Los primeros compases de la marcha nupcial de Mendelssohn resonaban en la iglesia. A Patrik se le secaba la boca. Miro a Erica, que caminaba a su lado, y lucho por combatir las lagrimas que se empenaban en salir. Un hombre de verdad debia trazar algun tipo de limite… No era de recibo que caminase hacia el altar hecho un mar de lagrimas. Pero es que se sentia tan inmensamente feliz… Patrik apreto la mano de Erica, que le respondio con una amplia sonrisa.
Era tan guapa que no podia creerlo. Ni tampoco que estuviera alli, a su lado. Una imagen de su anterior boda, cuando se caso con Karin, cruzo como un rayo su mente. Pero el recuerdo desaparecio tan pronto como se habia presentado. Por lo que a el se referia, aquella era su primera vez. Era la verdadera. Todo lo demas habia sido un ensayo, un rodeo, la preparacion para el instante en que pudiera caminar hacia el altar con Erica y prometerle su amor en la necesidad y en la abundancia, hasta que la muerte los separase.
Ya se abrian las puertas de la iglesia y empezaron a caminar despacio, mientras el organista tocaba y las caras sonrientes de los invitados se volvian hacia ellos. Miro una vez mas a Erica y el mismo sonrio con mas gana aun. Llevaba un vestido de corte sencillo, con pequenos bordados en blanco sobre blanco, que le quedaba perfecto. Se habia peinado con un mono suelto y algunos rizos que caian en calculado desorden y llevaba el cabello adornado con florecillas tambien blancas. Y unos sencillos pendientes de perlas. Estaba infinitamente hermosa. Una vez mas, sintio el llanto acudir a sus ojos, pero parpadeo resuelto para mantenerlo a raya. ?Tenia que lograrlo sin llorar! ?Tenia que conseguirlo!
En los bancos vieron a sus amigos y familiares. Y todos los colegas de la comisaria. Incluso Mellberg se habia empaquetado en un traje y se habia enroscado el cabello con mas esmero de lo habitual. Tanto el como Gosta acudieron sin pareja, mientras que Martin, el padrino de Patrik, fue acompanado de su querida Pia, y Annika, de su Lennart. Patrik se alegraba de verlos a todos alli reunidos. Hacia tan solo dos dias dudaba de que fuese capaz de hacer lo que ahora se disponia a hacer. Cuando vio a Hanna y a Lars desaparecer hacia las profundidades marinas, sintio una pesadumbre y un cansancio tal que la idea de casarse se le antojaba remota. Pero llego a casa, Erica lo mando a la cama y lo arropo, y se paso veinticuatro horas durmiendo. Y cuando Erica le conto que les habian regalado una cena y una noche en el Stora Hotel y le pregunto si le apetecia, sintio que era justo lo que necesitaba. Estar con Erica, una buena cena, dormir abrazado a ella y hablar, hablar y hablar.
De modo que ahora se sentia mas que preparado. Lo tenebroso, lo maligno le resultaba totalmente ajeno al lugar en el que ahora se encontraba. A un dia como aquel.
Llegaron al pie del altar y comenzo la ceremonia. El pastor Harald hablo del amor como algo dulce y paciente, hablo de Maja y de como Patrik y Erica habian conseguido encontrarse el uno al otro. Logro dar con las palabras precisas para describirlos a los dos y para describir como veian su vida juntos.
Maja, al oir que mencionaban su nombre, decidio que ya no queria seguir en el regazo de su abuela, sino que queria estar con sus padres, los cuales, por alguna razon insondable, se hallaban al fondo de aquella casa extrana y vestian una ropa rarisima. Kristina se esforzo durante unos minutos por mantenerla consigo, pero tras un gesto de Patrik, la solto y la dejo gatear hasta el altar. Patrik la cogio y, con Maja en sus brazos, le puso el anillo a Erica. Cuando por fin se besaron, por primera vez como marido y mujer, Maja hundio riendo su carita entre las de ellos, encantada con aquel juego tan divertido. En ese instante, Patrik se sintio el hombre mas rico de la Tierra. De nuevo acudieron las lagrimas, pero en esta ocasion no pudo detenerlas. Fingio que mordisqueaba a Maja para secarlas discretamente en su traje, pero enseguida comprendio que no podia enganar a nadie. Y, ?que demonios! Cuando Maja nacio estuvo llorando como un nino, ?por que no iba a permitirse hacer otro tanto el dia de su boda?
