– Que han llamado del Hospital Central para informar al jefe de Homicidios. Lis me lo ha hecho saber enseguida. Han despertado del coma a Merete Lynggaard.

La mirada de Carl se desenfoco.

– ?Cuando ha sido?

– Esta manana. He pensado, o sea, que querrias saberlo.

Carl le dio las gracias, colgo y se quedo mirando fijamente los arboles, que se erguian vigorosos con sus ramas tremulas de color verde claro. Deberia estar contento a mas no poder, pero no lo estaba. Tal vez Merete se quedara como un vegetal el resto de su vida. Nada era sencillo en este mundo. Ni siquiera la primavera duraba, eso era lo mas doloroso de todo. Si, dentro de poco empezara a oscurecer mas temprano, penso, y se odio por su pesimismo.

Volvio a dirigir la mirada hacia F?hellparken y el reconfortante coloso gris del Hospital Central, que se elevaba detras.

Coloco por segunda vez el tique de aparcamiento tras el parabrisas y puso rumbo hacia el parque y el hospital. «Relancemos Dinamarca», rezaba el eslogan de la fiesta del primero de mayo, y la gente estaba sentada en la hierba bebiendo cerveza mientras una pantalla gigante proyectaba el discurso de despedida de Jytte Andersen, que llegaba hasta el edificio de la Logia Masonica.

Como si fuera a servir de algo.

Cuando el y sus amigos eran jovenes vestian camisetas de manga corta y estaban como palillos. Hoy la grasa acumulada se habia multiplicado por veinte. Ahora todos los que salian a la calle a protestar estaban exageradamente contentos de si mismos. El Gobierno les habia dado su opio: tabaco barato, alcohol barato y lo que hiciera falta. Si la gente desparramada por la hierba no estaba de acuerdo con el Gobierno, el problema solo era transitorio. La esperanza de vida estaba disminuyendo. A ese paso ni se cabrearian por el exagerado culto al deporte que propagaban la radio-television danesa.

Si, la situacion estaba controlada.

El grupo de periodistas estaba ya preparado en el pasillo.

Cuando vieron a Carl saliendo del ascensor se abalanzaron unos delante de otros para ser los primeros en preguntar.

– ?Carl Morck! -grito uno de los que estaban mas cerca-. ?Que gravedad tienen las lesiones cerebrales de Merete Lynggaard? ?Lo sabe?

– ?Ha visitado antes a Merete Lynggaard, subcomisario? -pregunto otro.

– ?Eh, Morck! ?Que te ha parecido como has llevado el caso? ?Estas orgulloso? -se oyo desde un lado.

Carl se volvio hacia la voz y vio frente a si los ojos de cerdo enrojecidos de Pelle Hyttested, mientras los demas miraban con desden al periodista, como si fuera indigno de su profesion.

Y lo era.

Carl respondio a un par de preguntas y despues dirigio la mirada a su interior mientras la presion del pecho arreciaba. Nadie le habia preguntado por que estaba ahi. Ni el mismo lo sabia.

Tal vez habia esperado una mayor presencia de visitantes en los pasillos de la planta, pero aparte de la enfermera jefe de Egely, que estaba sentada en una silla junto a Uffe, no reconocia a nadie. Merete Lynggaard era buen material para la prensa, pero como persona solo era una paciente mas. Tratamiento de choque durante dos semanas con medicos especialistas en la camara de descompresion. Despues una semana en tratamiento postraumatico. Despues a la UVI de Neurocirugia, y ahora estaba en la planta de Neurologia.

La decision de despertarla del coma era un experimento, le dijo la enfermera de la seccion cuando Carl se lo pregunto. Reconocio que sabia quien era Carl. Era el que habia encontrado a Merete Lynggaard. Si hubiera sido otro, no lo habria dejado entrar.

Carl se dirigio lentamente hacia donde las dos figuras sentadas bebian agua de sendos vasos de plastico. Uffe con ambas manos.

Carl saludo con la cabeza a la enfermera jefe de Egely sin esperar que ella correspondiera, pero la enfermera se levanto y le dio la mano. Parecia conmovida, pero no le dijo nada. Volvio a sentarse y se quedo mirando fijamente la puerta de la habitacion con la mano en el antebrazo de Uffe.

Era evidente que habia una gran actividad en la habitacion. Varios medicos los saludaron con la cabeza al pasar, y al cabo de una hora una enfermera les pregunto si querian un cafe.

