– La de al lado, de color azul -respondio Lilian sin mirarlo a los ojos.

Cuando, unos minutos despues, el pastor llamo a la puerta, Patrik penso que el y Martin no podian hacer nada mas. Se marcharon del hogar que habian dejado sumido en el dolor con su noticia y se sentaron en el coche, sin arrancarlo enseguida.

– ?Joder! -exclamo Martin.

– Si, joder -convino Patrik.

Kaj Wiberg miraba por la ventana de la cocina que daba a la entrada de los Florin.

– ?Que se le habra ocurrido ahora a esa mujer? -pregunto irritado.

– ?Que pasa? -le grito Monica, su esposa, desde la sala de estar.

El hombre se volvio a medias hacia donde estaba su mujer y le contesto:

– Hay un coche de policia aparcado ante la puerta de los Florin. Me apuesto lo que quieras a que algun jaleo se traen. Esa mujer es como un castigo.

Monica entro inquieta en la cocina.

– ?Tu crees que tiene algo que ver con nosotros? Si no hemos hecho nada…

Monica estaba peinandose su lisa melena corta, pero se detuvo con el peine a medio camino para mirar tambien por la ventana. Kaj resoplo.

– Pues explicaselo a ella. Bueno, espera y veras que el juzgado me da la razon en lo del balcon; entonces se quedara con un palmo de narices. Solo deseo que le cueste bien caro derribarlo.

– Ya, pero, Kaj, ?tu crees que lo hemos hecho bien? Quiero decir que, en realidad, solo sobresale unos centimetros sobre nuestro cesped y la verdad es que no molesta en absoluto. Y ahora que el pobre Stig esta enfermo y todo…

– Si, claro, enfermo, si, si. Yo tambien habria caido enfermo si me hubiera visto obligado a vivir con esa bruja. Y las cosas como son: si construyen un balcon que se mete en nuestra propiedad, tendran que pagar por ello o derribar el maldito balcon. Ellos nos obligaron a talar el arbol, ?no? Nuestro precioso abedul, que acabo hecho lena solo porque Lilian Florin se empeno en que le tapaba parte de las vistas al mar. ?O no fue asi? ?Acaso no tengo razon? -grito volviendose bruscamente hacia su mujer, indignado ante el recuerdo de todas las injusticias cometidas durante los diez anos de vecinos con los Florin.

– Si, Kaj, claro que tienes razon -respondio Monica bajando la mirada, consciente de que la retirada era la mejor defensa cuando su marido se ponia asi.

Lilian Florin era para el lo que una capa roja para un toro, y era imposible hablar con Kaj de razon y sentido comun cuando ella salia a relucir en la conversacion. Aunque Monica no podia por menos de admitir que no era solo culpa de Kaj que hubiesen tenido tantas disputas. Lilian no era facil de tratar y, si los hubiera dejado en paz, jamas habrian acabado asi. Sin embargo, los llevo a los tribunales por una division de parcelas que estaba lejos de ser erronea, por un sendero que cruzaba su jardin por la parte trasera de la casa, por un pequeno cobertizo que, segun ella, estaba construido demasiado cerca de su propiedad y, desde luego, por el hermoso abedul que se vieron obligados, a talar hacia dos anos. Y todo empezo cuando comenzaron a construir la casa en la que ahora vivian. Kaj acababa de vender su empresa de material de oficina por varios millones y decidieron jubilarse anticipadamente, vender la casa de Gotemburgo y establecerse en Fjallbacka, donde siempre habian pasado los veranos. Sin embargo, no fue mucha la paz de que gozaron desde su llegada. Lilian opuso mil objeciones a las obras y organizo listas de protesta y reclamaciones para intentar impedirlas. Al no lograr detenerlas, empezo a discutir con ellos por todo lo que se le ocurria. En combinacion con el temperamento irritable de Kaj, la disputa entre vecinos fue aumentando mas alla de todo lo razonable. El balcon que habian construido los Florin era la ultima arma en la batalla, pero el que pareciese que los Wiberg podian ganar el juicio le proporcionaba a Kaj una ventaja que el se complacia en utilizar.

Kaj susurraba indignado mientras miraba desde detras de la cortina.

