– Era un libro antiguo, puede que el propietario este muerto.

– Pues… si… -Patrik reflexiono antes de contestar-. Por eso no debemos limitar la busqueda al termino «mujeres vivas», sino que buscaremos entre las nacidas… en el siglo XX.

– Suena razonable -admitio Gosta-. ?Crees que el hecho de que a Elsa Forsell le tocase la primera pagina tiene algun significado? ?Existira alguna relacion entre ella y esta tal Sigrid Jansson?

Patrik se encogio de hombros. En lo que concernia a aquel caso, ya nada le sorprendia. Cualquier cosa parecia posible.

– Tendremos que averiguarlo -se limito a responder-. Y quiza sepamos mas cuando llamen de Uddevalla.

Y en ese momento, como por ensalmo, sono el telefono que Patrik tenia en el escritorio.

– Aqui Patrik Hedstrom -dijo Patrik indicandole a Gosta que se quedase en cuanto oyo quien llamaba.

– …

– Un accidente. En 1969. Si… Si… No… Si…

Fue respondiendo con monosilabos mientras Gosta daba saltos de impaciencia. Por la expresion de Patrik, comprendio que se trataba de una informacion crucial. Y asi era, de hecho.

Cuando colgo, le dijo triunfal:

– Era Uddevalla. Han encontrado los datos de Elsa Forsell. Iba conduciendo cuando se produjo un accidente en el que choco de frente con otro vehiculo, en 1969. Habia bebido. Y adivina como se llamaba la mujer que murio en dicho accidente…

– Sigrid Jansson -susurro Gosta emocionado.

Patrik asintio.

– ?Vienes conmigo a Uddevalla?

Gosta resoplo sin mas. Por supuesto que pensaba acompanarlo a Uddevalla.

– ?Adonde se han ido Patrik y Gosta? -pregunto Martin despues de una visita al despacho vacio de Patrik.

– A Uddevalla -dijo Annika mirando a Martin por encima de las gafas.

La recepcionista siempre habia sentido debilidad por Martin. Tenia un aspecto de cachorro y un toque de ingenuidad que despertaban su instinto maternal. Antes de que conociese a Pia, Martin se habia pasado muchas horas con ella hablando hasta la saciedad de sus problemas amorosos y, aunque Annika se alegraba de que ahora tuviese una relacion estable, habia ocasiones en que echaba de menos aquellas charlas.

– Sientate -le ordeno. Martin obedecio. Nadie en la comisaria era capaz de desoir una orden de Annika. Ni siquiera Mellberg-. ?Que tal estas? ?Todo bien? ?Estais a gusto en el piso? Cuentame -lo exhorto con una mirada severa. Para su asombro, vio una amplia sonrisa asomar al rostro de un Martin incapaz de estarse quieto en la silla.

– Pues veras, voy a ser padre -le solto sonriendo mas aun. Annika sintio que el llanto acudia a sus ojos. No por envidia ni por tristeza ante lo que ella no podia tener, sino de pura alegria sincera por Martin.

– ??Que me dices?! -exclamo riendo mientras se enjugaba una lagrima que ya le rodaba por la mejilla-. ?Dios, que mema soy! Mira que ponerme a llorar -se excuso algo avergonzada, aunque se percato de que tambien Martin estaba emocionado-. ?Para cuando?

– Para finales de noviembre -respondio Martin sin dejar de sonreir. Annika se alegraba de verlo tan feliz.

– Para finales de noviembre -repitio-. ?Quien lo iba a decir? Pero bueno, ?que haces ahi como un pasmarote? ?Dame un abrazo! -dijo extendiendo los brazos. Martin se le acerco y le dio un fuerte abrazo. Siguieron hablando del evento un rato mas, hasta que Martin se puso serio y la sonrisa se borro de su semblante.

– ?Crees que llegaremos al fondo de todo esto?

– ?Te refieres a los asesinatos? -pregunto Annika antes de menear la cabeza con gesto vacilante-. No lo se - confeso-. Empiezo a temer que Patrik se haya metido en camisas de once varas en esta ocasion… Esto es… demasiado -dijo al fin.

Martin asintio.

– Si, yo tambien he pensado lo mismo -aseguro-. Por cierto, ?que iban a hacer en Uddevalla?

– No lo se. Patrik me dijo que habian llamado por lo de Elsa Forsell y que el y Gosta tratarian de conseguir mas informacion. Que luego me lo explicarian. Desde luego, una cosa es segura, parecian absolutamente resueltos.

