que flotaba en el aire, empezo a protestar en la trona.

– No-tengo-fuerzas-para-hablar-de-ello -dijo Anna apretando los dientes-. Me vuelvo a la cama. ?Recoges tu a los ninos? -Y sin esperar respuesta, se levanto y dejo a Erica en la cocina.

– Si, yo recojo a los ninos -respondio Erica con lagrimas en los ojos. Pronto no podria mas. Alguien tendria que hacer algo.

Entonces, se le ocurrio una idea. Tomo el auricular y marco el numero de memoria. Valia la pena intentarlo.

Hanna fue directamente a su despacho y empezo a instalarse. Patrik continuo hasta el cuartucho de Martin Molin y llamo discretamente a la puerta.

– Entra.

Patrik paso y, con la mayor confianza, se sento en la silla que habia frente a la mesa de Martin. Ambos trabajaban mucho juntos y pasaban bastante tiempo el uno en la silla de las visitas del otro.

– Me han dicho que salisteis por un accidente de trafico. ?Alguna victima mortal?

– Si, la conductora. Iba sola. Y la reconoci. Es Marit, propietaria de una tienda en la calle Affarsvagen.

– ?Joder! -dijo Martin con un suspiro-. ?Que absurdo! ?Se cruzo con un ciervo o algo asi?

Patrik dudo.

– Los tecnicos estaban alli, de modo que su informe, junto con el de la autopsia, nos dara la respuesta definitiva, pero el coche apestaba a alcohol.

– Joder! -exclamo Martin una vez mas-. O sea, que conducia borracha. Aunque creo que jamas la detuvieron por eso antes. Podria ser la primera vez que conducia bebida. O quiza se hubiese librado hasta ahora.

– Bueeeno -respondio Patrik dubitativo-. Si, podria ser.

– ?Pero? -intervino Martin para animarlo a hablar mientras se cruzaba las manos en la nuca. El color rojizo de su cabello brillaba en contraste con el blanco de las palmas de la mano-. Parece que hay algo que no acaba de convencerte. Te conozco lo bastante bien a estas alturas.

– Bah, yo que se -dijo Patrik-. No es nada concreto. Era solo que habia algo… algo raro, pero no te puedo decir que.

– Bueno, tus corazonadas suelen dar en el clavo -dijo Martin preocupado, meciendose hacia atras y hacia delante en la silla-. Pero, dada la situacion, lo mejor sera esperar a ver que dicen los expertos. En cuanto los tecnicos y el forense lo hayan visto, sabremos mas. Quiza ellos den con la explicacion de lo que a ti te resultaba raro.

– Si, tienes razon -dijo Patrik rascandose la cabeza pensativo-. Pero… no, bueno, tienes razon, no tiene sentido ponernos a especular. Por ahora hemos de centrarnos en lo que si podemos hacer. Y por desgracia, eso incluye precisamente informar a sus familiares. ?Tu sabes si tenia familia?

Martin fruncio el entrecejo.

– Tiene una hija adolescente, eso si lo se. Y comparte piso con una amiga. Se ha murmurado mas de una cosa sobre ese arreglo, pero no se…

Patrik dejo escapar un suspiro.

– En fin, no hay mas que ir a su casa, a ver que tal.

Y, en efecto, unos minutos mas tarde llamaban a la puerta del apartamento de Marit. Con una ojeada a la guia de telefonos comprobaron que vivia en un bloque situado no muy lejos de la comisaria. Tanto Patrik como Martin iban apesadumbrados. Aquel era el cometido policial mas detestado entre los profesionales. Hasta que no oyeron los pasos al otro lado de la puerta ni se les habia ocurrido que a aquella hora del dia no hubiera nadie.

La mujer que les abrio la puerta supo enseguida cual era el motivo de la visita. Patrik y Martin lo notaron en el tono palido que su rostro adquirio al verlos y el modo en que se hundieron sus hombros, con gesto resignado.

– Es por Marit, ?verdad? ?Le ha pasado algo? -Le temblaba la voz, pero se aparto para que entrasen en el vestibulo.

– Si, por desgracia traemos malas noticias. Marit Kaspersen sufrio un accidente de trafico, el suyo era el unico vehiculo implicado. Marit… fallecio en el accidente -anuncio Patrik con voz queda. La mujer permanecio inmovil, como si se hubiese congelado en aquella posicion y no fuese capaz de enviar senales del cerebro a los musculos. De hecho, tenia la mente ocupada en procesar la informacion que acababa de recibir.