– Ahora acaban de salir de la casa dos muchachos, se han sentado en el coche de policia. Ya veras como vienen y llaman a nuestra puerta en cualquier momento. Bueno, sea lo que sea, oiran lo que ha pasado en realidad. Y Lilian Florin no es la unica que puede poner una denuncia. ?No gritaba improperios por encima del seto hace dos dias amenazandome con que tendria mi merecido? Amenazas ilicitas, creo que se llama eso. Yo creo que eso esta penado con la carcel…

Kaj se relamio de excitacion ante la inminente lucha y ya se armaba para el combate.

Monica lanzo un suspiro, se retiro a su lugar en el sofa de la sala de estar, cogio una revista y empezo a leer. Ya no tenia fuerzas para implicarse.

– ?No crees que deberiamos ir y hablar con la amiguita ahora mismo? Ya que estamos aqui…

– Si, claro -suspiro Patrik mientras metia la marcha atras.

En realidad, no tenia sentido coger el coche, solo tenian que ir unos metros mas alla, a la derecha; pero no queria bloquear la salida del garaje de los Florin por si el padre de Sara regresaba.

Con expresion grave, llamaron a la puerta de la casa azul, la tercera mas alla. Abrio la puerta una nina aproximadamente de la misma edad que Sara.

– ?Hola! ?Tu eres Frida? -pregunto Martin con voz amable.

La nina asintio y se aparto para dejarlos pasar. Y alli estuvieron un rato, sin saber que hacer, mientras Frida los observaba desde debajo del flequillo. Algo incomodo, Patrik le pregunto:

– ?Esta tu mama en casa?

La nina no pronuncio una palabra, sino que echo a correr por el pasillo y giro a la izquierda, hacia lo que Patrik supuso era la cocina. Se oyo un murmullo y aparecio una mujer morena de unos treinta anos. Con mirada nerviosa e inquisitiva, observaba a los dos hombres que aguardaban en su vestibulo. Patrik cayo en la cuenta de que no sabia quienes eran.

– Somos de la policia -explico Martin, que tambien lo advirtio-. ?Podriamos entrar y hablar a solas en algun lugar? -pregunto mirando a Frida.

La mujer palidecio al pensar por que la policia no consideraba adecuado que su hija oyese lo que tenian que decirle.

– Frida, vete a jugar a tu habitacion.

– Pero, mama… -protesto la nina.

– Sin rechistar, vamos. Vete a tu habitacion y quedate alli hasta que te llame.

La nina parecia animada a insistir, pero el timbre de acero que resono en la voz de la madre le indico que no iba a ganar aquella batalla. Disgustada, se fue arrastrando los pies escaleras arriba y, de vez en cuando, arrojaba una mirada amenazadora a los adultos para ver si habian cambiado de opinion. Nadie se movio hasta que llego al ultimo escalon y oyeron cerrarse la puerta de su habitacion.

– Podemos ir a la cocina.

La mujer los guio hasta una amplia y agradable cocina donde se veia que ya habia comenzado a preparar el almuerzo.

Se estrecharon la mano educadamente y se presentaron antes de sentarse a la mesa. La madre de Frida empezo a sacar tazas del armario, sirvio cafe y pastas en una bandeja. Patrik vio que le temblaban las manos mientras trajinaba y comprendio que queria retrasar el momento de saber que los habia llevado alli. Pero, finalmente, no habia vuelta atras y la mujer se dejo caer pesadamente en la silla que habia frente a ellos.

– Algo le ha ocurrido a Sara, ?verdad? Si no, ?por que iba Lilian a llamar y a colgar como lo hizo?

Patrik y Martin guardaron silencio unos segundos, pues ambos deseaban que empezase el otro, y la confirmacion que su silencio significaba hizo aflorar el llanto a los ojos de Veronika.

Patrik se aclaro la garganta.

– Si, por desgracia debo comunicarle que Sara aparecio ahogada esta manana.

Veronika contuvo la respiracion, pero no dijo nada.

Patrik prosiguio:

– Parece un accidente, pero queremos hacerle unas preguntas para ver si averiguamos como ocurrio exactamente.

Miro a Martin, que estaba preparado con el bloc y el boligrafo.

– Segun Lilian Florin, hoy Sara tendria que haber venido aqui a jugar con su hija Frida. ?Era algo que las ninas hubiesen acordado de antemano? Ademas, es lunes, de modo que ?por que no estaban en el colegio?

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