Aquello desperto enseguida la curiosidad de Martin.

– Deben de haber averiguado algo importante sobre ella -apunto reflexivo-. Me pregunto que sera…

– Ya nos lo contaran por la tarde -dijo Annika, aunque tampoco ella pudo evitar las elucubraciones sobre que los habria hecho salir de forma tan apresurada.

– Si, seguramente -convino Martin levantandose para volver a su despacho. De repente, sintio un anhelo inaudito de que ya fuese noviembre.

Cuatro horas tardaron Patrik y Gosta en volver de Uddevalla. Annika supo que traian noticias decisivas en cuanto los vio entrar por la puerta de la comisaria.

– Nos reunimos en la cocina -dijo Patrik escuetamente mientras se dirigia a su despacho para quitarse la cazadora.

Cinco minutos mas tarde, estaban todos congregados.

– Hoy se han producido dos hechos decisivos -comenzo, mirando a Gosta-. En primer lugar, Gosta ha descubierto que en la pagina del libro de Elsa Forsell se veia un nombre grabado sin tinta. El nombre de Sigrid Jansson. Ademas, hemos recibido una llamada de Uddevalla, donde hemos estado recabando toda la informacion existente. Y todo encaja.

Hizo una pausa, bebio un trago de agua y se apoyo en la encimera de la cocina. Todas las miradas se clavaron en el, a la espera de oir lo que les diria a continuacion.

– Elsa Forsell iba conduciendo cuando se produjo un accidente con una victima mortal. Sucedio en 1969. Igual que las otras victimas, tambien ella estaba bebida y le cayo un ano de carcel. El coche con el que colisiono lo conducia una mujer de unos treinta anos, que llevaba en el coche a sus dos hijos. La mujer murio en el acto, pero los ninos salieron milagrosamente ilesos. -Hizo una pausa para conseguir mayor efecto, antes de continuar-: La mujer se llamaba Sigrid Jansson.

Los demas contuvieron la respiracion. Gosta asintio satisfecho. Hacia mucho que no se sentia tan orgulloso de su trabajo.

Martin levanto la mano para decir algo, pero Patrik lo detuvo:

– Espera, hay mas. Al principio creyeron, como es natural, que los ninos que iban en el coche eran hijos de Sigrid, pero existia un problema: Sigrid no tenia hijos. Era una mujer solitaria que vivia en el campo a las afueras de Uddevalla, en la casa de su infancia, que habito desde la muerte de sus padres. Trabajaba de dependienta en una tienda de ropa elegante de la ciudad, era educada y siempre dispensaba un trato agradable a los clientes, pero los companeros de trabajo a los que interrogo la policia dijeron que era introvertida y, por lo que sabian, no tenia ni parientes ni amigos con los que relacionarse. Y, desde luego, no tenia hijos.

– Pero… ?de quien eran entonces? -pregunto Mellberg rascandose la frente con visible desconcierto.

– Nadie lo sabe. No habia ninguna orden de busqueda de dos ninos de esas edades. Y nadie los reclamo. Era como si hubiesen surgido de la nada. Y cuando fueron a inspeccionar la casa de Sigrid, la policia vio que, desde luego, alli vivian dos ninos. Hemos hablado con uno de los policias que llevaron la investigacion, que nos conto que los ninos compartian una habitacion abarrotada de juguetes y con mobiliario infantil, decorada como un dormitorio para ninos, pero Sigrid jamas tuvo ningun parto, segun demostro la autopsia. Ademas, hicieron analisis de sangre y comprobaron definitivamente que no era familia de los ninos y tampoco sus grupos sanguineos coincidian.

– De modo que Elsa Forsell es la fuente de todo -dijo Martin pensativo.

– Si, eso parece -respondio Patrik-. Parece que el accidente de Elsa Forsell puso en marcha la cadena de asesinatos. Y, en consecuencia, el asesino empezo con ella.

– ?Donde estan esos ninos ahora? -pregunto Hanna, formulando en voz alta lo que todos tenian en mente.

– Estamos intentando averiguarlo -dijo Gosta-. Los colegas de Uddevalla tratan de conseguir la documentacion de los Servicios Sociales, pero parece que puede llevarles tiempo.

– O sea, que tendremos que trabajar partiendo de la informacion de que disponemos -confirmo Patrik-. Pero el punto de referencia es que Elsa Forsell constituye la clave de este caso, asi que nos centraremos en ella.

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