– ?Quieren cafe? -pregunto al fin, moviendose como un automata en direccion a la cocina, sin aguardar la respuesta de los dos policias.

– ?Hay alguien a quien podamos llamar? -pregunto Martin. La mujer parecia conmocionada. Llevaba el pelo castano en un corte muy practico y se lo pasaba constantemente por detras de las orejas. Era muy delgada y vestia vaqueros y un jersey de lana, el tipico modelo noruego, con un hermoso dibujo y grandes y sinuosos herrajes plateados.

Kerstin meneo la cabeza.

– No, no tengo a nadie salvo a… a Marit. Y a Sofie, claro, pero esta con su padre.

– Sofie es la hija de Marit, ?no? -pregunto Patrik negando con la cabeza cuando Kerstin, despues de haber servido tres tazas de cafe, le mostro el carton de leche.

– Si, tiene quince anos. Esta semana le toca a Ola. Pasa una semana con Marit y conmigo y otra con Ola, en Fjallbacka.

– ?Eran muy amigas Marit y usted? -Patrik se sintio un poco incomodo con su forma de hacer la pregunta, pero no sabia como abordar el asunto. Tomo un sorbo de cafe mientras aguardaba la respuesta. Estaba muy rico. Cargado, justo como a el le gustaba.

La media sonrisa de Kerstin le revelo que sabia a que se referia.

Cuando empezo a hablar, el llanto acudio a sus ojos:

– Eramos amigas las semanas que Sofie pasaba aqui, y amantes las semanas que pasaba con Ola. Por eso fue por lo que… -Se le quebro la voz y rompio a llorar a lagrima viva. Estuvo sollozando un rato, al cabo del cual hizo un esfuerzo por recobrar el control de la voz y continuo-: Por eso discutimos ayer por la tarde. Por enesima vez. Marit no queria salir del armario, pero yo me estaba asfixiando y queria contarlo todo. Ella se escudaba en Sofie, pero no era mas que un pretexto. Era ella, que no queria exponerse a las habladurias y a las miradas criticas de la gente. Yo intente explicarle que de eso no se libraba de todos modos, que la gente hablaba y nos miraba desde hacia tiempo. Y que, aunque al principio nos criticaran si haciamos publica nuestra relacion, estoy convencida de que al final se habrian terminado aburriendo. Pero Marit no se atrevia a prestar oidos a ese razonamiento. Durante muchos anos, vivio la vida gris de la sueca media, el marido, la hija, el chale y las vacaciones en caravana y todo lo demas y, claro, arrincono en lo mas recondito de su ser la posibilidad de sentir algo por una mujer. Pero cuando nos conocimos, fue como si de repente todo encajase. O, al menos, asi fue como me lo describio. Asumio las consecuencias, abandono a Ola y se mudo conmigo. Sin embargo, no se atrevia a ser consecuente con ello al cien por cien. Por eso discutimos ayer. -Kerstin extendio el brazo en busca de una servilleta y se sono ruidosamente.

– ?A que hora salio? -pregunto Patrik.

– Sobre las ocho. Ocho y cuarto, creo. Sabia que habia pasado algo. Nunca se habia ausentado toda la noche, pero no me decidi a llamar a la policia. Pense que quiza se hubiera ido a casa de alguien o que habria pasado la noche caminando por ahi o, bueno, no sabia que pensar. Cuando han llegado, estaba a

punto de empezar a llamar a los hospitales y, si no hubiera dado con ella, les habria llamado a ustedes.

Empezaba a moquear de nuevo y tuvo que volver a sonarse. Patrik veia la tristeza, el dolor y la culpa mezclados en su semblante y deseo poder decirle algo que, al menos, paliase el sentimiento de culpa. Sin embargo, se veia obligado a echar mas lena al fuego.

– Vera… -comenzo indeciso, y carraspeo antes de proseguir-. Vera, sospechamos que estaba muy ebria cuando se produjo el accidente. ?Sabe si tenia problemas con el alcohol?

Tomo otro sorbo de cafe y durante un segundo deseo hallarse en otro lugar, muy lejos de alli. No en aquella cocina, con aquellas preguntas y con todo aquel dolor. Kerstin lo miro atonita.

– Marit nunca bebia alcohol. Al menos, no desde que yo la conozco, es decir, durante mas de cuatro anos. No le gustaba el sabor, decia, y ni siquiera tomaba sidra.

Patrik cruzo con Martin una mirada elocuente. Otro dato extrano se anadia a aquella sensacion intangible que habia experimentado desde que vio el lugar del accidente, hacia un par de horas.

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