– ?Ja! -Lankau saco la lengua y la llevo burlonamente al vaso-. ?No ha podido hacerlo, querido Gerhart! Tu pichoncito nunca sera capaz de hacerlo.

La boca de la pistola abandono inmediatamente la oreja de Lankau. Los ojos de Gerhart Peuckert parecian febriles e indecisos. Sin ningun objetivo predeterminado, rastrearon la estancia. Al final se encontraron con los de Petra, que lo miraban implorantes.

– ?No lo hagas, Gerhart! ?Por mi!

Gerhart Peuckert se quedo quieto y perplejo, con la vista fijada en el vaso. Entonces recupero la calma.

– ?Hazlo ya! -ordeno-. ?Mete la lengua en el vaso!

Lankau lo miro sonriente y, confiado, llevo la boca al vaso.

Burlona y lenta, la lengua busco la superficie del fluido. Cuando finalmente lo alcanzo, se movio violenta y espasmodicamente, como en un acto reflejo. La expresion del rostro de Lankau se transformo al instante.

– ?Que demonios…! -exclamo. Su rostro se encendio, la lengua le iba de un lado a otro, hasta que se la metio en la boca y empezo a escupir y a tragar sin parar. El dolor se abrio paso a traves de la carne, la cavidad bucal le ardia. La secrecion de saliva era caotica. Al cabo de un momento, empezo a gemir. Los jadeos se fueron haciendo cada vez mas frecuentes.

Al principio reprimida, la risa de Gerhart fue creciendo hasta emerger a la superficie. Era hueca y profunda y acompanaba la respiracion entrecortada de Lankau, cada vez mas dificultosa.

– Asi que no se atrevia… ?Has estado a punto de hacerme dudar! ?Tienes sed, Lankau? -bramo-. ?Me parece que tenemos un delicioso vino del Rin en el cobertizo! ?No fue eso lo que me ofreciste? ?O a lo mejor prefieres beberte el contenido del vaso? A lo mejor no te parece que huele como de costumbre, pero ?eso que mas da? Lo importante es el efecto, ?no es asi?

CAPITULO 65

Petra miro a Gerhart con una violencia descontrolada que no habia sentido hasta entonces y se alejo de el. En el mismo instante en que lo noto, Gerhart se aparto de Lankau. Los musculos de la mandibula le latian visiblemente, aunque finalmente logro calmarse y le paso el vaso con el liquido mortal.

Desde su asiento, Lankau seguia sus movimientos con la mirada sin que el ahogo hubiera disminuido. Gerhart fijo la vista en el marco de la ventana para esquivar los ojos de Petra.

– ?Ya esta! -dijo mientras contemplaba el corazon de la manzana que Lankau habia dejado. La cogio y la miro carinosamente, como si mera un delicado ser vivo en miniatura-. Tienes razon -prosiguio-; nadie creera que haya alguien capaz de suicidarse con sosa caustica. ?Ni siquiera tu! Miro fijamente a Lankau y dijo:

_ ?Que? ?Te parece que echemos la vista atras, Lankau? ?Recuerdas las noches en el lazareto, cuando hablabais de las mil maneras de acabar con la vida de un hombre? ?Solo con ayuda de objetos simples y cotidianos? Agujas de tejer, martillos, trapos humedos. ?Recuerdas como Kroner y tu os reiais? ?Como intentabais eclipsaros entre vosotros con vuestros repugnantes metodos? Vuestra fantasia no tenia limites.

Gerhart cerro los dedos alrededor de la manzana y dejo vagar la mirada por la estancia. Petra se habia quedado quieta, escuchando sus palabras. Jamas imagino que podrian salir tantas palabras de su boca. Su voz era hermosa; el tono casi frisio. Sin embargo, el momento era vil.

Habria deseado poder prescindir de la frialdad de su mirada.

Ahora que lo pienso, los metodos mas sencillos fueron los que mas me impresionaron -prosiguio Gerhart jugando con la manzana delante de los ojos de su victima-. ?Seguramente sabras a lo que me estoy refiriendo!

Gerhart sonrio. El tono de la piel de Lankau se oscurecio. Pese a que su respiracion era silbante y agonica, los ojos parecian despiertos.

– ?No fue Kroner quien invento ese metodo? Sin duda lo sabras tu mejor que yo. Solo recuerdo la viva descripcion de la victima cuando le metio un pedazo de manzana en la garganta. Tarda un buen rato en agonizar, pero, desde luego, es un metodo de lo mas sencillo. Y nadie sospechara nada. ?Al fin y al cabo, le puede pasar a cualquiera! ?Ni asesinato, ni suicidio! Lo mas importante es que todo parezca natural, ?no es asi?

