– ?Te refieres a Elsa Forsell? Sabemos que fue la responsable de la muerte de Sigrid, la mujer con la que viviais.
– Estabamos bien -aseguro Lars con voz chillona. Iba retrocediendo despacio hacia el embarcadero-. Ella se ocupaba de nosotros. Y juro que nos protegeria.
– ?Quien, Sigrid? -dijo Patrik moviendose despacio hacia Lars y Hanna.
– Si, nosotros no sabiamos como se llamaba. La llamabamos mama. Dijo que eso era, nuestra nueva madre. Y viviamos bien. Ella jugaba con nosotros. Nos abrazaba. Nos leia.
– ?El cuento de
– Si -confirmo Lars antes de pegar la boca a la oreja de Hanna-. Nos leia. Ese cuento. Hanna, ?recuerdas lo maravilloso que era? ?Lo hermosa que era? ?Lo bien que olia? ?Te acuerdas?
– Si, lo recuerdo -asintio Hanna y cerro los ojos. Cuando volvio a abrirlos, estaban llenos de lagrimas.
– Eso fue lo unico que pudimos conservar despues de su muerte, aquel cuento. Queriamos demostrarles lo poco que queda cuando destrozamos la vida de alguien.
– De modo que no os basto con Elsa -continuo Patrik sin apartar la mirada de los ojos de Lars.
– Eran muchos los que habian hecho lo mismo. Tantos… -dijo Lars sin rematar la frase-. Cada nueva ciudad a la que nos mudabamos… en cada nueva ciudad habia que hacer limpieza.
– Matando a alguien que, conduciendo borracho, hubiese provocado la muerte de otra persona.
– Asi es -respondio Lars sonriente-. Solo entonces podriamos vivir tranquilos. Cuando hubiesemos demostrado que no pensabamos tolerarlo y que no habiamos olvidado. Que no puede ser que uno destroce la vida de alguien y luego siga viviendo como si tal cosa.
– ?Tal y como hizo Elsa despues de haber provocado la muerte de Sigrid?
– Exacto -afirmo Lars, cuya mirada se volvio mas sombria aun-. Como hizo Elsa. -?Y Lillemor?
Ya casi habian ganado el embarcadero y Patrik se preguntaba que harian si Hanna y Lars lograban llegar al barco de salvamento, que era mucho mas veloz que el otro. En tal caso, no conseguirian darles alcance. Sin embargo, el patron parecia haber caido en la cuenta, porque empezo a retroceder alejandose del embarcadero, de modo que solo quedase alli la embarcacion mas pequena.
– Lillemor-resoplo Lars-. Una persona necia e inutil. Exactamente igual que el resto de la basura con la que me vi obligado a trabajar. Jamas la habria reconocido por su aspecto, pero recordaba el nombre y la ciudad de la que procedia. Sabia que teniamos que hacer algo.
– Asi que les contaste a los demas que Lillemor andaba hablando mal de ellos, para crear el caos y distraer su atencion de ti, ?no?
– Vaya, no eres tonto del todo -sonrio Lars dando el primer paso atras en el embarcadero. Por un instante, Patrik sopeso la posibilidad de lanzarse sobre el, pero, aunque comprendia que el que Lars retuviese a su hermana como rehen era una pantomima -despues de todo, habian llevado a cabo los crimenes los dos juntos-, no se atrevio. No tenia ningun arma, estaba arriba, en la colina, junto con las de Martin y Gosta, asi que Lars y Hanna tenian ventaja.
– Fui yo quien llamo a Lars -intervino Hanna con voz bronca.
– Lo sabemos -dijo Patrik-. Estaba grabado. Martin lo vio, pero no comprendimos…
– No, claro, ?como ibais a comprender? -repuso con una sonrisa tristona.
– O sea, que Lars fue a buscarla despues de tu llamada, ?no es asi?
– Si -respondio Hanna subiendo despacio al barco. Se sento en el banco del centro, mientras Lars se acomodaba junto al fueraborda y giraba la llave de arranque. Nada sucedio. Lars fruncio el entrecejo y probo una segunda vez. El motor emitio un chirrido, pero no se puso en marcha. Patrik observaba desconcertado los intentos de Lars, pero al echar un vistazo al barco de salvamento, que se balanceaba a una distancia prudencial de la isla, comprendio lo que sucedia. El patron sostenia a la vista de todos, el tanque de combustible y Patrik entendio enseguida que habia vaciado el deposito. «Un tipo diligente, el tal Peter», se dijo.
– No tienes combustible -dijo Patrik aparentando una tranquilidad que no sentia-. Asi que no hay nada que puedas hacer. Los refuerzos ya vienen en camino, de modo que lo mejor sera que os rindais y eviteis que nadie mas resulte herido. -Al propio Patrik le sono ridiculo, pero no encontraba el modo adecuado de expresarse, si es que existia alguno.
Sin pronunciar una palabra, Lars solto el amarre y empujo el barco de una patada lejos del embarcadero. Enseguida entro en la corriente y empezaron a deslizarse despacio por las aguas.
– No llegareis a ninguna parte -les advirtio Patrik mientras pensaba en que posibilidades se le ofrecian. Ninguna, concluyo. La unica alternativa era ir tras Lars y Hanna. Sin motor, no llegarian muy lejos, seguramente arribarian a alguna de las islas que habia enfrente. Patrik hizo un ultimo intento-. Hanna, tu no pareces haber sido el cerebro de todo esto. Aun tienes la oportunidad de ayudarnos y de ayudarte a ti misma.
Hanna no respondio. Simplemente, devolvio tranquila la mirada suplicante de Patrik. Luego, muy despacio, llevo su mano hacia la de Lars, hacia la que sostenia la pistola. Lars ya no apuntaba a su hermana, sino que tenia la mano del arma apoyada en el banco en el que ella estaba sentada. Aun con la misma parsimonia ominosa, cogio la mano de Lars y se la llevo a la sien. Patrik vio que el rostro de Lars expreso primero extraneza, y despues, horror. Sin embargo, enseguida se vio dominado por la misma parsimonia que su hermana. Hanna le dijo algo que no pudieron oir quienes estaban en tierra. El le susurro a su vez, la atrajo hacia si, con la cabeza apoyada en su pecho. Entonces Hanna puso el indice en el de Lars. Y apreto el gatillo. Patrik se sobresalto y, detras de el, Gosta y Martin se quedaron sin respiracion. Incapaces de moverse, incapaces de decir nada, vieron como Lars se sentaba despacio en la falca del barco, con el cuerpo de Hanna, ensangrentado y sin vida, en un tierno abrazo. La sangre le habia salpicado la cara, como si se hubiera pintado para el combate. Y de esa guisa y con la misma calma, los miro por ultima vez. Luego se llevo la pistola a la sien. Y apreto el gatillo.
Cuando cayo hacia atras por la borda, Hanna cayo con el. Los mellizos de Hedda desaparecieron bajo la superficie. En las profundidades a las que Hedda los desterro un dia.
Tras unos segundos, las ondas provocadas por su caida desaparecieron del todo. El barco ensangrentado se balanceaba sobre las olas del mar y, a lo lejos, como en un sueno, Patrik vio un grupo de barcos que se acercaban. Habian llegado los refuerzos.