bombas, perros sabuesos, perros de defensa… -La cara se volvio a retorcer en una mueca en el momento en que enderezo la espalda-. Pero aqui, la senora coge y viene con una tropa bastante miserable. Perdonad… -Se apresuro a disculparse y alzo la mano en direccion al primer ministro como para tranquilizarlo-. Me refiero a la Presidenta. A
No daba la impresion de que los presentes cavilaran mucho sobre la respuesta. Al contrario, hasta esos momentos, la conversacion habia versado sobre el enorme grupo de funcionarios norteamericanos que estaban llamando a todas las puertas, que se metian en los despachos, que requisaban los equipos y que, en general, le causaban problemas a la Policia noruega.
– Porque-este-es-un-lugar-seguro -las palabras sonaron muy lentas, y repitio-: Porque Noruega es un lugar seguro. Eso creiamos. Miradnos. -Se golpeo el pecho con suavidad-. Esto es absurdo -repitio en voz baja, mas gente le estaba escuchando atentamente-. Este pequeno apendice del mapa, este…
Le echo un vistazo al mapamundi. Tenia los bordes desgastados. La palabra «Yugoslavia» aparecia en grandes caracteres sobre los Balcanes; Peter Salhus nego con la cabeza.
– La vieja Noruega -dijo mientras pasaba el dedo por su propia patria, de norte a sur-. Llevamos anos alternando entre hablar de la sociedad colorida que hemos creado y entre que nos hemos convertido en una nacion multicultural, y al momento siguiente retomamos el viejo discurso de la paz, la inocencia y la diferencia especifica. No paramos de decir que el mundo se nos ha acercado, al mismo tiempo que ese mismo mundo nos ofende muchisimo si no nos mira exactamente con los mismos ojos con los que siempre nos hemos mirado a nosotros mismos: somos un punto idilico del mapamundi. Un apacible rincon del planeta, rico, bueno y generoso con todo el mundo. -Se mordio una piel seca del labio-. Estamos inmersos en una colision enorme y violenta, y quiero que lo entendais. Este pais esta preparado para enfrentarse a alguna que otra crisis, en la medida en que alguien pueda estar preparado para algo asi. Estamos preparados para enfrentarnos a epidemias y catastrofes. Hay quien piensa que estamos incluso preparados para enfrentarnos a una guerra. -Sonrio debilmente al ministro de Justicia, que no le devolvio la sonrisa-. Pero para lo que no estamos en absoluto preparados es para esto. Para lo que esta sucediendo ahora.
– ?Que consiste en? -pregunto la directora general de Policia, cuya voz era clara y cortante.
– Que consiste en que se nos ha perdido la Presidenta de Estados Unidos.
El ministro de Justicia solto un hipido fuera de lugar, que sono un poco como una risa reprimida.
– Y esto simple y llanamente no lo van a tolerar -dijo Salhus sin inmutarse, y volvio a la silla de la que se habia levantado-. Lo cierto es que los estadounidenses han perdido a algun que otro Presidente a lo largo de la historia, en atentados. Pero nunca, nunca jamas, han perdido a un Presidente en tierra extranjera. Y os puedo asegurar una cosa… -se sento con pesadez-, todos y cada uno de los agentes del Secret Service que andan por aqui haciendoles la vida imposible a nuestros subordinados, se toman esto como algo personal. Muy personal. «This happened on their match»; ha pasado mientras ellos estaban de guardia, y no tienen la menor intencion de cargar con ello. Para ellos esto es peor que… Para ellos es peor que…
Su vacilacion hizo que el primer ministro interviniera con una pregunta:
– ?Con quien…?
– Con nadie.
– ?Con nadie? Pero son un cuerpo policial y…
– Si. Aunque tienen mas responsabilidades, el servicio de vigilancia, los guardaespaldas, constituyen la identidad del cuerpo, y asi lleva siendo desde el atentado contra el Presidente McKinley en 1901. Y con lo que ha pasado esta noche, su identidad ha quedado seriamente amenazada. Tal vez sobre todo porque se debe a un enorme error, cometido por ellos mismos.
La taza del ministro de Justicia seguia tintineando, por lo demas no se oia nada. Esta vez nadie aprovecho la pausa para insertar una pregunta.
