– No, que yo sepa.
Imagino lo que ella pensaba.
– ?Que piensas? -pregunto.
– Puede que sea una coincidencia -expreso ella pensativa.
Haver noto cierta tension en su voz.
– Ahora lo mas importante es el chico -sostuvo ella.
Haver echo un vistazo desde detras del contenedor. Una nueva explosion sacudio el edificio, pero no creyo que fueran los gases, ya que en ese caso el estallido habria sido mas violento.
– Es un incendio de cojones.
– ?Donde esta el taller? ?Estan en peligro los edificios colindantes? -pregunto Lindell.
– Hace bastante viento -informo Haver, y explico la ubicacion del taller.
– ?Donde crees que anda Justus? -inquirio Lindell-. Ahora oscurece muy pronto. Seguro que esta desesperado. Creo que debemos tomar en serio la preocupacion de Berit.
– Por supuesto -coincidio Haver rapidamente.
Ryde se acercaba con un bombero pisandole los talones. El bombero gesticulaba y parecia estar discutiendo con el, pero Ryde solo lo miro de reojo y siguio su camino. Haver sonrio y le dijo a Lindell que tenia que colgar.
– Una ultima pregunta -dijo ella-. ?Habeis ido a casa de Lennart? Puede que el chico este alli.
– Aqui llega Ryde. Nos vemos -corto Haver, y colgo el telefono.
Saludo con la mano al tecnico, que parecia reanimado.
– Joder, que pesados son -dijo, y Haver comprendio que se referia a los bomberos.
– Hay gas ahi dentro -informo Haver.
– ?Ha sido provocado?
Haver le hablo sobre las huellas junto a la valla y antes de que le diera tiempo a acabar Ryde se habia dado la vuelta y rodeaba el contenedor.
– Imbecil -solto Haver para si.
Asomo la cabeza y vio que el tecnico ya estaba de rodillas junto al agujero. Del bolso saco una camara y comenzo a trabajar. Los copos de nieve se arremolinaban. Ryde trabajaba rapidamente. Haver comprendia su celo, quiza fomentado por el miedo a una explosion de gas.
El telefono sono de nuevo, pero antes de que le diera tiempo a sacarlo del bolsillo interrumpio la senal. No se preocupo por ver quien habia llamado. En ese mismo instante se oyo una potente explosion. Haver vio como el tecnico se lanzaba instintivamente al suelo. Se derrumbo la fachada lateral. Haver observo fascinado como una parte del tejado parecia dudar antes de desplomarse a camara lenta entre una lluvia de chispas que transformaron el cielo en un espectaculo crepitante.
– ?Ryde, joder! -exclamo, y vio como el colega reptaba a traves del agujero de la valla, se incorporaba y corria agachado hacia la obra.
«Gracias, Dios mio», penso Haver, pero de pronto se dio cuenta de que quiza algunos de los bomberos estuvieran cerca de la explosion. Vio como un elevador telescopico de los bomberos giraba y lanzaba un chorro de agua contra la garganta del taller. Se elevaron nubes de vapor que ocultaron durante algunos segundos la parte posterior del edificio. Acercaron otro elevador telescopico y Haver pudo vislumbrar a dos bomberos arriba del todo.
– Jesus, que tipos -murmuro, y oyo la voz chillona del jefe de bomberos por encima del rumor y el fragor del fuego.
Ryde venia caminando por la calle. Se detuvo debajo de una farola e inspecciono su camara. Sangraba por la mejilla, pero no parecia ser consciente de ello. Haver se acerco corriendo hacia el.
– Ha sido una explosion del demonio -dijo Ryde-, pero la camara se ha salvado.
– Estas sangrando -senalo Haver, e hizo un intento por controlar la herida de la mejilla.
– He tropezado -indico Ryde laconico-. Alguien ha entrado y salido por el agujero, eso esta claro. Es dificil saber si fue una o varias personas, pero al parecer el o ellos se esforzaron por borrar su rastro. No parece normal del todo.
