sangre, y por primera vez en su vida impia noto que llegaba el Reino de los Cielos.
– Perdoname, y no permitas que esto tenga consecuencias -rogo bajo la inmensidad de la noche africana-. No permitas que tenga consecuencias, y haz que encuentre una nueva vida. Una vida en paz con un hombre bueno y con muchos ninos. Te lo ruego, Dios mio.
A la manana siguiente empezo a sangrar del utero mientras hacia la maleta, y supo que Dios la habia escuchado. Sus pecados estaban perdonados.
Fue la gente de una comunidad recien fundada en la ciudad de Danane, en la vecina Costa de Marfil, quien acudio en su auxilio. Aparecieron de repente en la carretera A-701, y sus rostros amables le ofrecieron cobijo despues de haber caminado entre refugiados por la carretera que llevaba a Baobli, y despues mas alla de la frontera. Eran gentes que habian conocido grandes desdichas y sabian que las heridas necesitan tiempo para curar. A partir de aquel momento la vida adquirio un nuevo sentido para ella. Dios la habia escuchado, y le habia mostrado en que direccion debia encauzar su vida.
Al ano siguiente estaba de vuelta en Dinamarca. Purificada del Diablo y de todas sus obras, y preparada para encontrar al hombre que la fecundara.
Se llamaba Jens, pero a partir de entonces se llamo Joshua. El cuerpo de Rakel era de lo mas tentador para un hombre que habia vivido solo en el establecimiento de maquinaria agricola que heredo de sus padres, y Jens encontro los caminos del Senor entre las piernas de su mujer.
La comunidad de la zona de Viborg pronto se amplio con dos discipulos, y diez meses mas tarde Rakel dio a luz su primer hijo.
A partir de entonces, la Madre de Dios le otorgo nueva vida y fue clemente con ella. Josef, de dieciocho anos; Samuel, de dieciseis; Miriam, de catorce; Magdalena, de doce, y Sarah, de diez, fueron el resultado. A intervalos regulares de vientitres meses.
Si, la verdad es que la Madre de Dios cuidaba de los suyos.
Habia coincidido varias veces en la Iglesia Madre con el hombre que acababa de llegar, y el siempre la miraba a ella y a sus hijos con expresion amable cuando se abandonaban a sus canticos de alabanza. De su boca solo brotaban palabras dichosas. Parecia sincero, cordial y serio. Un hombre bastante guapo, que seguro que atraeria a una buena mujer a la comunidad.
Aquello saldria bien, pensaron en la comunidad. Joshua lo llamaba un hombre valiente.
Cuando aquella noche el hombre acudio por cuarta vez a la iglesia, Rakel tuvo la certeza de que seria para quedarse. Le ofrecieron una habitacion en la granja, pero declino la oferta, agradecido, y les explico que ya tenia donde pasar la noche, y ademas estaba atareado buscando una casa donde quedarse a vivir. Pero iba a estar unos dias por los alrededores y con mucho gusto los visitaria, si pasaba por alli.
Asi que tenia pensado comprarse una casa, y eso era algo de lo que sin duda se hablaba en la comunidad, sobre todo las mujeres. El joven tenia manos fuertes y una buena furgoneta, y podria ser muy util para sus companeros de la comunidad. Parecia un hombre de exito, y ademas vestia bien y era cortes. Tal vez un futuro sacerdote. Tal vez un misionero.
Le mostrarian una hospitalidad especial.
No habian pasado veinticuatro horas y alli estaba llamando a su puerta. Era un mal momento, por desgracia, porque Rakel no se encontraba bien, sentia palpitaciones en las sienes como preludio de la menstruacion. Lo unico que deseaba era que sus hijos estuvieran en sus cuartos y Joshua se ocupara de sus cosas.
Pero Joshua abrio la puerta de entrada y llevo al visitante hasta la mesa de roble de la cocina.
– Piensa que a lo mejor no tenemos tantas oportunidades -susurro, y pidio a su mujer que se levantara del sofa-. Solo un cuarto de hora, Rakel; despues podras tumbarte.
Pensando en la comunidad y en lo bien que le vendria la incorporacion de sangre joven, se levanto con la mano en el vientre y entro en la cocina, convencida de que la Madre de Dios habia escogido cuidadosamente aquel instante para ponerla a prueba. Debia pensar que el dolor no era mas que una caricia de la mano del Senor. Que la nausea no era mas que la arena ardiente del desierto. Ella era una discipula y nada fisico iba a interponerse ante ese hecho.
