ultimo baile del instituto y se habia subido varias veces en la moto de Olle, que esta tuneada, pero le costaba creer que la policia se molestase por esas naderias.
– ?Esta tu padre? -pregunto el policia de mas edad.
– Pues… si -respondio Sofie vacilante, con un monton de especulaciones rondandole por la cabeza. ?Que punetas habria techo su padre?
– Nos gustaria hablar con los dos -anadio el pelirrojo, el policia algo mas joven. Sofie no pudo por menos de reparar en el lecho de que no estaba nada mal. Claro que el de mas edad tampoco. Pero era tan mayor. Un vejestorio, vamos. Seguro que tenia treinta y cinco, como minimo.
– Entren -les dijo haciendose a un lado para que pasaran. Mientras se quitaban los zapatos, ella se encamino a la sala de estar. Y, tal como se figuraba, halli estaba su padre con los cascos encajados en las orejas. Seguro que estaba escuchando algo espantoso de Wizex, o de Vikingarna, o de Thorleifs, o algo parecido. Le indico, gesticulando, que se quitase los auriculares. Su padre los separo un poco de las orejas y la miro inquisitivo.
– Papa, hay unos polis que quieren hablar con nosotros.
– ?Policias? Pero… ?de que? ?Como? -Sofie comprendio que tambien la mente de su padre empezaba a pensar en lo que podria haber hecho ella para que la policia se presentase en casa. Sofie se le adelanto-. Yo no he hecho nada. Honest. Te lo juro.
El padre la miro suspicaz y se quito los auriculares, se levanto del sillon y se dirigio al vestibulo dispuesto a averiguar lo que casaba. Sofie iba pisandole los talones.
– ?Que ocurre? -pregunto Ola Kaspersen con una expresion de temor ante la posibilidad de recibir una respuesta nada halaguena. Su acento revelaba su origen norteno, pero tan leve que Patrik supuso que llevaba muchos anos fuera de su region natal.
– ?Podemos entrar? Por cierto, yo soy Patrik Hedstrom y este es mi colega, Martin Molin.
– Aja, vale -respondio Ola estrechandoles la mano a ambos, aun vacilante e inquisitivo-. Si, claro, pasen y nos sentamos -dijo indicandoles el camino a la cocina, como hacian nueve de cada diez personas. Por alguna razon, la cocina se presentaba siempre como el lugar mas seguro de la casa cuando se recibia la visita de la policia-. Bueno, ?en que podemos ayudarles?
Ola se habia sentado al lado de Sofie, enfrente de los dos policias, y se puso a ordenar los flecos del mantel. Sofie lo miro irritada. ?Ni siquiera en un momento asi podia estarse quieto y dejarse de tanto colocar!
– Pues… -comenzo el policia que se habia presentado como Patrik Hedstrom. Parecia vacilar y Sofie empezo a sentir un extrano nudo en el estomago. Sintio el impulso de taparse los oidos y empezar a canturrear, como hacia cuando era nina y sus padres discutian, pero sabia que ya no podia usar aquel recurso: ya no era una nina.
– Por desgracia, tenemos una noticia bastante triste. Marit Kaspersen fallecio ayer por la tarde en un accidente de trafico. Lo sentimos mucho -dijo Patrik Hedstrom por fin. Carraspeo un poco, pero sin apartar la mirada.
La sensacion de vertigo se agudizo en el estomago de Sofie, que ahora trataba de asimilar lo que acababa de oir. ?No podia ser cierto! Debia de tratarse de un error. Su madre no podia estar muerta. No, no podia ser. El fin de semana siguiente pensaban ir de compras a Uddevalla. Ya habian quedado. Ellas dos solas. Una de esas salidas solo de madre e hija con la que su madre llevaba semanas dando la lata y que Sofie fingia despreciar pero que, en el fondo, la alegraba inmensamente. Un sordo zumbido resonaba en su cabeza y, a su lado, su padre jadeaba como si le faltase el aire.
– Debe de ser un error -oyo decir a su padre, como un eco de su propio pensamiento-. Ha debido de haber algun malentendido. ?No puede ser que Marit este muerta! -exclamo jadeante, como si hubiese estado corriendo.
– Sintiendolo mucho, no hay duda. -Patrik guardo silencio, pero continuo al cabo de un instante-: Eh… yo mismo la identifique. La conocia de la tienda.
– Pero, pero… -Ola buscaba algo que decir, pero las palabras parecian rehuirlo. Sofie lo miraba sin saber que pensar.
Hasta donde le alcanzaba la memoria, sus padres habian andado siempre a la gresca. Jamas se habria imaginado que hubiese en el un resto de sentimiento por su madre.
– ?Que…? ?Que paso exactamente? -balbucio Ola.
– Un accidente, al norte de Sannas. Su vehiculo fue el unico involucrado.