La sencillez de la pregunta resultaba aterradora. Era evidente que Gerhart era capaz de llevar a cabo sus amenazas. La sensacion que se apodero de Petra era de impotencia. Cuando Gerhart la habia desatado de la prensa de vino, le habia asegurado que ya no tendria que temer a Stich y a Kroner. El sentimiento de alivio habia sido reconfortante.

Ya no sentia lo mismo.

Pronto la mirada de Lankau se nublo. Hasta entonces, Petra no habia detectado la edad en ella. La cornea no tenia brillo, la aponeurosis habia adquirido un tono amarillento, Gerhart le dio un mordisco a la manzana. El rostro ancho expresaba incredulidad, la cabeza se fue hacia atras y los ojos se fijaron en el pedazo de manzana que Gerhart habia escupido. Los musculos de la nuca se tensaron y sus brazos empezaron a moverse violentamente. Cuando Gerhart llevo el trozo de manzana a la boca de Lankau con gran determinacion, este respiro profunda y sonoramente y echo la cabeza a un lado. Intento decir algo y levanto el brazo un palmo de la mesa. Sus ojos tenian un brillo febril.

Incluso antes de que Gerhart pudiera separar los labios, el cuerpo de Lankau se estremecio por ultima vez. Entonces una expresion de sorpresa atraveso su rostro y su cabeza cayo lentamente hacia adelante, hasta que finalmente la barbilla descanso contra el pecho.

Gerhart lo miro, indeciso. Empujo suavemente la mejilla flaccida de Lankau y vio como la cabeza seguia laxamente el movimiento.

Lankau habia muerto, aun antes de que hubiera tenido tiempo de consumar su venganza.

Petra se negaba a creer lo que acababa de ver. Un mar de dudas, impotencia, alivio y dolor se propago por su mente.

Cuando Gerhart se dio cuenta de lo que habia pasado, se volvio hacia el otro hombre, que en aquel momento intentaba ordenar las impresiones que acababa de recibir. Sin previo aviso, salto sobre el llevado por su profunda frustracion y dejo que los golpes llovieran sobre su amigo mientras rugia como un animal herido.

El efecto del vodka hizo que Von der Leyen no supiera de donde le venian los golpes. Estaba demasiado debil para protegerse y cayo sobre Laureen, que sacudia histericamente la cabeza de un lado a otro.

– ?Basta ya, Gerhart! -grito Petra a sus espaldas. Cuando finalmente lo agarro del brazo, Gerhart parecio entender lo que pretendia. Dio un paso atras describiendo una curva y se quedo inmovil, con los nudillos blancos y la respiracion alterada por la excitacion. Todavia tenia la pistola en la mano. Era incapaz de calmarse.

Pese a los continuos ruegos de Petra, agarro a Von der Leyen por la nuca. Su rostro cayo escote abajo cuando Gerhart lo arrastro hasta la terraza inundada de luz.

Petra se volvio rapidamente hacia Laureen, que estaba a punto de desmayarse. Entonces giro sobre los talones y se apresuro hacia la cocina. El cuchillo que encontro servia para despellejar liebres. La cuerda que rodeaba los tobillos y las munecas de Laureen cayo al suelo como si se tratara de hilo de coser.

– Creo que se ha vuelto loco -le susurro a Laureen intentando no llorar-. ?Tienes que ayudarme!

Laureen intento ponerse en pie; no lograba recuperar la sensibilidad de sus miembros. Petra se arrodillo frente a ella y froto sus piernas.

– ?Venga, Laureen!

El golpe que recibio Bryan al ser lanzado al suelo de la terraza, cerca del borde de la piscina, fue absorbido por los vapores del vodka. La mano de James en su nuca lo obligo a incorporarse. Bryan sonrio y meneo la cabeza. El efecto del alcohol le sobrevenia en oleadas. No noto la pistola que Gerhart apreto contra su nuca. Tenia la boca pastosa. Bryan tosio levemente y echo la nuca hacia atras. La humedad de la noche abrio su nariz. La brisa hizo milagros. Volvio la cabeza hacia donde provenian los golpes. Bryan no entendia nada. El contorno de su amigo era borroso.

– ?Eres tu, James? -dijo-. Ayudame a soltarme -prosiguio moviendo el brazo izquierdo. Sonreia.

– ?Si, soy yo! -dijo la voz, empanada y debil. Y en ingles.

– James -susurro Bryan, intentando enfocar al amigo. Jamas una voz le habia resultado tan grata. Entonces se echo hacia un lado y apoyo la mejilla contra la pierna de su amigo-. ?Gracias a Dios!

– ?Quedaos donde estais! -ordeno James con un tono de voz cortante. A lo lejos se oia a Laureen llamando a

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