Todos salieron de la cocina, pero Patrik llamo a Hanna.

– ?Si? -pregunto. Al ver su palidez, Patrik se reafirmo en su decision de hablar con ella.

– Sientate -le pidio, al tiempo que se sentaba el mismo en una de las sillas-. Oye, ?estas bien? -Se preocupo escrutando su semblante.

– Bueno, no mucho, si he de ser sincera -afirmo bajando la mirada-. Llevo varios dias sintiendome fatal, la verdad, como si fuese a tener fiebre.

– Si, ya he notado que no tenias muy buen aspecto. Creo que debes irte a casa y descansar. No le haces un favor a nadie fingiendo ser superwoman, aguantar y seguir trabajando cuando estas enferma. Es mejor que te lo tomes con calma, asi recobraras las fuerzas.

– Pero la investigacion… -comenzo a protestar Hanna. Patrik se puso de pie.

– Tu obedece a tu superior, vete a casa y metete en la cama -le dijo con fingida severidad.

– A la orden, jefe -respondio Hanna con una sonrisa haciendole en broma el saludo militar-. Pero antes tengo que terminar unas cosillas. Y tus protestas no serviran de nada -anadio.

– Vale, tu decides -acepto Patrik-. Pero luego vete derecha a casa y acuestate, mujer.

Hanna sonreia vagamente cuando salio por la puerta. Patrik la observo preocupado. Desde luego, no parecia encontrarse nada bien.

Se volvio hacia la ventana y se permitio un segundo de descanso. Se habian producido tantos avances en los ultimos dias… Habian resuelto tantas cosas… Al mismo tiempo, tenia la sensacion de que el principal acontecimiento aun los aguardaba a la vuelta de la esquina. Mas que saberlo, Patrik intuia que urgia encontrar a los ninos. A aquellos cuyo origen y destino todos desconocian.

– ?Esta perfecto! -estallo Anna entusiasmada y Erica no pudo por menos de mostrarse conforme. Le habian retocado el vestido aqui y alla, cogido con alfileres, pero una vez hechos los cambios, le quedaria divino. Ya habian desaparecido parte de los kilos que arrastraba despues del embarazo y, a consecuencia del cambio de dieta, Erica se sentia mas animada y mas guapa-. ?Vas a estar guapisima! - exclamo.

Erica se rio ante la ocurrencia de su hermana que, a aquellas alturas, estaba mas entusiasmada que ella misma con la idea de la boda del sabado. Le echo una ojeada a Maja, que se habia dormido en la silla del coche.

– Me preocupa Patrik -dijo Erica. La sonrisa se esfumo de su semblante-. Esta tan acelerado. Me pregunto si podra disfrutar de la boda.

Anna la observo pensativa, como si estuviese sopesando algo. Al final, parecio decidirse:

– En realidad, esto iba a ser una sorpresa -confeso-. Pero hemos estado hablando con los chicos y hemos llegado a la conclusion de que es mejor saltarnos vuestras despedidas de soltero. No nos parece la situacion ideal para un monton de chorradas. Asi que, a cambio, os hemos reservado cena y una noche en el Stora Hotel para el viernes. Asi podreis pasar unas horas tranquilos la vispera de la boda. Espero que no te importe -dijo Anna dudosa.

– ?Dios mio, que buenos sois! Y, desde luego, muy acertado. Me temo que, sobre todo Patrik, no habria acogido muy bien una despedida de soltero en estos momentos. Suena estupendamente eso de pasar unas horas tranquilos la noche del viernes. Sospecho que el sabado no habra un minuto de calma.

– Pues no, no lo creo -rio Anna, aliviada al ver que aceptaba su idea.

Erica cambio radicalmente de tema.

– Oye, he decidido investigar un poco por mi cuenta… sobre mama.

– ?Investigar? -pregunto Anna extranada-. ?Que quieres decir?

– Pues… bueno, indagar un poco en su familia. Averiguar de donde era. Obtener respuestas… quiza.

– ?De verdad piensas que es necesario? -replico Anna esceptica-. Claro, tu haz lo que quieras, pero mama no era muy sentimental que digamos y, seguramente, esa es la razon por la que no conservo nada ni nos conto una palabra sobre su juventud y su infancia. Ya sabes el poco interes que puso en documentar nuestra ninez, por ejemplo.

Anna profirio una amarga risa que sorprendio a Erica. Su hermana siempre habia dado la impresion de no verse afectada por la frialdad de su madre.

– Pero ?tu no sientes la menor curiosidad? -pregunto Erica observando el perfil de Anna.

La joven miraba por la ventanilla del coche.

