visto no han tomado ninguna decision respecto a la procedencia del papel. De hecho, han dejado para nosotros el grueso de la investigacion. ?Lo han analizado en la Policia Cientifica, en Vanlose?
– Bueno, yo no sabia que las investigaciones periciales estuvieran sin terminar -dijo Carl de mala gana. Asi que era por su culpa.
– Lo pone aqui.
Laursen senalo la ultima linea del informe.
?Por que diablos no lo habian visto? ?Mierda!
– Ya me lo dijo Rose, entonces. Pero ella no creia que fuera necesario saber de donde venia el papel - argumento Assad.
– Bueno, pues en eso estaba sin duda muy equivocada. Dejame ver un poco.
Laursen se levanto y metio las yemas de los dedos en el bolsillo del pantalon. No era cosa facil con aquellos muslos bien entrenados embutidos en unos vaqueros tan estrechos.
Carl habia visto muchas veces la clase de lupa que saco. Un cuadradito que se desplegaba para poder apoyarlo en el objeto a observar. Parecia la parte inferior de un pequeno microscopio. Una herramienta corriente para coleccionistas de sellos y demas chiflados, pero que en la version profesional, con las mejores lentes Zeiss, era algo del todo necesario para un perito como Laursen.
Coloco la lupa sobre el documento y gruno un poco para si mientras recorria las lineas con la lente. De manera sistematica, de lado a lado, linea a linea.
– ?Ves mas letras con ese trasto de cristal? -pregunto Assad.
Laursen sacudio la cabeza, pero no dijo nada.
Cuando iba por la mitad del mensaje, Carl comenzo a sentir el cosquilleo de las ganas de fumar.
– Tengo que salir a hacer un recado, ?vale? -informo.
Apenas reaccionaron.
Se sento junto a una de las mesas del pasillo y se quedo mirando toda aquella maquinaria inactiva. Escaneres, fotocopiadoras y esas cosas. Era de lo mas irritante. La proxima vez debia dejar que Rose terminara su trabajo y que no se marchara dejando las cosas a medio hacer. Mal liderazgo.
Fue en aquel triste momento de autocritica cuando oyo unos ruidos sordos procedentes de las escaleras, algo parecido a una pelota de baloncesto rodando escalera abajo a camara lenta, seguido de un ruido como de una carretilla con las ruedas deshinchadas. La persona que se le acerco parecia una abuela bien pertrechada de botellas desembarcando de los transbordadores de Suecia. Tanto los toscos zapatos de tacon como la falda escocesa plisada, tan llamativa como el carro de la compra que arrastraba tras de si, parecian mas de los anos cincuenta que los mismos anos cincuenta. Y por detras de aquel mamarracho aparecio el clon del rostro de Rose con la permanente rubio platino mas encantadora que pudiera imaginarse. Era como estar en una pelicula de Doris Day y no saber encontrar la salida de emergencia.
Cuando sucede algo asi y el cigarrillo no tiene filtro, uno se quema.
– ?Mierda puta! -grito, y arrojo la colilla a los pies de la pintoresca figura.
– Yrsa Knudsen -se presento, extendiendo un par de dedos alargados con las unas pintadas de rojo intenso.
Carl jamas hubiera creido que dos gemelas pudieran parecerse tanto y aun asi ser tan diferentes, siendo ramas del mismo tronco.
Carl se habia propuesto llevar la iniciativa desde el primer instante, pero se oyo respondiendo, cuando ella le pregunto donde estaba su despacho, que lo encontraria al otro lado de los papeles que ondeaban en aquella pared. Se le olvido lo que debia haber dicho. O sea, quien era y que cargo tenia, seguido de una serie de advertencias, entre ellas que lo que las dos hermanas estaban haciendo era absolutamente antirreglamentario y debian ponerle fin lo antes posible.
– Supongo que me llamaras para darme indicaciones en cuanto me haya instalado. ?Que tal dentro de una hora? -Fue la despedida de ella.
– ?Que ha sido eso? -pregunto Assad cuando Carl volvio a entrar en el despacho.
Carl le dirigio una mirada torva.
