sensacion de no ser consciente. Tres anos despues de la separacion, aun lo abrumaba la culpa como si fuera un bloque de piedra inmenso. Si no hubiese cometido aquel error fatal, quiza ahora no se veria asi, recogiendo la ropa y los juguetes de las ninas en una casa tan vacia que solo se oia el resonar del eco. Quiza tambien hubiese sido un error quedarse en la casa de Falkeliden. Pernilla se habia mudado a Munkedal, para tener a su familia mas cerca, pero Dan no queria que las ninas perdieran tambien la casa. De modo que trabajaba, ahorraba y luchaba para que sus hijas se sintieran en casa cada dos fines de semana. Aunque aquello dejaria de funcionar muy pronto. Los gastos de la casa lo estaban arruinando. En un plazo de seis meses, como maximo, se veria obligado a tomar una decision. Se desplomo en la cama de Malin, con la cabeza entre las manos.

El telefono, que estaba encima de la cama de su hija, lo saco de sus cavilaciones.

– Hola.

– …

– ?Vaya! Hola, Erica.

– …

– Si, es un poco duro. Las ninas se fueron ayer por la tarde.

– …

– Ya, ya se que vendran otra vez dentro de una semana, pero me parece una eternidad. Bueno, dime, ?como estas tu?

Dan la escucho con atencion. La preocupacion que reflejaba su semblante antes de la llamada se agravo mas aun.

– ?Tan mal estan las cosas? Bueno, si hay algo que yo pueda hacer, dimelo.

Continuo escuchando a Erica hasta que, finalmente, le respondio:

– Pues… si que puedo, claro. Si crees que servira de algo.

– …

– Bien, entonces, saldre ahora mismo.

Dan colgo el auricular y permanecio un rato sentado, sumido en honda reflexion. No sabia si, realmente, podia contribuir en algo, pero cuando Erica le pedia ayuda, no se lo pensaba un momento. Hubo un tiempo ya lejano en el que fueron pareja, aunque desde hacia muchos anos eran solo muy buenos amigos. Ademas, Erica le habia ayudado durante su separacion de Pernilla, y estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por ella. Tambien Patrik se habia convertido en buen amigo suyo, y Dan los visitaba a menudo.

Se puso el anorak y salio con el coche. No le llevo mas de unos minutos llegar a casa de Erica, que le abrio enseguida.

– Hola, entra -le dijo dandole un abrazo.

– ?Hola! ?Donde esta Maja? -Dan miro con interes a su alrededor en busca de la pequena, que se habia convertido en su bebe favorito. Y le gustaba creer que Maja tambien lo miraba con buenos ojos.

– Esta durmiendo, sorry -respondio Erica riendo. Sabia que su princesita suscitaba en Dan mas interes que ella, con creces.

– Bueno, intentare subsistir sin hacerle cosquillas en el cogote.

– No creas, no tardara en despertarse. Venga, entra. Anna esta en el dormitorio. -Erica senalo el piso de arriba.

– ?Crees que es buena idea? -pregunto Dan inquieto-. Quiza a ella no le apetezca lo mas minimo. Puede que incluso se enfade.

– No me digas que un hombre alto y fuerte como tu se echa a temblar ante la ira de una pobre mujer - bromeo Erica mirando a Dan, cuyo aspecto imponia, sin duda.

– Pero es verdad que me parezco mucho, ?no? -Dan adopto una pose ridiculamente artificial, antes de romper a reir-. No, creo que tienes razon. Y mis dias de guaperas han terminado para siempre. Supongo que necesitaba eliminarlo del sistema…

– Bueno, tanto Patrik como yo deseamos que llegue el dia en que nos traigas a una novia con la que se pueda mantener una conversacion.

– Quieres decir, teniendo en cuenta el alto nivel intelectual reinante en esta casa… Por cierto, ?como van las cosas en el programa Hotel Paradise? ?Siguen dentro tus favoritos? ?Quien llegara a la final? Tu que eres fiel telespectadora, sabras ponerme al dia de lo que pasa en ese programa cultural que constituye un reto para tu cerebro ansioso de conocimiento. Y Patrik… bueno, el podra decirme algo sobre la quiniela. Eso son matematicas avanzadas.

