SOCORRO

.l.6.e fev.ero de 1996…s…que.traron… l.evar.n d. l. pa.ada… a.tov.s de. autropv… en Bal… u. -.l. ombr… d. 1,8… b… pelo.or.o

Estuvieron un rato observando el resultado hasta que Carl rompio el silencio.

– ?1996! O sea que la botella paso seis anos en el mar hasta que la rescataron.

Laursen asintio con la cabeza.

– Si. Estoy bastante seguro respecto al ano, aunque los nueves estaban escritos al reves.

– Asi que esa es la causa de que tus colegas escoceses no pudieran descifrarlo.

Laursen se alzo de hombros. Lo mas seguro es que fuera asi.

Assad, junto a el, tenia el ceno fruncido.

– ?Que pasa, Assad? -inquirio.

– Es, o sea, lo que pensaba yo. Vaya mierda -dijo, senalando varias palabras.

Carl observo el mensaje con detenimiento.

– Si no desciframos mas letras del final del mensaje, va a ser muy, muy dificil -continuo Assad.

Carl cayo en la cuenta de lo que queria decir Assad. De todas las personas del mundo, habia sido el primero en darse cuenta del problema. Un hombre que llevaba unos pocos anos en el pais. Era sencillamente increible.

Tenia que poner «febrero», «secuestraron», «parada de autobus».

La persona que habia redactado el mensaje de la botella no sabia escribir.

Capitulo 11

No se percibia actividad alguna en el despacho de Rose, cosa que era muy buena senal. Si Yrsa seguia comportandose asi iba a mandarla a casa antes de tres dias y Rose tendria que volver.

Es que les hacia falta el dinero, habia dicho Yrsa.

Como en los archivos no habia ninguna informacion sobre un secuestro en febrero de 1996, Carl saco la carpeta de los casos de incendios y telefoneo al comisario Antonsen, de Rodovre. Preferia hablar con una rata curtida en el campo que con una rata de despacho como Yding. La razon por la que aquel insustancial no habia escrito nada en el viejo informe policial acerca de la situacion economica de la empresa que ardio en Rodovre se le escapaba. En opinion de Carl, aquello era negligencia en el cumplimiento del deber. Ademas, la compania de gas habia declarado que la casa tenia cortado el suministro, asi que ?que hizo que la explosion fuera tan violenta? Mientras flotaran en el aire preguntas como aquella, existia la posibilidad de que el puto incendio que investigaban fuera provocado, y en ese caso no podia dejarse NADA al azar.

– Vayaaa -dijo Antonsen cuando le pasaron la llamada de Carl-. O sea que tengo el honor de hablar con Carl Morck, especialista en desempolvar casos antiguos.

Rio ahogadamente.

– ?Has resuelto el asesinato del Hombre de Grauballe?

– Claro, y el de Erik V -repuso Carl-. Y pronto habremos resuelto uno de vuestros antiguos casos, creo.

Antonsen solto una carcajada.

– Si, ya se a que te refieres, hable ayer con Marcus Jacobsen -le dijo-. Me parece que quieres saber algo sobre el incendio que hubo aqui en 1995. ?No has leido el informe?

Carl reprimio un par de juramentos, que seguro que el curtido de Antonsen habria sabido corresponder con finura.

– Si. Y ese informe es una autentica chapuza. ?Lo hizo uno de los tuyos?

– Tonterias, Carl. Yding hizo un trabajo concienzudo. ?Que necesitas saber?

– Informacion sobre la empresa que ardio en el incendio, cuestion a la que esa supuesta concienzuda investigacion no hace el menor caso.

– Si, ya pensaba que seria algo asi. Pero tenemos algo en alguna parte. Un par de anos mas tarde se hizo una auditoria de la empresa que concluyo con una denuncia policial. No obstante, la cosa quedo en nada, aunque gracias a ello supimos mas acerca de la empresa. ?Te la mando por fax o tengo que acercarme de rodillas al trono y depositarla alli?

Carl solto una carcajada. Raras veces encontrabas a alguien que pudiera devolver tus insultos con tal eficacia y suavidad.

– No, ya voy yo para alla, Anton. Tu haz cafe.

– Vaya… -concluyo Antonsen, y colgo; nada de «hasta ahora».

Carl se quedo un rato con la vista fija en la pantalla plana en la que aparecia el bucle interminable del canal de noticias sobre la absurda muerte a tiros de Mustafa Hsownay, otra victima inocente de la guerra entre bandas. Parece ser que la Policia habia dado permiso para que el cortejo funebre atravesara las calles de Copenhague. Aquello provocaria, sin duda, que a mas de uno se le atragantaran las fresas con nata con los colores nacionales.

De pronto se oyo un grunido procedente de la puerta.

– ?No vais a darme algo que hacer?

Carl se sobresalto. Abajo, en el sotano, la gente no solia moverse en silencio. Pero aquella tal Yrsa podia desplazarse furtivamente en un momento, y al siguiente hacer el mismo ruido que un antilope desbocado, cosa que a el le ponia de los nervios.

Yrsa agito la mano en el aire como buscando algo.

– Uf, una mosca, como las odio. Son asquerosas.

Carl siguio al bicho con la vista. A saber donde habia estado aquella mosca por ultima vez. Agarro un expediente de la mesa. Por sus huevos que la iba a chafar.

– Ya me he instalado. ?Quieres verlo? -pregunto Yrsa con una voz cuyo parecido con la de Rose era sorprendente.

?Que a ver si queria ver como se habia instalado? Nada mas lejos de su intencion.

Dejo la mosca en paz y se volvio hacia ella.

– Dices que quieres algo a lo que hincar el diente. Bien. Al fin y al cabo, para eso estas aqui. Pues entonces puedes empezar llamando al Registro Mercantil para pedirles la contabilidad de los ultimos cinco anos de K. Frandsen Mayorista, Public Consult y Herrajes JPP, S. A., e investiga los descubiertos y sus creditos a corto plazo. ?Vale?

Escribio los tres nombres en un papel.

Ella lo miro como si hubiera soltado una obscenidad.

– No, prefiero no hacerlo, si es posible -se disculpo.

Aquello no presagiaba nada bueno.

– ?Y por que no?

– Porque es muchisimo mas facil buscarlo en la intranet. ?Para que estar colgada del telefono… cuando quedan veinte minutos para que cierren?

Carl trato de no prestar atencion al modo en que su ego desaparecio entre los plisados de la falda de ella. Tal vez debiera darle una oportunidad.

– Carl, ven a ver esto -dijo Assad desde la puerta, haciendose a un lado para que Yrsa pudiera pasar. Despues continuo, mientras extendia a Carl la copia del mensaje en la botella-. Llevo mucho tiempo, o sea, mirando esto. ?Que te parece? He empezado convencido de que ponia Ballerup en la tercera linea, y he mirado en el callejero todas las calles de Ballerup y me he dado cuenta de que la unica que podia encajar en la palabra anterior a «en» era Lautrupvang, aunque el ha escrito Lautrop, con o; claro que tampoco sabia escribir muy bien.

Por un instante, su mirada se fijo en la mosca que giraba en el aire, frenetica. Despues miro a Carl.

– ?Tu que dices, Carl? ?No crees que puede ser asi? -aventuro, senalando la parte correspondiente del texto.

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