contrario, destrozaria a toda su familia.
La voz de Erica interrumpio sus pensamientos.
– ?Y como van las cosas con tu madre? ?Consigue sacarte de quicio?
– Y que lo digas. Todo lo hago mal. Soy demasiado estricta con los ninos, soy demasiado blanda con los ninos, les pongo demasiada ropa o demasiado poca, los alimento poco o los inflo demasiado, estoy demasiado gorda, soy demasiado dejada… Una lista interminable que me tiene hasta la coronilla.
– ?Y Niclas?
– Ah, no, Niclas es perfecto a ojos de mi madre. Se pasa el dia aleteando a su alrededor, mimandolo y compadeciendolo por tener una esposa tan poca cosa. Por lo que a ella se refiere, Niclas lo hace todo bien.
– ?Pero el no se da cuenta de como te trata?
– Si el no esta nunca en casa, ya te digo. Y, ademas, ella se porta mejor delante de el… ?Sabes lo que me dijo ayer cuando se me ocurrio quejarme? «Por favor, Charlotte, ?no podrias comportarte un poco?» ?Comportarme! ?Te das cuenta? Si me esmero un poco mas, me aniquilare del todo. Me enfade tanto que no le he vuelto a hablar desde entonces. Asi que ahora estara en el trabajo compadeciendose a si mismo por tener una mujer tan poco razonable. No es de extranar que esta manana me despertase con la migrana del siglo.
Un ruido en el piso de arriba la obligo a levantarse sin querer.
– Oye, creo que tengo que ir a encargarme de Albin. De lo contrario, mi madre empezara a soltar su rollo de martir… Pero me pasare esta tarde con unos dulces para el cafe. Me he dedicado a hablar de lo mio y ni siquiera te he preguntado como estas tu. Nos vemos luego.
Colgo, se peino un poco, respiro hondo y subio las escaleras. No era esto lo que ella esperaba.
No era esto lo que esperaba en absoluto. Se habia tragado montanas de libros sobre lo de tener hijos y ser padres, pero ninguno la habia preparado para la realidad a la que ahora se enfrentaba. Y a decir verdad, sentia que todo lo escrito sobre el tema era mas bien parte de un complot. Los autores hablaban de las hormonas de la felicidad y de como una flotaba sobre una nube rosa al tener a su hijo en los brazos y, por supuesto, sentia un amor absolutamente subversivo por aquella pequena criatura nada mas verla. Claro que en algun aparte mencionaban la posibilidad de que la nueva madre se sintiera algo mas cansada que antes, pero hasta esa circunstancia venia envuelta en un romantico halo y se presentaba como parte del maravilloso paquete que era la maternidad.
«?Mentira podrida!», era la sincera opinion de Erica despues de dos meses ejerciendo de madre.
Enganos, propaganda y, simplemente, un absurdo. En toda su vida se habia sentido tan cansada, irritada, frustrada y desgastada como desde que nacio Maja. Y tampoco experimento ese amor inmenso cuando le pusieron en el regazo aquel bulto rojizo, chillon y, para ser sincera, bastante feo. Aunque los sentimientos maternos empezaron a surgir poco a poco y sin esfuerzo, tenia la sensacion de que un extrano habia invadido el hogar que compartian ella y Patrik, y habia momentos en que lamentaba haber tomado la decision de tener hijos. Estaban tan a gusto solos…, pero se rindieron al egoismo humano y al deseo de ver reproducida la excelencia de sus genes, lo que cambio su vida de golpe y la redujo a ella a una maquina de producir leche con servicio de veinticuatro horas.
Como podia ser tan glotona una criatura tan pequena era algo que sobrepasaba su entendimiento. Siempre andaba colgada de los pechos de Erica que, cargados de leche, parecian tener vida propia. Su fisico en general no era para tirar cohetes. Cuando llego a casa del hospital, aun parecia estar embarazada y los kilos no desaparecian con la rapidez que habria deseado. Su unico consuelo era que tambien Patrik habia engordado durante el embarazo y comia como una lima, de modo que ahora el tenia, como ella, unos kilos mas en la barriga.
Por fortuna, los dolores habian desaparecido casi por completo, pero se sentia sudorosa, fofa y deplorable a todas horas. Sus piernas llevaban varios meses sin ver una cuchilla y necesitaba desesperadamente ir a cortarse el pelo y ponerse unos reflejos que cubriesen el tono grisaceo de su, por lo general, rubia y larga melena. Los ojos de Erica brillaron sonadores hasta que la realidad vino a empanarlos. ?Como demonios iba a hacer tal cosa? ?Oh, cuanto envidiaba a Patrik! Al menos el podia disfrutar del mundo real, del mundo de los adultos, durante ocho horas al dia. Ella, en cambio, ultimamente no gozaba mas que de la compania de Ricki Lake y Oprah Winfrey, haciendo zapping con el control remoto mientras Maja chupaba, chupaba y chupaba sin cesar.