– Ja, ja, ja. Tu ganas -le dijo Erica dandole un punetazo en el brazo-. Anda, sube y haz algo de provecho. Quien sabe si, al final, no me vas a ser util.

– ?Estas segura de que Patrik sabe lo que hace? Creo que tendre una charla con el sobre lo sensato que puede ser llevarte al altar. -Dan ya habia subido la mitad de las escaleras y le hablaba por encima del hombro.

– Muy gracioso… ?Anda, sube ya!

A Dan se le atraganto la risa en la garganta en los ultimos peldanos. Apenas habia visto a Anna desde que fue con los ninos a vivir a casa de Erica y Patrik. Al igual que el resto del pais, habia leido acerca de la tragedia en los diarios, pero cuando iba a ver a Erica, Anna se quedaba en su habitacion. Por lo que Erica le decia, pasaba alli encerrada la mayor parte del tiempo.

Llamo discretamente, pero no obtuvo respuesta. Volvio a llamar.

– ?Anna? ?Hola? Soy Dan, ?puedo entrar? -Anna seguia sin contestar y el se quedo fuera, desconcertado. La situacion no le resultaba comoda en absoluto, pero le habia prometido a Erica que le ayudaria y no le quedaba mas remedio que intentarlo. Respiro hondo y empujo la puerta. Anna estaba tendida en la cama, despierta. Clavaba en el techo la mirada vacia y tenia las manos cruzadas sobre el estomago. Ni siquiera miro a Dan cuando entro. Este se sento en el borde de la cama. Ella seguia sin reaccionar.

– ?Que tal? ?Como estas?

– ?A ti como te parece que estoy? -respondio Anna sin apartar la vista del techo.

– Pues nada bien. Erica esta preocupada por ti.

– Erica siempre esta preocupada por mi -respondio Anna.

Dan sonrio.

– Si, desde luego, en eso tienes razon. Es un poco como una madre sobreprotectora, ?no?

– Y que lo digas -respondio Anna mirando a Dan.

– Pero su intencion es buena. Y ahora esta mas preocupada que de costumbre, diria yo.

– Si, claro, ya lo se -dijo Anna exhalando un suspiro. Un suspiro largo y profundo que parecio liberar mucho mas que un poco de aire-. Es que no se como salir de esto. Es como si me hubiese quedado sin un apice de energia. Y no siento nada. Nada en absoluto. No estoy triste. Y no estoy contenta. Simplemente, no siento nada.

– ?Has hablado con alguien?

– ?Te refieres a un psicologo o algo asi? Si, Erica tambien insiste en ello. Pero tampoco para eso tengo fuerzas, no me veo hablando con un extrano. Sobre Lucas y sobre mi. No podre.

– Y ?conmigo…? -Dan dudo un instante y se movio inquieto en el borde de la cama-. ?Podrias plantearte hablar conmigo? No es que nos conozcamos mucho tu y yo, pero desde luego no soy un extrano.

Callo y aguardo tenso su respuesta. Esperaba que dijera que si. De pronto, sintio un terrible instinto protector al ver su cuerpo demacrado y la mirada llena de ansiedad. Se parecia tanto a Erica aunque, al mismo tiempo, eran tan distintas… Una version de Erica mas asustadiza y mas fragil.

– Pues… no lo se -respondio Anna vacilante-. No se que podria decirte. Ni por donde empezar.

– Podemos empezar por dar un paseo, ?no? Si quieres hablar, hablas. Si no, pues caminamos un rato. ?Te parece? -Al propio Dan le parecio que sonaba ansioso.

Anna se incorporo y se sento despacio en la cama. Se quedo un rato de espaldas a el, hasta que se levanto.

– Vale. Daremos un paseo. Solo un paseo.

– Vale -respondio Dan. Bajo la escalera delante de Anna y echo una ojeada a la cocina, donde oyo trajinar a Erica-. Vamos a dar una vuelta -le grito. Con el rabillo del ojo vio que Erica se esforzaba por fingir que aquello no tenia nada de extraordinario.

– Hace fresco fuera, asi que mas vale que te abrigues -le dijo a Anna, que, siguiendo su consejo, se puso una

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