De eso era de lo que se trataba.
Y por eso avanzo al encuentro de el con una sonrisa en su rostro palido y le rogo que se sentara y aceptara los regalos del Senor.
Habia estado en Levring y Elsborg para ver pequenas propiedades rurales, les dijo el joven tras el vaho de la taza de cafe, y pasado manana o el lunes iria a Ravnstrup y Resen, donde tambien habia un par de casas interesantes.
– ?Santo Cristo! -exclamo Joshua dirigiendo a su mujer una mirada de disculpa, porque a ella no le gustaba nada que tomara en vano el nombre del hijo de la Madre de Dios. Despues continuo-. ?En Resen? No estara por casualidad camino de la plantacion de Sjorup. Es la casa de Theodor Bondesen, ?verdad? En ese caso, me encargare de que pagues un precio justo. Lleva vacia por lo menos ocho meses. ?Que digo? Mas.
Un extrano espasmo cruzo el rostro del hombre. Joshua no lo advirtio, claro, pero su mujer si. Era un espasmo que no deberia haberse producido.
– ?Camino de Sjorup? -inquirio el hombre, mientras su mirada vagaba por la estancia, en busca de un apoyo-. No lo se. Pero podre decirtelo el lunes, cuando haya visto la casa.
Entonces sonrio.
– ?Donde teneis a los hijos? ?Haciendo los deberes?
Rakel asintio con la cabeza. El hombre no parecia muy comunicativo. ?Se habria hecho una idea equivocada de el?
– ?Donde vives ahora? -lo apremio-. ?En Viborg, en la ciudad?
– Si, un antiguo colega vive en el centro. Trabajamos juntos hace unos anos. Ahora tiene una pension de invalidez.
– Vaya. ?Otro que se ha dejado la vida trabajando? -pregunto Rakel mientras captaba la mirada de el.
Esta vez el hombre le dirigio una mirada calida. Le costo algo de tiempo, pero puede que fuera reservado, sin mas. No tenia por que ser un rasgo negativo.
– ?Dejado la vida trabajando? No, no fue por eso. Ojala hubiera sido por eso, si se me permite decirlo. No, mi amigo Charles perdio un brazo en un accidente de trafico.
Mostro con el canto de la mano donde tuvieron que amputarselo, y ella se sintio mal. Malos recuerdos. El leyo la mirada de ella y bajo la suya.
– Si, fue un accidente feo, pero se las arregla.
Entonces alzo de pronto la cabeza.
– ?Por cierto! Pasado manana hay un encuentro de karate en Vinderup. Habia pensado preguntarle a Samuel si queria acompanarme a verlo. Pero igual es demasiado pronto para su rodilla lesionada. ?Que tal esta? ?Se rompio algo al caer por la escalera?
Rakel sonrio y miro a su marido. Aquella era la clase de compasion y solicitud que preconizaba su iglesia. «Toma la mano del projimo y acariciala con suavidad», como decia su sacerdote siempre.
– No -respondio el marido-. Tiene la rodilla muy hinchada, pero dentro de pocas semanas estara como nuevo. Dices que en Vinderup, ?eh? ?Hay un encuentro? Vaya, vaya.
Se acaricio la barbilla. Seguro que profundizaria en aquello al cabo de un rato.
– Pero podemos preguntarle a Samuel. ?Que te parece, Rakel?
Ella hizo un gesto afirmativo. Si, si podian volver antes del descanso seria perfecto. Igual podria llevarse a todos los ninos si querian, ?no?
El rostro de el adquirio de pronto un aire de disculpa.
– Bueno, lo haria con sumo gusto, pero por desgracia solo podemos ir tres pasajeros en el asiento delantero de la furgoneta, y esta prohibido llevar a nadie en la parte de atras. Pero puedo llevarme a dos. Y a lo mejor los demas tienen mas suerte la proxima vez. ?Que tal Magdalena? ?No le gustaria el plan? Parece ser una chica despierta. Y esta bastante unida a Samuel, ?no?
Rakel sonrio, y su marido tambien. Habia sido muy amable por su parte. Era casi como si en aquel momento se hubiera establecido entre ellos un contacto especial. Como si el supiera cuan cerca del corazon de ella habian estado siempre aquellos dos ninos. Samuel y Magdalena. Entre sus cinco hijos, los que mas se parecian a ella.
– Pues entonces, de acuerdo, ?no, Joshua?