– ?Alguna huella?
Ryde nego con la cabeza.
– Al parecer alguien arrastro una plancha de hierro por la nieve. Mirare mas detenidamente. ?Crees que volvera a explotar?
Haver se encogio de hombros. A pesar del dramatismo sentia una gran tranquilidad. Sabia que el desasosiego y la conmocion llegarian despues.
Al entrar en la cocina Ann comprendio que el jamon se habia echado a perder. La temperatura habia alcanzado casi los noventa grados. Apago la placa y puso la olla a un lado. Resistio el impulso de tirar el jamon a la basura. De todas formas, era comida. Quiza lo podria utilizar para hacer
Suspiro, se sento a la mesa de la cocina, miro el reloj y penso en Justus. ?Donde estaria? Berit habia llamado a todos los sitios posibles, hasta a Lennart, pero no habia respondido. Berit sabia que tenia identificador de llamadas y quiza para hacerla rabiar no quiso contestar. Si Justus estuviera ahi Lennart entenderia su preocupacion. Y no le importaria tenerla en ascuas.
Ann se levanto de la silla, miro de nuevo el reloj y entro en la habitacion de Erik. Habia comido y ahora dormia en su cuna. El apartamento estaba en silencio. Demasiado silencioso como para que ella se sintiera a gusto. La preocupacion hizo que se acercara a la ventana y explorase la oscuridad de la tarde. Un coche entro en el aparcamiento, un hombre se bajo, saco unas bolsas de comida del portamaletas y desaparecio en el portal 8.
Penso en Edvard; la habia llamado y deseado feliz Navidad.
Era la primera vez que hablaban desde que se separaron en el centro de atencion primaria de Osthammar, esa fatal noche del verano anterior.
Se habia visto obligada a aparcar en el arcen, a pesar de que un coche parado era un peligro para el trafico, pero no se sentia capaz de hablar con Edvard y conducir de forma segura al mismo tiempo. ?Que mas habia dicho? No lo recordaba. Sus palabras reposaban como una neblina, como si la conversacion hubiera tenido lugar decenios atras. Ella le habia preguntado como estaba y como se encontraban sus dos hijos adolescentes. ?El se habia interesado por Erik? No lo recordaba, pero por lo menos en sus palabras interpreto la pregunta impronunciada sobre como estaban ella y su hijo.
La conversacion finalizo pasados unos minutos, pues ella estaba estresada a causa de los pitidos de los coches. El habia sonado como de costumbre, algo pensativo y con esa voz calida, como cuando se querian mucho.
Pronto llegarian sus padres y Lindell sopeso bajar corriendo a ICA para comprar otro jamon, pero de repente le resulto indiferente lo que pensaran. Sus padres tendrian que comer jamon seco. Habia caldo de sobra para mojar. Por lo menos su padre estaria satisfecho.
Justo antes de las cuatro llamaron a la puerta.
– Aqui estamos -saludo la madre inusualmente contenta cuando Ann abrio la puerta.
Ella tambien se sintio inesperadamente contenta de verlos. Su madre cargaba un par de grandes bolsas del Konsum repletas de regalos de Navidad. Su padre cargaba con las bolsas de comida.
– Tenemos mas en el coche -informo la madre al ver la expresion de su hija-. ?Duerme el nino?
Colgaron los abrigos y empezaron a mirar a su alrededor. Ann sintio como crecia su malestar. Por primera vez comprendio lo pillada que estaria durante los cuatro dias que ellos pasarian alli. No podria huir. Tuvo mala conciencia. A pesar de todo, eran sus padres, que durante meses habian planeado la visita a Uppsala. Fueron inmediatamente a la habitacion de Erik. A su madre se le banaron los ojos en lagrimas al ver al pequeno en su cuna.
– Es una monada -dijo, y con la mano acaricio con cuidado sus ralos rizos.
El padre no dijo nada, pero murmuro; Ann lo tomo como una aprobacion.