas estaban apilados en cestas, al igual que las vendas en rollos, los cepillos y otros utiles para almohazar. En el suelo, en un rincon, habia un recipiente con fustas. Un gatito negro estaba durmiendo en un cajon de forraje. En la ventana habia una radio con el volumen bajo.
A Sven Ekholm,
Ekholm estaba sentado con los pies encima de la mesa redonda hablando por telefono. Les hizo un gesto para que tomaran asiento. La luz del dia hacia lo que podia para atravesar las polvorientas ventanas. El mantel rojo de hule tenia manchas secas de cafe. La mesa estaba abarrotada de papeles, montones de revistas de caballos, tarros de vitaminas, tazas, vasos, botas de montar sucias, botas de goma y carpetas. El techo estaba lleno de telaranas. En un rincon habia una pequena cocina con un par de placas, un microondas sucio y una cafetera llena de polvo. Las paredes estaban cubiertas con fotos de la llegada a la meta de distintos caballos y encima de un armario habia un monton de rosas secas. No era dificil notar a que se daba prioridad en aquel mundo.
Ekholm bajo los pies de la mesa y dejo de hablar por telefono.
– Hola y bienvenidos. ?Quieren un cafe?
Aceptaron. Ekholm era un hombre atractivo de unos cuarenta anos. Era musculoso y se movia con agilidad. Llevaba el cabello negro revuelto. Vestia pantalones negros y un polo gris. Con algunas dificultades consiguio encontrar un par de tazas limpias, y, despues de un rato, se encontraron cada uno con su taza de cafe y un bote de plastico con galletas de jengibre delante de ellos.
– ?Puede hablarnos de Fanny Jansson? -empezo Karin-. Por lo que sabemos pasaba una gran parte de su tiempo en la cuadra.
Sven Ekholm se recosto en el respaldo de la silla.
– Es una chica espabilada que trabaja duro. No habla mucho, pero tiene buena mano con los caballos.
– ?Cuanto tiempo pasa aqui? -pregunto Knutas.
– ?Cuanto tiempo pasa en la cuadra, quiere decir? -pregunto el jockey sin esperar respuesta-. Vendra unas cuatro o cinco veces a la semana, creo yo.
– ?Cuando fue la ultima vez que estuvo aqui?
– Si, ?cuando fue la ultima vez que estuvo aqui? -repitio Sven Ekholm-. La ultima vez que la vi seria el jueves o el viernes de la semana pasada.
– ?Parecia normal?
– Si, ?parecia normal? -Ekholm se froto la barbilla-. Yo estaba muy ocupado, asi que no hice mas que saludarla deprisa. Tal vez sea mejor que hablen con el personal que trabaja en la caballeriza, ellos tratan mas con ella que yo.
– ?Cobra Fanny algo por trabajar aqui?
– ?Que si cobra algo por trabajar aqui? No, las chicas que trabajan en las cuadras no cobran, vienen aqui porque les gusta ocuparse de los caballos. Arreglarlos y limpiarlos y eso. Las muchachas de esa edad son asi.