Carl no tenia prisa. Al fin y al cabo, las barbacoas de Morten Holland eran todas parecidas.

Tomo un sorbo de cafe y observo el perfil de Uffe, que estaba sentado en silencio, mirando la puerta. Cuando las enfermeras pasaban por delante, el seguia con la mirada clavada en la puerta. No la perdia de vista ni un instante.

Carl capto la mirada de la enfermera jefe y, senalando a Uffe, pregunto por gestos que tal estaba. Ella sonrio y meneo la cabeza. Aquello solia significar que ni muy mal ni muy bien.

Pasaron un par de minutos hasta que el cafe empezo a hacer efecto, y cuando volvio del servicio las sillas del pasillo estaban vacias.

Entonces avanzo hacia la puerta y la entreabrio.

En la estancia reinaba un silencio absoluto. Uffe estaba a los pies de la cama, con la mano de su acompanante sobre el hombro, mientras una enfermera anotaba las cifras digitales que leia en los instrumentos de medida.

Apenas se veia a Merete Lynggaard, con la sabana hasta la barbilla y la cabeza cubierta de vendajes.

Tenia un aspecto apacible, con los labios entreabiertos y un leve temblor en los parpados. Los cardenales de su rostro parecian estar desapareciendo, pero la situacion general seguia siendo preocupante. Si en otra epoca parecia sana y llena de vida, en la misma medida parecia ahora fragil y amenazada. Blanca como la nieve, piel finisima y ojos como cuevanos.

– Podeis acercaros -dijo la enfermera, metiendo el boligrafo en el bolsillo superior-. Voy a volver a despertarla. No es seguro que vaya a reaccionar. No es solo por los danos cerebrales y el periodo en coma, hay muchas otras razones. Sigue viendo muy mal con ambos ojos, y sigue teniendo paralisis debido a los trombos, y sin duda tambien lesiones cerebrales generalizadas. Pero por lo que vemos tiene probabilidades de salir adelante. Creemos que algun dia podra caminar, pero la cuestion es en que medida va a ser capaz de comunicarse. Ya no hay mas trombos, pero sigue en silencio. La afasia debe de haberse llevado para siempre su don del habla, creo que debemos estar preparados para eso.

Despues asintio en silencio para si misma.

– No sabemos que piensa ella, pero no hay que perder la esperanza.

Luego avanzo hacia su paciente y ajusto alguno de los numerosos goteros que colgaban sobre la cama.

– ?Bueno! Creo que dentro de poco estara con nosotros. Apretad ese interruptor si os hace falta algo -anadio, y se marcho con chacoloteo de zuecos y un monton de trabajo por delante.

Los tres observaron a Merete en silencio. Uffe completamente inexpresivo, y su acompanante con una mueca triste en la boca. Tal vez hubiera sido mejor que Carl nunca se hubiera mezclado en aquel caso.

Al cabo de un minuto Merete abrio los ojos poco a poco, visiblemente molesta por la luz del exterior. El blanco de sus ojos era una red marron-rojiza, y aun asi verla despierta dejo a Carl sin aliento. La paciente parpadeo varias veces, como si tratara de enfocar la mirada, pero en apariencia no lo consiguio. Despues volvio a cerrar los ojos.

– Ven, Uffe -dijo la enfermera jefe de Egely-. Sientate un poco junto a tu hermana.

Uffe parecio entenderlo, porque avanzo hacia la silla y se sento junto a la cama con el rostro tan cerca del de su hermana que la respiracion de aquella hacia vibrar su flequillo rubio.

Despues de estar observandola un rato, levanto una punta de la sabana y dejo al descubierto uno de los brazos de su hermana. Despues la tomo de la mano y se quedo asi, con la mirada vagando lentamente por su rostro.

Carl avanzo un par de pasos y se coloco junto a la enfermera jefe a los pies de la cama.

La imagen del taciturno Uffe con la mano de su hermana en la suya y su rostro apoyado en la mejilla de ella era de lo mas conmovedora. En aquel momento Uffe parecia un cachorro de perro extraviado que tras buscar sin descanso acaba de encontrar el camino de vuelta al calor y la seguridad de la guarida.

Entonces Uffe se retiro un poco, volvio a observarla con atencion, poso los labios en su mejilla y la beso.

Carl vio que el cuerpo de Merete se estremecia ligeramente bajo la sabana y que el ritmo cardiaco subia un

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