– ?Que que era? Pues era un problema. ?Tu problema! Dentro de una hora pon a Yrsa al corriente de los casos. ?Entendido?
– ?Era Yrsa la que acaba de pasar?
Carl cerro los ojos como senal de confirmacion.
– ?Lo has entendido? Dale las instrucciones necesarias.
Despues se volvio hacia Laursen, que casi habia terminado de inspeccionar el documento.
– ?Encuentras algo, Laursen?
El perito reconvertido en hamburguesero asintio en silencio y senalo con el dedo algo casi invisible que habia depositado sobre un pedacito de plastico.
Carl miro los objetos de cerca. Pues si, habia efectivamente una astilla del grosor de un pelo, y al lado algo redondo, delgado y plano, y ademas casi transparente.
– Eso es una astilla de madera -hizo saber Laursen, senalandola con el dedo-. Creo que es parte del util de escritura con que se escribio el mensaje, porque estaba en la misma direccion que el trazo correspondiente y bien hundida en el papel. Lo otro es una escama de pez.
Se irguio de su incomoda postura e hizo varios movimientos rotatorios con los hombros.
– Vamos a aclarar el misterio, Carl. Pero hay que mandarlo a Vanlose, ?vale? Me extranaria que no pudieran averiguar la clase de madera con relativa rapidez, pero para identificar el tipo de pescado, partiendo de escamas, deben examinarlas expertos maritimos.
– Todo esto es muy interesante para seguir -dijo Assad-. Tenemos un companero muy diestro, Carl.
«?Diestro?» ?Habia dicho eso?
Carl se rasco la mejilla.
– ?Que mas puedes decir sobre esto, Laursen? ?Hay algo mas?
– Si, no puedo ver si el que lo ha escrito era zurdo o diestro, no suele ocurrir cuando el papel es tan poroso. Casi siempre suele verse por como suben las letras. Por eso, debemos concluir que el mensaje se ha escrito en circunstancias dificiles. Puede que sobre una mala base, o puede que con las manos atadas. Puede que sea sin mas una persona no acostumbrada a escribir. Pero apostaria a que el papel se ha utilizado para envolver pescado. Por lo que veo, hay restos de mucosidad, seguramente mucosidad de pescado. Porque ahora sabemos que la botella estaba hermeticamente cerrada, asi que los restos de pescado no entraron mientras flotaba en el agua. En cuanto a estas sombras del papel, no estoy seguro. Puede que no sea nada, es posible que el papel estuviera manchado, pero lo mas probable es que las manchas se deban al tiempo que ha pasado en la botella.
– ?Interesante! Y, por lo demas, ?que te parece el mensaje en si? ?Vale la pena seguir insistiendo, o es solo una gamberrada?
– ?Una gamberrada! -Laursen levanto el labio superior y dejo al descubierto dos paletas ligeramente cruzadas. Aquello no significaba que fuera a reirse, sino mas bien que habia que escucharle-. Las depresiones que veo en ese papel muestran una escritura temblorosa. La punta de la astilla que ves ahi ha abierto un surco delgado y profundo hasta que se ha roto. En algunos sitios se ve tan claro que parece el surco de un disco de vinilo.
Sacudio la cabeza.
– No, Carl, me parece que no es una gamberrada. Parece estar escrito por alguien a quien le temblaba la mano. Tal vez debido a su situacion, pero tambien puede que la persona estuviera aterrorizada. A primera vista, yo diria que esto es algo serio. Claro que nunca se sabe.
Entonces intervino Assad.
– Cuando ves tan de cerca las letras y los surcos, ?puedes ver mas letras, entonces?
– Si, un par, pero solo hasta donde se rompe la punta del util de escritura.
Assad le paso una copia del enorme mensaje de la pared.
– ?Podrias escribir aqui las letras que crees que faltan? -solicito.
Laursen asintio en silencio y volvio a colocar la lupa sobre el mensaje original. Despues de escrutar un rato las primeras lineas, dijo:
– Bueno, es lo que me parece, pero no pondria la mano en el fuego.
Despues anadio cifras y letras, de modo que las primeras lineas del mensaje decian: