Max Grenfors acababa de superar los cincuenta, pero hacia lo que podia. Se tenia con regularidad el cabello, ahora canoso, en una de las mejores peluquerias de la ciudad. Se mantenia en forma con largas y solitarias sesiones en el gimnasio de la empresa. Para el almuerzo, preferia tomar requeson y yogur sentado ante el ordenador, en vez de platos grasientos en el bullicioso comedor del edificio junto a sus companeros, igual de bulliciosos. Max Grenfors opinaba que a la mayoria de los reporteros les faltaba el entusiasmo y el espiritu emprendedor que el mismo tuvo como reportero, antes de llegar al sillon de redactor.

Como jefe de redaccion tenia que decidir el contenido de las emisiones, los reportajes que debian hacerse y su duracion. Se entrometia de buena gana en como se debian elaborar los reportajes, lo cual provocaba con frecuencia la irritacion de los reporteros. Pero eso no le preocupaba, con tal de decir la ultima palabra.

Puede que fuera el largo y frio invierno, seguido de aquella primavera humeda y ventosa con un frio que parecia no querer terminar nunca, lo que hacia que el cansancio cayera como una manta mohosa sobre la redaccion. El anorado calor del verano parecia aun lejano.

Redacto los titulares de los reportajes que se iban a emitir y los dispuso en el orden de emision. El trabajo mas destacado del dia trataba de la catastrofica situacion economica que atravesaba el Hospital Universitario de Uppsala, luego la huelga en la carcel de Osteraker, a continuacion el tiroteo de la noche anterior en Sodertalje y lo de la gata Elsa a la que dos chicos de doce anos habian salvado de una muerte segura en un contenedor de basuras, en Alby. «Un toque verdaderamente humano -penso satisfecho, olvidando por un momento su descontento-. Con ninos como heroes y animales, algo que siempre gusta al publico.»

Por el rabillo del ojo advirtio que el presentador del programa acababa de entrar en la redaccion. Era la hora de hacer un repaso y de mantener la habitual discusion acerca de que invitado habia que traer al estudio por la tarde. Una discusion que podia acabar en disputa, o en bronca, si uno queria llamarla asi.

Erik Andersson descubrio primero al perro. Erik Andersson, de sesenta y tres anos, jubilado por enfermedad y residente en la parroquia de Eksta, en el interior de la isla, se encontraba de visita en casa de su hermana, en Frojel. El y su hermana solian dar largos paseos a la orilla del mar, hiciese el tiempo que hiciera, incluso en dias de niebla como aquel.

Hoy su hermana habia rehusado. Estaba resfriada y tenia una tos bastante molesta, por lo que prefirio quedarse en casa.

Erik estaba decidido a salir de paseo. Despues de almorzar juntos, sopa de pescado y pan con arandanos, que el mismo habia horneado, se calzo las botas de goma, se puso el anorak y salio.

Sobre los campos y prados que se extendian a ambos lados del estrecho camino de guijarros, el dia estaba bastante claro. La niebla de la manana se habia disipado. El aire era cortante y humedo. Se calo bien la gorra y decidio bajar hasta la playa. El sonido de los guijarros bajo sus pies le era familiar. Las ovejas negras, que pastaban cerca de donde el pasaba levantaban la cabeza del pasto y lo miraban. Abajo, sobre la vieja verja medio podrida del ultimo cantero de bosque, antes de llegar a la playa, habia tres cornejas posadas en linea. Alzaron el vuelo al unisono con un ofendido graznido cuando estuvo cerca.

Justo cuando iba a cerrar la herrumbrosa aldabilla tras de si, su mirada capto algo extrano al borde de la cuneta. Parecian restos de un animal. Se acerco a la cuneta y se inclino hacia delante para mirar. Era una pata y estaba llena de sangre. Era demasiado grande para que fuese de un conejo. ?Podria ser de un zorro? No, el pelaje bajo la sangre era negro.

Siguio el rastro de la sangre con la mirada. Un poco mas alla vio un perro grande y negro. Yacia de lado y con los ojos abiertos. La cabeza aparecia girada en un angulo extrano y la piel estaba empapada de sangre. Destacaba el rabo extranamente peludo y brillante en medio de la carniceria. Cuando se acerco mas, vio que habia sido degollado; la cabeza estaba casi separada del resto del cuerpo.

Se sintio tan mal que tuvo que sentarse en una piedra. Respiraba con dificultad, tapandose la boca con la mano. El corazon le palpitaba con fuerza. El silencio era espantoso. Al cabo de un rato se incorporo con esfuerzo y echo un vistazo a su alrededor. ?Que habia ocurrido alli? Erik Andersson se lo preguntaba, cuando la vio. El cuerpo muerto de la mujer yacia medio cubierto de ramas. Estaba desnuda. El cuerpo aparecia lleno de grandes heridas sanguinolentas, como si fueran cortes. Los rizos negros le caian sobre la frente y los labios habian perdido el color. Tenia la boca entreabierta, y cuando tuvo animo para acercarse descubrio que se la habian llenado con un trozo de tela.

La alarma llego a la policia de Visby a las 13.02. Treinta y cinco minutos despues, dos coches de la policia entraban con las sirenas ululando en el patio de la casa de Svea Johansson, en Frojel. Pasaron otros cinco minutos antes de que llegaran los de la ambulancia y se hicieran cargo del hombre de edad, que, sentado en una silla en la cocina, se balanceaba adelante y atras. La duena de la casa senalo la zona del bosque donde su hermano habia hecho el hallazgo.

El comisario de policia judicial, Anders Knutas, y su colega, la inspectora Karin Jacobsson, se dirigieron a paso vivo hacia aquella parte del bosque, seguidos de cerca por el tecnico criminalista Erik Sohlman y otros cuatro policias mas con perros.

Al lado del camino, antes de llegar a la playa, se encontraba el perro muerto, en la cuneta. Habia sido degollado y le faltaba una de las patas delanteras. El suelo alrededor estaba empapado en sangre. Sohlman se agacho sobre el perro.

– Degollado -observo-. Las heridas parecen haber sido causadas por un arma de filo. Probablemente un hacha.

Karin Jacobsson se estremecio. Le gustaban mucho los animales.

Un poco mas alla encontraron el cuerpo ultrajado de la mujer. Contemplaron el cadaver en silencio. Todo lo que se oia era el sonido de las olas rompiendo en la playa.

Yacia alli, desnuda, bajo un arbol del bosquecillo. El cuerpo estaba cubierto de sangre; por algunos sitios asomaba la piel, increiblemente blanca. Se podian observar profundas heridas de cortes en el cuello, el pecho y el abdomen. Tenia los ojos abiertos de par en par. Los labios, secos y agrietados. Parecia como si estuviera gritando. Un profundo malestar se apodero de Knutas, que se agacho para mirar de cerca.

El autor del crimen le habia metido entre los labios un trozo de tela a rayas. Parecian unas bragas.

Sin pronunciar palabra, Knutas saco el telefono movil del bolsillo interior y llamo a la Unidad de Medicina Legal del Hospital de Solna. Un forense tenia que volar hasta alli lo antes posible.

El primer telegrama de TT, la Agencia Central de Noticias Sueca, salio a las 16.07.

La informacion era escasa.

VISBY (TT)

«Una mujer ha sido hallada muerta en una playa de la costa oeste de Gotland. Segun informaciones de la policia, ha sido asesinada. La policia aun no quiere pronunciarse acerca de como murio la victima. Las carreteras de la zona se encuentran cerradas. Un hombre esta siendo interrogado por la policia.»

Pasaron dos minutos antes de que Max Grenfors descubriera el telegrama en su pantalla.

Levanto el auricular del telefono y llamo al oficial de guardia de la policia de Gotland.

No consiguio enterarse de mucho mas. El policia le confirmo que una mujer, nacida en 1966, habia sido encontrada muerta en la playa de Gustavs perteneciente a la parroquia de Frojel, en la costa oeste de Gotland. Se habia identificado a la mujer, que residia en Estocolmo. El novio estaba siendo interrogado por la policia. Los perros rastreaban la zona. La policia llamaba de puerta en puerta a los vecinos del area en busca de posibles testigos.

Al mismo tiempo sono el telefono del reportero Johan Berg. Era uno de los mas antiguos de la redaccion. Habian pasado ya diez anos desde que empezo a trabajar en TV. La casualidad hizo que se convirtiera en reportero de sucesos desde el principio. Su primer dia de trabajo se cometio el brutal asesinato de una prostituta en el puerto de Hammarby. Johan era el unico reportero que se encontraba en la redaccion en aquel momento, asi que le asignaron ese trabajo. Su reportaje encabezo la emision del dia, lo cual dio lugar a que luego continuara con los reportajes de sucesos. Seguia pensando que era la seccion mas apasionante dentro del periodismo.

Cuando sono el telefono estaba concentrado en su reportaje sobre la huelga en Osteraker, corrigiendo la

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