– De acuerdo, si.
Joshua sonrio. Con tal de que las aguas bajaran tranquilas, era facil de contentar.
Palmeo la mano que su huesped habia extendido sobre la mesa. Estaba extranamente fria.
– Estoy segura de que Samuel y Magdalena estaran tambien de acuerdo -exclamo-. ?A que hora tienen que estar preparados?
El hombre puso los labios en punta y calculo el tiempo del trayecto.
– Bueno, como el encuentro empieza a las once, ?que tal si aparezco a las diez?
Cuando se marcho, una paz divina se extendio por la casa. Despues de tomar su cafe retiro las tazas de la mesa y las frego con la mayor naturalidad. Les dedico una sonrisa y les agradecio su hospitalidad. Finalmente se despidio.
El dolor de vientre seguia alli, pero la nausea habia desaparecido.
Que maravilloso era el amor al projimo. Tal vez el mas hermoso regalo de Dios a la humanidad.
Capitulo 13
– No me ha ido muy bien, Carl -advirtio Assad.
Carl no tenia ni idea de que estaba hablando. Un reportaje de dos minutos en el canal de noticias sobre subvenciones medioambientales de miles de millones, y de pronto se encontro en lo mas profundo del pais de los suenos.
– ?Que es lo que no te ha ido bien? -se oyo decir desde muy lejos.
– He buscado por todas partes y puedo decir con toda seguridad que no se ha denunciado ningun intento de secuestro en ningun momento. No mientras ha existido algo que se llama Lautrupvang en Ballerup.
Carl se froto los ojos. No, no le habia ido bien, tenia razon Assad. Si es que el mensaje de la botella iba en serio, claro.
Assad estaba ante el con su gastado cuchillo patatero hundido en un tarro de plastico con caracteres arabes y lleno de una sustancia indeterminada. Despues le mostro una sonrisa expectante, corto un pedazo y se lo metio en la boca. Sobre su cabeza zumbaba alerta el viejo moscon de siempre.
Carl alzo la vista. Tal vez debiera emplear un poco de energia para aplastarla, penso.
Giro la cabeza con indolencia en busca de un arma asesina apropiada y la encontro justo ante si sobre la mesa. Un frasco desgastado de tippex, de un plastico duro contra el que no hay mosca que aguante el impacto.
Solo hay que apuntar como es debido, penso durante un breve segundo, antes de arrojar con fuerza el frasco y observar que la tapa no estaba bien enroscada.
El ruido al estrellarse contra la pared hizo que Assad mirase desconcertado la masa blanca que se deslizaba sin prisa hacia el suelo.
El moscon habia desaparecido.
– Es muy raro -murmuro Assad, sin dejar de masticar-. Antes estaba pensando, o sea, en mi cabeza, y creia que Lautrupvang era un sitio donde vivia gente, pero resulta que no hay mas que oficinas e industria.
– ?Y…? -pregunto Carl, mientras cavilaba a que punetas olia la masa de color beis de su tarro. ?Era vainilla?
– Si, despachos e industria, ya sabes -continuo Assad-. ?Que hacia alli el que dice que lo secuestraron?
– Trabajaria alli, ?no? -propuso Carl.
En ese momento la expresion de Assad se deformo hasta convertirse en un gesto, cuanto menos, bastante esceptico.
– Nooo, Carl. No cuando escribia tan mal que no sabia escribir ni el nombre de su calle.
– Puede que no fuera su lengua materna. Te suena, ?no?
Carl se volvio hacia su ordenador y tecleo el nombre de la calle.
– Mira, Assad: hay multitud de centros de trabajo y de ensenanza justo al lado, donde podria trabajar gente de origen extranjero o gente joven, sin ir mas lejos.
Senalo una de las direcciones.
– Por ejemplo, la escuela de Lautrupgard. Un centro para ninos con problemas sociales o emocionales. No, si al final van a ser travesuras de chicos. Veras, cuando descifremos el resto del mensaje tal vez descubramos que esta redactado para acosar a un profesor o algo asi.
– Descifrar por aca, acosar por alla, vaya palabras mas raras usas, Carl. Entonces, ?si fuera alguien que trabajaba en alguna de esas empresas? Hay muchas.
– Asi es. Pero ?no crees que en ese caso la empresa habria informado a la policia de la desaparicion de un empleado? Entiendo lo que quieres decir, pero debemos recordar que nunca se ha denunciado nada de lo que sugiere el mensaje de la botella. Por cierto, ?existe algun otro Lautrupvang en otro lugar del pais?
Assad sacudio la cabeza.
– ?Me dices que, o sea, no es un secuestro de verdad?
– Si, algo parecido.
– Creo que te equivocas, Carl.
– Bueno. Pero escucha, Assad: si se tratara de un secuestro, ?quien nos dice que la persona que secuestraron no fue liberada hace tiempo a cambio de un rescate? Podria ser, ?no? Y luego puede haberse olvidado todo. En ese caso, no vamos a poder seguir con la investigacion, ?verdad? Puede que solo unos pocos iniciados supieran lo que ocurrio.
Assad lo miro un instante.
– Si, Carl, desde luego que es algo que no sabemos, y jamas lo sabremos si sigues diciendo que no debemos seguir adelante con el caso.
Salio del despacho sin decir palabra, dejando el tarro pegajoso y el cuchillo sobre la mesa de Carl. ?Que diablos le pasaba? ?Era por lo de escribir mal y ser inmigrante? Assad era capaz de aguantar eso y mucho mas. O ?es que estaba tan colgado con el caso que no podia concentrarse en otra cosa?
Carl ladeo la cabeza y se quedo escuchando las voces de Yrsa y Assad en el pasillo. Quejas, quejas y mas quejas, seguro.
Despues se acordo de la pregunta de Antonsen y se levanto.
– ?Puedo interrumpiros un momento, pareja de tortolitos?
Se acerco a donde estaban ellos, delante del mensaje gigante. Yrsa seguia alli desde que le habia entregado la contabilidad de las empresas. Unas cuatro o cinco horas, y no habia escrito ninguna anotacion en el cuaderno, que habia dejado caer al suelo.
– ?Tortolitos…? Creo que tienes que dar un centrifugado a las ideas de tu craneo antes de halar -reacciono Yrsa, volviendose de nuevo hacia el mural.
– ?Assad, escucha! El comisario de la Policia de Rodovre ha recibido una solicitud de Samir Ghazi. Samir quiere volver a la comisaria de alli. ?Sabes algo de eso?
Assad miro a Carl sin comprender, pero era evidente que estaba alerta.
– ?Por que habia de saberlo?
– Has evitado a Samir, ?verdad? A lo mejor no os llevabais bien y es por eso. ?Estoy en lo cierto?
?Parecio un si es no es ofendido?
– No lo conozco, no lo conozco bien. Sera que quiere volver a su antiguo puesto, entonces -se evadio, y despues mostro una sonrisa demasiado amplia-. A lo mejor es que no tiene aguante.
– ?No me digas! ?Eso es lo que tengo que contarle a Antonsen?
Assad se alzo de hombros.
– Ya tengo otro par de palabras -informo Yrsa.
Agarro la escalera y la puso en su sitio con dificultad.
– Escribo con lapiz, para poder borrarlo despues -dijo desde el penultimo peldano-. Bueno, asi es como queda. No es mas que una propuesta. Sobre todo a partir de «Tiene» invento un poco. Me da que tiene que ser