– No -respondio con cierta vacilacion al cabo de un rato.

– No te creo. Y, de todos modos, yo pienso investigar. Si quieres que te cuente lo que averigue, bien. De lo contrario, no te lo cuento y punto.

– ?Y si no hallas respuestas, sino solo una infancia normal, una vida normal? Si no encuentras ninguna explicacion, salvo que, sencillamente, no le importabamos. ?Que haras entonces? -le pregunto Anna volviendose a mirarla.

– Aceptarlo -contesto Erica-. Como siempre he hecho.

Hicieron el resto del camino en silencio, ambas sumidas en honda reflexion.

Patrik reviso la lista por tercera vez sin dejar de esforzarse por no estar pendiente del telefono. Cada vez que este sonaba, esperaba que fuese la comisaria de Uddevalla para comunicarle que habian encontrado mas informacion sobre los ninos. Y cada vez que sonaba, se llevaba una decepcion.

Tambien la lista de los duenos de galgos espanoles lo habia decepcionado: estaban desperdigados por todo el reino de Suecia y ninguno se hallaba cerca de Tanumshede. Era consciente de lo rebuscado de la apuesta, pero, aun asi, habia abrigado cierta esperanza. Por si acaso, repaso la lista por cuarta vez. Ciento cincuenta y nueve nombres, pero el mas proximo vivia a las afueras de Trollhattan. Patrik dejo escapar un suspiro. Una buena parte de su trabajo consistia en la realizacion de tareas aburridas en las que perdian un monton de tiempo, pero despues de los ultimos acontecimientos, casi habia olvidado esa circunstancia. Iba y venia por el despacho contemplando el mapa de Suecia que colgaba de la pared. Las cabezas de los alfileres parecian mirarlo como retandolo a identificar un plan, a descubrir el codigo segun el cual estaban dispuestos. Cinco alfileres correspondientes a cinco lugares dispersos por la mitad sur de la superficie alargada de Suecia. ?Que habia movido al asesino a desplazarse entre aquellas ciudades? ?Se deberia a cuestiones de trabajo? ?Seria una tactica para despistar? ?Tendria una central de operaciones fija en algun lugar? Patrik lo dudaba. Algo le decia que la respuesta se hallaba en aquella distribucion geografica, que, por alguna razon, el asesino se adaptaba a ella. Asimismo creia que el responsable de los crimenes seguia en la zona. Era mas una intuicion que una certeza, pero tan intensa que no podia dejar de observar con curiosidad a todo aquel que se cruzaba por la calle. ?Seria este el asesino? ?O aquel? ?Aquel otro? ?Quien se ocultaba tras una mascara de anonimato, de persona comun y corriente?

Patrik lanzo un suspiro y alzo la vista cuando Gosta, tras unos discretos golpecitos en la puerta, entro en su despacho.

– Bueeeno -comenzo Gosta al tiempo que se sentaba-. Veras, resulta que, desde que nos dijeron ayer lo de los ninos, algo se ha puesto a funcionar aqui arriba -aseguro senalandose la sien con el dedo indice-. Seguro que no nos aporta nada, es demasiado rebuscado…

Gosta murmuraba y balbucia, y Patrik tuvo que contener el impulso de zarandearlo para hacerlo hablar.

– Veras, es que he estado pensando en un suceso ocurrido en Fjallbacka en 1967. Yo acababa de empezar en esta comisaria. Termine pronto los estudios en otono y…

Patrik lo miraba con creciente irritacion ?Habrase visto! ?Cuanto preambulo!

Gosta retomo el hilo.

– Bueno, pues como te digo, no llevaba muchos meses trabajando aqui cuando recibimos una llamada de emergencia de dos ninos que se habian ahogado. Eran mellizos. De tres anos. Vivian con su madre en la isla de Kalvo. El padre se habia ahogado tambien, un par de meses antes, mientras caminaba por el hielo, y al parecer la madre empezo a darle a la bebida. Y aquel dia, fue en marzo, si no recuerdo mal, cogio el barco a Fjallbacka y luego el coche hasta Uddevalla para hacer unos recados. Cuando volvio a coger el barco para regresar, habia empezado a soplar el viento y, segun la madre, la embarcacion volco justo antes de que llegaran y los dos ninos se ahogaron. Ella logro alcanzar la orilla a nado y pidio ayuda por radio.

– Aja -dijo Patrik-. ?Y por que has recordado esa historia en relacion con nuestro caso? Aquellos ninos se ahogaron, ?no? No pueden ser los mismos que Sigrid Jansson llevaba en el coche dos anos despues.

Gosta dudaba…

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