Petra ocultaba el rostro contra el hombro de James. Hacia rato que se habian quedado inmoviles. Alzo la cabeza y vio como Laureen alargaba la mano con cautela buscando la pistola.

Cuando Laureen la encontro, se puso en pie lentamente y se llevo a su marido a rastras. No bajo el arma hasta que Petra se lo hubo implorado quedamente.

Bryan miro a su alrededor como si fuera la primera vez que registraba el lugar y se dirigio tambaleante hacia la pareja que estaba de rodillas en la hierba. Sin detener su movimiento, se dejo caer sobre ellos, derribandolos. Introdujo el brazo entre la cara de Petra y el cuello de James y volvio el rostro de su amigo hacia el suyo. James no se resistio.

Entonces se inclino hacia el y empezo a hablarle a la oreja, todavia ebrio. Petra solto a James y oculto el rostro en las manos.

– ?Venga, James! Esta vez no pienso irme, ?sabes? -Bryan acerco la punta de la nariz a la mejilla de James. Su olor le resultaba extrano-. ?Di algo. James! Venga, no seas tan pelma. -Tomo la cabeza de su amigo entre sus manos y la sacudio. Le dio unos suaves golpecitos en las mejillas-. ?Di algo!

Bryan no opuso resistencia cuando Petra se incorporo y lo aparto. El desprecio y la desesperacion que ella le mostro eran sentimientos desconocidos para Bryan en aquel momento.

Petra volvio a abrazar a su amado. El seguia sin reaccionar; ni Gerhart, ni Erich, ni James parecieron abandonar al hombre arrodillado.

Laureen registro la desesperacion de Petra y dejo correr las lagrimas mientras Bryan se echaba de espaldas sobre la hierba humeda y empezaba a reir. Entonces silbo un par de estrofas y dejo que la risa convulsionara su cuerpo.

Su embriaguez era soberbia.

Le llego retazo a retazo, la cancion que de ninos habian convertido en su cancion. Las palabras, irracionales, absurdas e intrascendentes, se agolparon en su memoria. «I don't know what they have to say, it ntakes no difference anyway…!» Bryan se desternillaba de risa por lo absurdo de la letra.

A pesar de la luz de la luna, el cielo estrellado era infinitamente profundo y grandioso. La oscuridad absorbia el significado de lo que acababa de ocurrir, dejando que el universo lo engullera. Bryan se echo de lado, dirigio la mirada hacia su amigo de la infancia y empezo a cantar como si hubieran vuelto al pasado. Los recuerdos de cuando eran jovenes y trepaban por las rocas de Dover le sobrevinieron en retazos. El rugido del mar, el calor y el olor a orina que se extendia traicioneramente alrededor de la bragueta de sus pantalones cortos.

– ?La recuerdas. James? -dijo entre risas-: l'm against it!

Laureen se incorporo y tiro de el, que seguia cantando su cancion a viva voz:

– Your proposition may be good, but let's have one thing understood. Whatever it is, l'm against it!

Cuando termino, volvio a cantarla una vez mas. Al llegar a la ultima estrofa, se dejo caer a un lado y rio, feliz y liberado.

A pocos metros de el, el cuerpo de su amigo seguia inmovil en el regazo de Petra. Esta levanto la cabeza y miro a Bryan, como si hubiera profanado un momento sagrado. Tenia los ojos hinchados de lagrimas y parecia haber envejecido. Cuando volvio a apoyar la cabeza en el hombro de James, este se estremecio. De pronto se echo hacia atras, como si le hubiera recorrido una corriente electrica. Con todos los sentidos a flor de piel, Petra lo agarro antes de que cayera. Del pecho de James salieron unos profundos estertores. Empezo a temblar como si se encontrara en medio de la culminacion de un ataque de malaria. Sus sollozos salieron de su pecho en alaridos continuados.

Petra lo estrecho contra su pecho.

Le acaricio la nuca, intento atrapar su mirada, secarle las lagrimas, mientras su cuerpo se convulsionaba, conmocionado, y su mirada buscaba el suelo. Una vivificacion de todo el dolor que habia padecido; imposible de expresar de otro modo.

Bryan lo miro perplejo y se arrastro hacia el a gatas. Miro a Petra y a James, incapaces de dejar de llorar. Asi se quedaron un buen rato. Laureen empezaba a tener frio y rodeo su cuerpo con los brazos.