– ?El unico? ?Que quiere decir? -pregunto Sofie con las manos convulsamente agarradas al borde de la mesa como si, en aquel momento, fuese lo unico que la mantuviese en el mundo real-. ?Dio un volantazo al ver un ciervo o algo asi o que? Si mi madre cogia el coche como dos veces al ano… ?Para que habria cogido el coche ayer tarde? -Miro a los policias que tenia enfrente y sintio que el corazon se le desbocaba en el pecho. El modo en que bajaron la mirada indicaba claramente que habia algo que no les habian contado. ?Que seria? Sofie aguardaba ansiosa la respuesta.
– Creemos que habia bebido, que iba conduciendo borracha. Pero no lo sabemos con certeza, la investigacion nos dara la respuesta -respondio Patrik Hedstrom mirandola directamente a los ojos. Sofie no daba credito. La muchacha miro a su padre y luego de nuevo al policia.
– ?Esta de broma o que? Eso no puede ser. Mi madre no probaba el alcohol. Ni una gota. Jamas la he visto tomar ni una copa de vino. Estaba totalmente en contra del alcohol. ?Cuentaselo, papa! -Sofie sintio nacer una vaga esperanza. ?Aquella no podia ser su madre! Miro animada a su padre. Ola se aclaro la garganta.
– Si, asi es. Marit jamas bebia. Ni durante todo el tiempo que estuvimos casados, ni, por lo que yo se, tampoco despues.
Sofie busco su mirada, como para hallar en ella la confirmacion de que tambien el abrigaba la misma esperanza, debia tratarse de un error. Sin embargo, tenia la sensacion de que algo… iba mal… Desecho esta idea y se dirigio a Patrik y a Martin.
– Ahi lo tienen, en algo se han equivocado. ?No puede ser mi madre! ?Lo han comprobado con Kerstin? ?Puede que este en casa!
Los policias intercambiaron una mirada elocuente. El pelirrojo tomo la palabra.
– Ya hemos estado en casa de Kerstin. Al parecer, ella y Marit tuvieron una discusion ayer por la tarde. Tu madre salio enfadada y se llevo las llaves del coche. Kerstin no la habia vuelto a ver desde entonces. Y… -Martin miro a su colega.
– Y yo estoy completamente seguro de que era Marit -finalizo Patrik-. La habia visto en numerosas ocasiones, incluso en la tienda, y la reconoci de inmediato. En cambio, no sabemos si de verdad habia bebido. Nos dio esa impresion solo porque olia a alcohol en el asiento del conductor. Pero no lo podemos asegurar. De modo que cabe la posibilidad de que exista otra explicacion y, seguramente, ustedes tengan razon. Pero no hay duda de que era tu madre, Sofie. Lo siento.
Volvio entonces aquella sensacion desagradable que le invadio el estomago y que crecio sin cesar, hasta que sintio la bilis en la garganta. Tambien las lagrimas acudieron ahora a sus ojos. Noto la mano de su padre en el hombro, pero se zafo de ella bruscamente. Se interponian entre ellos todos los anos de peleas. Todas las discusiones, tanto antes como despues de la separacion, las criticas y el despellejarse el uno al otro. Todo aquello se concentraba ahora en un punto de acero situado en medio del dolor. No tenia fuerzas para seguir escuchando. Tres pares de ojos se clavaron en la muchacha. Sofie echo a correr y huyo hacia la calle.
Al otro lado de la ventana se oian dos voces alegres y unas leves risas que atenuaron el sonido de la puerta al abrirse, hasta que las risas inundaron la casa. Erica no daba credito a lo que veia. Anna sonreia, no de un modo forzado y por obligacion, como hacia a veces ante los ninos, sino con una sonrisa autentica, de oreja a oreja. Ella y Dan hablaban animadamente y venian con las mejillas sonrosadas por el paseo que, a buen ritmo, habian dado bajo el sol primaveral.
– ?Hola! ?Lo habeis pasado bien? -pregunto Erica discreta mientras ponia la cafetera -Si, ha sido estupendo - respondio Anna sonriendole a Dan-. Una maravilla poder estirar las piernas un poco. Llegamos hasta Bracke y volvimos. Hace un tiempo magnifico y los arboles ya estan empezando a brotar y… -Tuvo que detenerse a tomar aliento, pues aun jadeaba despues del veloz paseo.
– Y, sencillamente, nos lo hemos pasado bomba -concluyo Dan quitandose el anorak-. Bueno, que, ?hay cafe o lo vas a guardar para otros invitados?
– No digas tonterias, pensaba que nos tomariamos un cafe los tres. Si tienes animo… -le dijo Erica a Anna, aun con la sensacion de estar pisando una finisima capa de hielo cuando le hablaba a su hermana, pues temia romper la burbuja de alegria en la que ahora parecia encontrarse.