Maja se quedo con Martin mientras salian de la iglesia. Tras aguardar en una capillita lateral hasta que todos hubieron pasado, salieron al portico, donde los enterraron en arroz mientras el clic de las camaras resonaba sin cesar. Y, una vez mas, noto las lagrimas. Patrik las dejo correr.
Totalmente exhausta, Erica se sento un rato a descansar agitando los dedos de los pies, por fin liberados de los zapatos de tacon blancos. ?Caramba, como le dolian! Pero estaba muy satisfecha de aquel dia. La ceremonia habia sido preciosa. La cena en el hotel, soberbia. Y el numero de invitados, el suficiente, asi como la cantidad de pequenos discursos solemnes. El que mas la conmovio fue el de Anna. Su hermana tuvo que interrumpirse en varias ocasiones, pues se le quebraba la voz al borde del llanto. Conto cuanto y como queria a su hermana, intercalando pequenas anecdotas divertidas de su infancia. Luego abordo brevemente el dificil periodo ya superado y termino diciendo que Erica siempre habia sido para ella una hermana y una madre, pero que ahora era, ademas, su mejor amiga. Aquellas palabras le llegaron a Erica al corazon. No tuvo mas remedio que enjugarse el llanto en la servilleta.
En cualquier caso, la cena habia terminado y llevaban un par de horas bailando. Erica se habia sentido un tanto preocupada por el humor de Kristina, teniendo en cuenta todas sus objeciones a la planificacion de la boda. Pero su suegra la sorprendio. Para empezar, fue la que mas saltos dio en la pista de baile, entre otros, con Lars, el padre de Patrik, y ahora, con una copa de licor en la mano, charlaba con Bittan, la pareja de Lars. Erica no entendia nada.
Con los pies algo mas descansados, decidio salir y tomar un poco el aire. El ambiente del local estaba cargado y hacia calor y un poco de humedad, con tanta gente bailando y tanto cuerpo sudoroso, y necesitaba sentir un golpe de aire fresco en la piel. Se puso los zapatos con una mueca de desagrado y, justo cuando iba a levantarse, sintio una mano calida en el hombro.
– ?Como se encuentra mi querida esposa?
Erica miro a Patrik y le cogio la mano. Se lo veia feliz, aunque un tanto maltrecho. No todas las partes del frac seguian donde debian, despues de un par de
– Pensaba salir a tomar el aire, ?me acompanas? -le pregunto Erica apoyandose en su brazo al sentir un dolor cortante en los pies.
– Alli donde tu vas, voy yo -salmodio Patrik. Erica noto encantada que estaba ligeramente borracho. Suerte que luego solo tenian que subir una planta.
Salieron a la escalinata que conducia al patio empedrado. Patrik estaba a punto de decir algo cuando Erica lo mando callar. Algo habia llamado su atencion.
Le indico a Patrik con un gesto que la siguiera. Con mucho sigilo, fueron caminando de puntillas hasta las dos personas a las que Erica habia visto. Nadie diria que se movian sin hacer ruido. Patrik caminaba entre risitas y estuvo a punto de caerse al tropezar con una maceta, pero el hombre y la mujer que estaban abrazados en un oscuro rincon del jardin no parecian receptivos a las impresiones auditivas.
– ?Quienes son esos dos que se besuquean en la oscuridad? -pregunto Patrik estirando el cuello para poder ver mejor. Pero estaban tan abrazados que resultaba dificil verles la cara.
– Tontorron, es Dan. Y Anna.
– ?Dan y Anna? -pregunto Patrik con expresion bobalicona-. Vaya, pues no sabia yo que tuviesen interes el uno por el otro.
– ?Hombres! -resoplo Erica en un susurro-. No os dais cuenta de nada. ?Como se te ha podido pasar por alto algo asi? ?Yo sabia que habia algo incluso antes de que ellos mismos lo supieran!