Entonces James alzo la cabeza con tal lentitud que incluso Bryan fue capaz de seguir el movimiento. Laureen agarro a Bryan dulcemente por la nuca y lo alejo de los otros dos. James miro a Petra a los ojos, acaricio la piel flaccida de su mejilla y la beso en la boca. Ella cerro los ojos y se apreto contra el. Se quedaron asi un buen rato, sin decir nada y dejando que el momento se desvaneciera.

Un escalofrio recorrio el cuerpo de Bryan. Volvio a menear la cabeza. Unas nubes blancas como la nieve acariciaban las cimas de las oscuras montanas que rodeaban la Selva Negra. La claridad de la noche de septiembre se propago por el cielo.

Entonces James suspiro y dejo vagaria mirada por el paisaje. Intento carraspear y volvio la cabeza lentamente hacia Bryan. Se lo quedo mirando durante largo rato. La expresion embobada de su rostro hizo sonreir a Bryan. La frase no queria tomar cuerpo. James balbuceo un par de veces y se callo. Al cabo de un par de minutos le salio.

– ?Bryan! -dijo con una voz tan conocida como si hubiera sido la de un familiar, la de un padre, de una madre o de un hermano-. ?Dime! ?Como se llamaba la segunda esposa de David Copperfield?

Petra y Bryan lo miraron, conmovidos y desorientados. Bryan cerro los ojos en un intento de comprender lo que estaba pasando. La pregunta le parecia futil. Miro a su amigo e intento encontrar una expresion que ilustrara el caos de sentimientos embotados que se agolpaban en su interior. La sonrisa parecio una excusa.

Laureen acerco la cabeza embrollada de su marido a la suya y paso los dedos por su pelo.

– ?Se llamaba Agnes, James! -respondio Laureen-. ?Se llamaba Agnes!

CAPITULO 67

Los acontecimientos del dia anterior todavia se dejaban notar. Las nauseas empezaban a ceder, pero el dolor en el cuerpo era pronunciado. El disparo, las cuchilladas, los golpes y los puntapies tardarian meses en curarse Bryan habia tenido que cambiar los vendajes tres veces en una sola noche. Miro preocupado a Laureen; tampoco ella habia pegado ojo. El dolor de cabeza estaba a punto de consumirla; los intentos continuados de maquillarse no habian logrado ocultar los danos sufridos.

Bryan toqueteo su paquete de tabaco. Sentia que estaba tan palido como la cal y alargo la mano hacia el telefono.

– ?Y por que no volamos a casa? -volvio a decir Laureen.

Desde que Bryan habia abandonado su hotel aquella misma manana, habia estado pegado al telefono de la habitacion de su esposa.

Laureen acabo de hacer las maletas. Mientras las hacia, tuvo que sentarse varias veces. Habia sido una manana agitada. Habia sido enormemente molesto tener a Bridget revoloteando a su alrededor. Al ver los morados en el rostro de Laureen, mas de una vez estuvo a punto de agredir a Bryan fisicamente y no paro de reganarlo. Bryan y Laureen dejaron que pensara lo que quisiera. Gracias a Dios, no se habia enterado de nada de lo que habia pasado el dia anterior.

Al final, Laureen la habia echado con quinientos marcos en el bolsillo diciendole que ella y Bryan tenian mucho de que hablar.

Bridget se habia quedado sin palabras. Aunque era domingo, ya encontraria la manera de gastarselos.

En cuanto Bryan colgo el telefono, este volvio a sonar. Al cabo de pocos segundos empezo a reir. Laureen se estremecio y lo miro asustada cuando el se llevo la mano al costado.

– Era Welles -dijo, y colgo. Laureen asintio, aliviada, aunque sin mostrar demasiado interes-. Queria decirme que ha encontrado a un paciente psiquiatrico en Erfurt de nombre Gerhart Peuckert. -Bryan intento sonreir una vez mas, pero en lugar de ello dirigio los ojos a su camisa con una expresion de preocupacion. Seguia siendo blanca-. ?Que me dices? En Erfurt.

Laureen se encogio de hombros.

– ?Conseguiste el pasaporte?

– Algo que se parece -dijo y marco el siguiente numero-. Cogeremos el tren a Stuttgart y volaremos desde

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