– Han evaluado mal la situacion -dijo Peter Salhus-. Muy mal. No somos nosotros los unicos que consideramos este pais como un apacible rincon del mundo, a los estadounidenses tambien se lo parecia. Y lo mas preocupante de todo el asunto, aparte de que la Presidenta se haya esfumado, es que los norteamericanos realmente creyeran que esto era un sitio seguro. Porque ellos estan mucho mas preparados para evaluar una cosa asi que nosotros. Deberian haber calculado mejor, la verdad, puesto que…
– Puesto que tienen un servicio de inteligencia mucho mas desarrollado que nosotros -completo la directora general de Policia.
– Si.
– Ya veo -dijo el primer ministro.
– Exacto -dijo el ministro de Justicia, que asintio con la cabeza.
– Si -dijo Peter Salhus una vez mas.
Y luego se hizo el silencio. Incluso el ministro de Justicia dejo en paz la taza de cafe. La pantalla de plasma de la pared resplandecia en azul y no tenia nada que contar. Uno de los tubos luminosos del techo habia empezado a parpadear, sin compas alguno y sin sonido. Cuando una mosca rompio el silencio con un perezoso zumbido contra el techo, Peter Salhus la siguio con los ojos hasta que el silencio empezo a resultar embarazoso.
– Asi que los norteamericanos no tienen la menor idea de lo que trata este asunto -concluyo el Presidente del Gobierno, y apilo sus papeles sobre la mesa, sin dar mas muestras de querer finalizar la reunion-. Ellos tampoco, quiero decir.
– Yo diria mas bien que no tenian la menor idea-dijo Salhus vacilante-. De antemano, quiero decir. La tarea que tienen ahora por delante es la de analizar las enormes cantidades de material de las que siempre disponen. Analizarlas de nuevo. Colocar las cartas de otra manera y ver que imagen se dibuja al hacerlo.
– Pero el problema -dijo la directora general de Policia dando un ligero manotazo a la mosca, que se estaba poniendo muy pesada- es que tienen demasiadas cartas que colocar.
Salhus asintio.
– No te puedes imaginar cuantas. -Sus ojos parecian secos y se mordisqueaba el pulgar-. A nosotros nos cuesta hacernos una idea de toda la informacion que tienen, y de todo lo que les va a entrar. Cada minuto, cada hora, las veinticuatro horas del dia. Despues del 11-S, el FBI ha crecido una barbaridad, tanto en tamano como en presupuesto. Si antes eran un cuerpo policial relativamente tradicional con claras responsabilidades policiales, por lo general internas, en Estados Unidos, ahora la actividad antiterrorista se traga la mayor parte del dinero y del personal. Y esto, senoras y senores -cogio un retrato oficial de Helen Lardahl Bentley de la mesa-, esto de secuestrar a la Presidenta entra dentro del concepto norteamericano de terrorismo, sin duda. Van a llegar arrasando, que no os quepa duda. Como ya he dicho, lo mas probable es que ya hubiera bastante gente del FBI en el sequito con el que llego la Presidenta. But we ain't seen nothing yet.
Sonrio debilmente y se paso el dedo por debajo del cuello de la camisa mientras miraba la foto de la Presidenta con gesto ausente.
– Segun mis informes, un avion especial aterrizara dentro de tres horas -confirmo la directora de Policia-. Y supongo que despues vendran mas.
El primer ministro deslizo las puntas de los dedos sobre la superficie de la mesa y se detuvo junto a una mancha de cafe. Dos profundos surcos se dibujaban entre los pliegues de la piel donde solo un reflejo de luz revelaba que habia unos ojos.
– Tampoco estamos hablando de una invasion en toda regla -dijo visiblemente irritado-. Haces que suene como si estuvieramos por completo en manos de los norteamericanos, Salhus. Que no quede el menor resquicio de duda -elevo la voz otro poco- de que lo sucedido ocurrio en tierra noruega. Como es obvio no vamos a reparar en gastos ni en esfuerzos, y los norteamericanos seran tratados con el debido respeto. Pero esto es y seguira siendo un caso noruego, para la Policia y el aparato judicial noruego.
– Buena suerte -murmuro Peter Salhus restregandose los nudillos contra la frente.
– Te puedes ahorrar ese tipo de…
El primer ministro se interrumpio a si mismo y se llevo un vaso de agua a la boca. La mano temblaba ligeramente y volvio a dejar el vaso sobre la mesa sin llegar a beber. Antes de que tuviera oportunidad de seguir hablando, la directora general de Policia se inclino sobre la mesa:
– Peter, ?que es lo que estas intentando decir en realidad? ?Que dejemos todo el asunto en manos de los norteamericanos? ?Que renunciemos a nuestra soberania y a nuestra jurisdiccion? No puedes estar hablando en