Patrik le aseguraba que preferiria estar en casa con ella y con Maja antes que acudir al trabajo, pero sus ojos le decian a Erica que en realidad sentia un gran alivio al poder huir de su pequeno mundo por unas horas. Y lo comprendia. Al mismo tiempo, aquello hacia crecer en ella una sensacion de amargura. ?Por que iba a tirar sola de una carga tan pesada consecuencia de una decision comun y que deberia ser un proyecto comun? ?No deberia el soportar tanto peso como ella misma?
Asi, todos los dias controlaba la hora a la que le habia dicho que volveria a casa. Con que se retrasara solo cinco minutos, hervia de irritacion y, si sobrepasaba ese tiempo, Patrik podia contar con una buena bronca. En cuanto entraba por la puerta, le soltaba a Maja en los brazos y su llegada a casa coincidia con una de las escasas interrupciones de los pases de la nina colgada del pecho, asi que Erica caia rendida en la cama y se ponia unos tapones en los oidos para no tener que oir el llanto durante un rato.
Erica lanzo un suspiro con el telefono aun en la mano. Era desastroso. De todos modos, los ratos de charla con Charlotte suponian siempre un bienvenido parentesis en medio de tanto aburrimiento. Como madre de dos hijos, ella constituia un fuerte apoyo y siempre sabia tranquilizarla. Y por vergonzoso que fuese, tambien le resultaba un consuelo oirle contar sus desdichas en lugar de concentrarse en las propias.
Claro que en su vida habia otras fuentes de preocupacion: su hermana Anna. Desde que Maja nacio, solo habia hablado con ella en contadas ocasiones y tenia la sensacion de que algo andaba mal. La notaba apagada y distante cuando hablaban por telefono, pero Anna le aseguraba que todo iba bien. Y Erica estaba tan inmersa en su propia niebla que no tenia fuerzas para sonsacar a su hermana. Pero estaba convencida de que algo no marchaba.
Removia la sopa con energia. En aquella casa, ella tenia que hacerlo todo. Cocinar, limpiar y cuidar de los ninos. Por lo menos Albin al fin se habia dormido. Su semblante se dulcifico al pensar en el nieto. Era una criatura adorable; apenas se la oia. No como su hermana, desde luego. En su frente se perfilo una arruga y removio con renovada determinacion, hasta el punto de que la sopa salpico fuera de la olla, cayo en los fogones, chisporroteo y se quemo.
Lilian ya habia preparado una bandeja con un vaso, un plato hondo y una cuchara. Retiro la olla del fuego con cuidado y volco el caldo en el plato. Aspiro el aroma del humo y sonrio satisfecha.
Sopa de pollo, era la favorita de Stig. Esperaba que comiese con apetito.
Con mucho cuidado, subio las escaleras haciendo equilibrio con la bandeja y abrio la puerta con el codo. Aquel eterno subir y bajar escaleras, penso irritada. Un dia se caeria y se romperia una pierna; entonces se darian cuenta de lo dificil que era prescindir de ella, que era la que lo hacia todo, como una esclava. En aquel momento, por ejemplo, Charlotte estaba en el piso de abajo haciendo el vago, con la debil excusa de su migrana. Asi que migrana… Si alguien tenia migrana alli era ella. Sencillamente, no comprendia como aguantaba Niclas. Todo el dia trabajando sin parar en el centro medico y haciendo cuanto podia por mantener a la familia para luego llegar a casa, al piso de abajo, donde parecia que hubiesen dejado caer una bomba. Que estuviesen alli temporalmente no significaba que no hubiese que tener las cosas limpias y ordenadas. Y ademas Charlotte tenia el descaro de pedirle a su marido que le ayudase con los ninos al llegar a casa, cuando lo que debia hacer era dejarlo descansar ante el televisor tras una larga jornada laboral y mantener a los ninos apartados en la medida de lo posible. No era de extranar que la nina mayor fuese tan imposible; claro, cuando veia la falta de respeto con que su madre trataba a su padre, no podia ser de otra manera.
Subio con paso decidido el ultimo tramo de escaleras hasta el piso de arriba y entro en el cuarto de invitados con la bandeja. Alli habia instalado a Stig cuando se puso enfermo, pues resultaba imposible tenerlo en el dormitorio quejandose y lamentandose toda la noche. Para poder cuidarlo como debia, ella tenia que procurar dormir bien.
– ?Querido? -dijo empujando la puerta despacio-. Ya esta bien de dormir; aqui te traigo un poco de sopa. Tu favorita sopa de pollo.
Stig respondio con una debil sonrisa.
– Ahora no tengo hambre, quiza mas tarde -le respondio agotado.
Ella le ayudo a incorporarse un poco en la cama y se sento en el borde, a su lado. Le fue dando de comer